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Diario vagabundo | 31/07/2025

Las izquierdas desde Luis Villoro

Hugo José Suárez
Hugo José Suárez

Encontré un texto que viene como anillo al dedo en este tiempo electoral en Bolivia. Fue escrito por el filósofo Luis Villoro en el 2001, titula “¿Qué es la izquierda?” (La identidad múltiple, El Colegio Nacional, Ciudad de México, 2025). Retomo literalmente algunos extractos sin más, para que sean digeridos y aprovechados por quienes tienen inquietud en el tema.

“La izquierda política no consiste en la adhesión a un sistema doctrinario (…). Es una actitud común de disrupción ante la realidad social existente, que da lugar a una práctica transformadora; es, a la vez, negación de un orden dado y proyección de otro más racional y humano” (p. 226).

“Lo que dio sentido a la entrega de tantos hombres y mujeres (…) no fue la creencia en una doctrina científica o filosófico. Fue una pasión y una esperanza: la indignación por la estupidez y la injusticia humanas, la urgencia por construir una sociedad fraterna” (p. 226).

“La izquierda en política no es una doctrina, es una elección de vida” (p. 226).

“La confusión de la izquierda con una doctrina ideológica determinada ha sido una de las causas de su perversión. Para ser de izquierda había que abrazar un credo. Quien difería de la doctrina oficial era tránsfuga o reaccionario. De ahí, el sectarismo y la intolerancia” (p. 227).

“Si la izquierda se confunde con una doctrina, sólo quienes la interpretan correctamente pueden dirigirla. Hay un único grupo capacitado para señalar el rumbo político: el que detenta la teoría verdadera. La actitud transformadora de la realidad social se reduce a la adhesión a quienes detentan la doctrina y saben interpretarla” (p. 227).

“La izquierda (…), puede definirse por la actitud y la práctica sociales orientadas por la proyección de una sociedad otra, una sociedad donde se eliminara la dominación” (p. 227).

“Cuando [la izquierda] deja de ser oposición y llega a una posición política en que puede imponer su poder, su gobierno sólo tiene sentido si se ejerce para contribuir a hacer desaparecer las condiciones y estructuras de dominación. Si acaba ejerciendo, a su vez, otro poder impositivo, si olvida su vocación disidente y establece un nuevo sistema de dominio, se traiciona a sí misma y deja de ser izquierda. ¿No es esto lo que ha sucedido en la mayoría de las revoluciones?” (p. 228-229).

“Un programa de acción puede calificarse de izquierda en la medida en que pueda oponer al poder impositivo el contra-poder de los sectores que padecen la dominación” (p. 229).

“La izquierda actual no puede menos de ser un movimiento múltiple, heterogéneo. No hay una clase, un sector privilegiado en la disidencia. No hay vanguardia revolucionaria. Un programa disidente no puede reducirse a una ideología de clase” (p. 230).

“El programa de una izquierda renovada no seguiría un esquema ideológico, dictado por un par de intelectuales ‘orgánicos’. Porque no querría mutilar la multiplicidad de pensamiento disidente al encajarla en un armazón teórico, ni pretendería imponer el interés de un grupo a la diversidad de proyectos de liberación” (p. 231).

En fin, se podría continuar. Pero lo hasta aquí compartido, sobra para que no se nos extravíe la brújula en las elecciones que se avecinan.

Hugo José Suárez es investigador de la UNAM y miembro de la Academia Boliviana de la Lengua.



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