Agradezco a Brújula Digital y al columnista
Cesar Rojas Ríos que comentó el anterior artículo mío la
posibilidad de dialogar sobre este tema. Hoy, en Bolivia hay dos sociedades
civiles superpuestas parcialmente y con grados diferentes de interconexión. Viven en un mismo país, no
necesariamente en una sola economía ni en una misma entidad Estatal.
Expliquemos esto de modo comprensible.
Como ya sostuvimos, del vientre de la Revolución Nacional del 52 nacieron dos hermanas, dos sociedades civiles, una corporativa (la de los sindicatos que hoy están en el MAS-IPSP), y la hermana ciudadana individual, que hoy está en las grandes ciudades. Pero entre ambas hay espacios en transición por tres razones: a) ideológicas (gentes afines al socialismo, comunismo, indianismo, etc.); b) pragmáticas (empleo, etc.); y c) económicas (adecuaciones al capitalismo como en el caso de la enorme ciudad de El Alto).
1. Comparando a las dos hermanas
La sociedad civil sindicalera es Estado-céntrica pues la integración y articulación de sus partes depende de la acción del Estado centralizado, lo que la condena a perder su autonomía (la que es satanizada), y a ser controlada por un Gobierno que tiene la fijación de reproducirse eternamente en el poder con su apoyo electoral.
La sociedad civil ciudadana es socio-céntrica y tiene un extremo que depende del mercado que individualiza fuertemente a las personas, con ideas liberales, el asociativismo voluntario radical, y los claros límites al Estado interventor. En su parte más moderada y numerosa, esta hermana vive en amplios segmentos urbanos de la clase media antigua criolla-mestiza y de la nueva clase media mestizo-indígena incorporada al capitalismo, y en algún segmento con combinaciones de lo individual-colectivo, de lo informal-formal, de lo democrático- autoritario.
2. Las hermanas gemelas y la democracia
Aunque ambas nacieron de un momento violento como el 52, solo la sociedad civil sindicalera guardó en su memoria la imposición, la prepotencia y el abuso como forma de acción política. La hermana ciudadana creció y gradualmente desarrolló con ideas de dialogo, acuerdos, tolerancia y respeto a las leyes.
La hermana sindicalera no tiene mucha posibilidad de crecer más para seguir ganando en elecciones democráticas, pues la presencia de su hermana ciudadana es una muralla ya invencible. Por eso, si quiere crecer, solo le queda el autoritarismo estatal para forzar, silenciar y amordazar a su hermana ciudadana.
Sin embargo, la hermana ciudadana sólo puede crecer desde la individualización, y desde aquí tratar de enlazarse con las partes que aún están en transición, como la ciudadanía alteña, pues solo desde una ciudadanía individual fuerte pueden emerger puentes que fortalezcan los atisbos de autonomía de las gentes que aceptan la cooptación y subordinación al Estado, pues la hermana ciudadana es el espacio donde se forma racionalmente la voluntad política para el bien común que limita las desigualdades y abusos del gobierno y del mercado. Por eso, la hermana ciudadana, entiende a la democracia como el orden político necesario y adecuado para su existencia, pues la sociedad civil ciudadana y la democracia son una unidad indivisible.
3. Las dos hermanas y la Bolivia del siglo XXI
Y cuando la sociedad civil corporativa pudo avanzar lo hizo a costa de estructuras estatales e instituciones democráticas débiles, las de la primera etapa de la democracia actual (1982-2005). Pero después, en la Constituyente primero, en las luchas por el TIPNIS 2011-2012 después, en el Referéndum de 2016 luego, y en noviembre de 2019 finalmente, hizo su clara aparición la hermana joven, pidiendo el derecho de tomar decisiones sobre la Bolivia del siglo XXI.
La instalación y gradual consolidación de la Democracia incluye explícitamente la gestación de nuevos actores y movimientos sociales, y la formación de lo que algunos llaman “esfera pública propicia para la deliberación” y el consenso.
La sociedad civil ciudadana, la de la democrática que va desde 1982 hasta ahora, creció como un tejido complejo de redes y espacios autogenerados, autónomos del Estado y del Mercado, limitados solo por el orden legal. La sociedad civil ciudadana, la hermana joven, está ahora frente a su anciana hermana corporativa, la de los sindicatos que vienen del 52.
En la nueva sociedad civil la red compleja incluye a organizaciones económicas, productivas y comerciales, culturales, religiosas, de derechos humanos, informativas, educativas, de interés grupal, de desarrollo en infraestructura y calidad de vida, temáticas de medio ambiente, de derechos específicos, de defensa del consumidor, cívicas, de anticorrupción, etc. Es decir, las organizaciones clásicas del 52 se quedaron en el IPSP (COB, CSUTCB, Colonizadores, algunas FEJUVES, sindicatos sectoriales de petroleros, fabriles, etc). La nueva sociedad civil, la hermana joven es una trama en pleno desarrollo y que pide su lugar en la construcción de la democracia boliviana del siglo XXI.
Carlos Hugo Laruta Bustillos es sociólogo y Docente Investigador de la UMSA.