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Ágora republicana | 05/09/2023

Las ciudades intermedias están esperando sonrientes

Carlos Hugo Molina
Carlos Hugo Molina

Estudiando el Censo del 2012 encontramos una tendencia por la que, sin existir política pública ni planificación territorial, los jóvenes han decidido migrar para vivir; las preferencias van donde existe conectividad, formación, producción y consumo, expresada en las capitales departamentales, las regiones metropolitanas y algunas ciudades intermedias que reciben a quienes buscan oportunidades. Lo comprobamos en San Ignacio de Moxos, Riberalta, Camiri, San Ignacio de Velasco, Mizque, San José de Chiquitos, lugares que la población proyectada por el INE no coincide con los alumnos matriculados, las atenciones de salud y las dinámicas económicas.

El Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible, CEPAD, la Fundación Solydes, con apoyo de las organizaciones de cooperación municipalista de la Región Autónoma de Extremadura Acodam y Felcode, desde hace 10 años venimos estudiando sistemáticamente el fenómeno de las ciudades intermedias; la investigación ya cubre 25 ciudades, distribuidas en todo el país teniendo carácter paradigmático por corresponder al 50% del universo de las 51 identificadas; se les reconoce esa calidad por tener una población entre 20.000 y 100.000 habitantes, no integran las tres regiones metropolitanas, y expresan una voluntad y cualidad rural y productiva. La investigación incorpora a Tarija y Cobija, que, siendo capitales, debieron integrarse para explicar las dinámicas de sus áreas de influencia territorial.

Para socializar los hallazgos, estamos desarrollando cinco encuentros en ciudades representativas y estratégicas, a partir de San Ignacio de Moxos, Tiwanaku, Cobija, Tarija y Ascensión de Guarayos. En los encuentros, organizados por los gobiernos municipales, compartimos información sobre el estado de las ciudades intermedias a nivel internacional, en Bolivia, y la data que corresponde a cada uno de los municipios estudiados; intercambiamos visiones sobre el desarrollo territorial relacionado con la producción, recibimos retroalimentación de las autoridades locales, líderes departamentales, de la sociedad civil y productores, con sus visiones y protagonismos que articulan territorio con ciudadanía, cultura, turismo, servicios, medio ambiente, institucionalidad, juventud, derechos de la mujer y realidad indígena, criolla y mestiza de la población. Y nos enriquecemos con el acompañamiento de instituciones de desarrollo, proveedoras de servicios y oportunidades, aliadas nuestras en este compromiso por la lucha contra la pobreza y la producción digna, que aportan propuestas fuera de su ámbito de confort y ajustan su narrativa para ser entendidos por la gente en el territorio.

Los grandes números de la geografía resultan provocadores; de 339 gobiernos locales de Bolivia, ninguno de los 256 con población menor de 20.000 habitantes tiene un hospital de segundo nivel; aumenta la preocupación constatar que 63 municipios no llegan a los 5.000 habitantes, dificultándose aún más la provisión de servicios.

Nuestra construcción de ciudades intermedias para lograr eficacia está acompañada de propuestas con calidad de políticas públicas, y en una profundización de la Participación Popular y la autonomía, plantea: revisión de las competencias autonómicas territoriales; constitución de nodos de servicios públicos; articulación territorial entre los nodos, planificando los vacíos sin servicios; estrategias de desarrollo productivo sostenible; ocupación inteligente del territorio aprovechando ventajas competitivas y comparativas; soberanía alimentaria con competitividad; aceptación que somos un país de gran extensión y bajísimo mercado interno, que necesita exportar para sobrevivir.

Sin estas medidas, sumándole justicia, seguridad jurídica y cohesión social que supere la violencia nefasta del bloqueo, no podremos equilibrar la tendencia de América Latina, agudizada por la pandemia, de vivir en ciudades con abandono del campo al ofrecer las ciudades economía de escala, universalización de servicios básicos y democratización de oportunidades; y nosotros seguimos sin políticas para el desarrollo de ciudades y con la paradoja, complejísima, que el Estado se organiza sobre una ideología originaria indígena campesina, mientras la población vive mayoritariamente en ciudades, con necesidades insatisfechas y oportunidades urbanas desaprovechadas.

Para ampliar la información de quienes tengan interés, la investigación se encuentra sistematizada en la página www.ciudadesintermedias.org.bo, y las ciudades estudiadas son: Mizque, San José de Chiquitos, Sorata, Riberalta, Tarija, Rurrenabaque, Uyuni, Tupiza, Villamontes, Yapacaní, Challapata, San Ignacio de Velasco, Camiri, Yacuiba, Ascensión de Guarayos, Zudáñez, Llallagua, Punata, Tiraque, Tiahuanaco, San Ignacio de Moxos, Caranavi, Samaipata, Cobija y Tarabuco.

Este periplo por las primeras cinco ciudades seleccionadas terminará el 18 de septiembre. Al concluir me será muy grato compartir el aprendizaje que tuvimos con la gente.



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