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Oveja Negra | 01/09/2023

La razón cínica de Evo Morales

Eduardo Leaño
Eduardo Leaño

Adoptamos y adaptamos el título del libro de Peter Sloterdijk, pero en esta oportunidad el sentido que le asignamos es menos filosófico y más empírico. El cinismo antiguo era una doctrina filosófica formada por discípulos de Sócrates a mediados del siglo IV a.C.; Antístenes y Diógenes de Sinope fueron algunos de los principales filósofos de esta escuela que promovían el desarrollo de una vida en permanente contacto con la naturaleza, consideraban que la civilización era un mal para el hombre, valoraban la libertad y el culto a la sabiduría, despreciaban las cosas materiales, evitaban el placer para no convertirse en sus esclavos y pensaban que todo esto conducía a que los individuos logren la felicidad.

Con el tiempo, esta idea fue mutando de sentido, actualmente el cinismo se asocia con una conducta que se distingue por la falta de vergüenza que muestra una persona al mentir sobre algo o bien el descaro que exhibe al presentarse como defensor de alguien o algo que expresa un comportamiento reprochable. En esta ocasión, distantes del loable cinismo antiguo, analizaremos la censurable conducta de Evo Morales en el contexto del cinismo moderno.

En el mes de septiembre de 2022, descaradamente y sin ninguna autoridad ética, Evo Morales denunció supuestas coimas en la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC); según su acusación, la empresa implicada en el supuesto acto de corrupción fue la china Harbour Engineering Company-Chec y uno de los titulares de la empresa estatal, Henry Nina, quien se benefició con pagos por la construcción de un tramo de la carretera Sucre-Yamparáez, en el departamento de Chuquisaca.

En el gobierno de Morales, YPFB fue víctima de varios escándalos de corrupción, el primer presidente interino nombrado en 2006, Jorge Alvarado, fue acusado de firmar con una empresa un contrato irregular de exportación de petróleo a Brasil y causar una pérdida de 39 millones de dólares al Estado. El caso no fue investigado y Alvarado fue designado embajador de Bolivia en Venezuela, donde permaneció seis años, y posteriormente fue presidente de la empresa Misicuni. En la gestión de Santos Ramírez como presidente de YPFB (2008-2009), se presentó uno de los peores escándalos de corrupción, dos cuñados de Ramírez recibieron del empresario Jorge O’Connor una coima de 450 mil dólares, destinada a él, por haber adjudicado la construcción de la Planta Separadora de Líquidos (Río Grande-Santa Cruz) a la empresa Catler Uniservice O’Connor. Otros escandalosos casos de corrupción en el gobierno de Morales fueron el de Camce, las barcazas chinas, el Fondo Indígena, el Quiborax y tantos otros. Así, el cinismo de Evo Morales consiste en mostrar la paja en el ojo ajeno y ocultar la viga en su propio.

Otra conducta cínica del líder del MAS se presentó cuando en mayo de este año recomendó al presidente Luis Arce recuperar el fortalecimiento de la economía del país, acelerando y transparentando la inversión en la industrialización para que los proyectos de gran impacto estén en marcha para el bicentenario. Hay que ser muy descarado para atreverse, con sus limitados conocimientos de anodino bachiller, a formular sugerencias al otrora elogiado ministro de finanzas y experto economista quien realizó estudios de postgrado en el exterior. Esto es cinismo: el bárbaro enseñando al letrado.

Finalmente, otro acto de reprochable descaro puede advertirse cuando el expresidente Evo Morales, en un gesto de “indignación”, lamentó recientemente que los demás países de la región critiquen a Bolivia y lo llamen “narcoestado”, destacando que el gobierno protege esta actividad ilegal y que nunca denominaron al país de esa manera durante su gestión. Esta aseveración la realizó Morales luego de la difusión de un video del narcotraficante uruguayo, Sebastián Marset.

El cínico Morales olvida que, en julio de 2010, durante su gestión, su chamán (sacerdote aymara) Valentín Mejillones, que le invistió como líder indígena en una ceremonia en 2006, fue arrestado tras hallarse en su domicilio una fábrica de cocaína y 350 kilos de la ilegal sustancia. Este solo hecho muestra al exmandatario como carente de autoridad moral y el cinismo de condenar el narcotráfico, a despecho de los malos antecedentes, es únicamente para ocultar sus propias culpas.

Así, en el actual contexto político, la razón cínica de Evo Morales se distingue por ser una relación de maniobra y ardid político (estrategia y táctica, instrumentalismo y pragmatismo) orientados a desgastar al gobierno; pero, al parecer los resultados son adversos.

Eduardo Leaño es sociólogo.



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