La quinua ¿está pasando de moda?

Durante el 2022 pudimos leer y escuchar distintas noticias sobre la reducción de exportaciones de quinua y también una reducción en la producción y rendimientos de la quinua en Bolivia. Al parecer, también Perú está atravesando dificultades para promover mercados para este cultivo.

Hace unos 10 años, la quinua se ha convertido en un ingrediente popular en muchos platos modernos debido a su alto valor nutricional, versatilidad y sabor único. El mercado mundial de la quinua está creciendo, con un aumento de la producción de más del 500% en la última década. Pero ahora ya no es un cultivo exclusivo de Bolivia y Perú. Países europeos y hasta China ya la producen.

Es un grano altamente nutritivo, rico en proteínas, fibra dietética, vitaminas y minerales. Es una proteína completa, lo que significa que contiene los nueve aminoácidos esenciales, lo que la convierte en un excelente sustituto de la carne en platos vegetarianos. La quinua también es baja en calorías y en grasas. Esto lo convierte en una opción popular para los consumidores conscientes de la salud, así como para aquellos con dietas especializadas.

Con este crecimiento se hizo más disponible en los supermercados y tiendas especializadas de todo el mundo, y muchos restaurantes la incluyen en sus menús. Con su impresionante perfil nutricional, versatilidad y sabor único, se esperaría que la quinua continúe en una buena posición para seguir siendo un ingrediente popular en los próximos años.

La producción de quinua en Bolivia creció significativamente durante la última década. Esta producción se concentró en los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí en las tierras altas de la Cordillera de los Andes. La producción es realizada principalmente por pequeños agricultores, quienes utilizan métodos "tradicionales" y reducida tecnología.

A partir del 2021, el gobierno ya identificó la reducción de las exportaciones de quinua y que ha hecho que Bolivia deje de ser el principal proveedor mundial de ese cereal en el mercado internacional. La baja demanda produjo una reducción en la producción en casi la mitad. Adicional a esto, la producción se volvió monocultivo y empezó a afectar zonas de bofedales. El 2009, la producción de quinua en Los Lípez, Potosí, al sur de Bolivia, sufrió una reducción de 50% causada por la sequía, cuyos efectos se agravaron por el deterioro de los suelos.

Hoy el panorama es diferente hasta para Perú, país que también ha reducido su exportación y la demanda ya no crece al igual que la producción, y lo que es peor, vienen registrando caídas. Las exportaciones han tenido  una caída del 15% respecto al 2021 y durante el 2022 también cerraron con disminuciones.

En el pasado quedan los días donde este cultivo de la sierra y el altiplano generó expectativas en los agricultores. Para un entendido en el tema en Perú, la quinua está pasando de moda y le falta “otro empujón” como el registrado en el 2013. Por ello existe la sugerencia de desarrollar campañas de promoción y de esa manera elevar el consumo a nivel mundial de dicho grano.

Quizás es momento de dejar el romanticismo respecto a solo producir quinua real y buscar generar nuevos híbridos, adaptados a suelos más salinos, sequías o incluso con resistencia a las plagas, con opción de rotar con algún otro cultivo. Esta es solo una sugerencia muy básica que demanda conectar más sectores, planificar mercados, tecnología e incorporar hasta tecnologías disruptivas.

Pero la clave es querer hacer las cosas de manera diferente y mejorar, sin tener que hacer caso ciego a lo que digan ideologías sin fundamento y alentar el consumo interno. Tal pareciera que los bolivianos no valoramos la capacidad de diversificar nuestra alimentación o no queremos incorporar mejores tecnologías y nuevas variedades para producir mejores alimentos, reduciendo los impactos al entorno natural en beneficio de muchos.

Cecilia González Paredes M.Sc. 

Especialista en Agrobiotecnología