El reciente comunicado emitido por el
Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, fechado el 02/04/2024, sobre
los 69 ciudadanos bolivianos varados y en proceso de deportación desde
Barcelona, España, ha revelado una carencia notable de empatía y acción
diplomática. De manera indolente, la Cancillería ha desplazado la
responsabilidad hacia los afectados, culpándolos por carecer de la
documentación necesaria.
Los bolivianos, en un viaje en crucero hacia el puerto de Barcelona, probablemente no tenían la intención turística de admirar la arquitectura de Gaudí en el templo expiatorio de la Sagrada Familia, sino que al parecer buscaban ingresar a Europa con propósitos migratorios.
Así se convirtieron en víctimas de una agencia de viajes que, aprovechando su confianza, los puso en una situación vulnerable. El plan no salió como esperaban debido a una operación fallida montada por individuos inescrupulosos que jugaron con sus sueños y que deben ser identificados y sancionados debidamente.
La recomendación paternalista de verificar los requisitos migratorios antes de viajar, destacada en la redacción del comunicado oficial de Cancillería, demuestra una falta de comprensión y solidaridad con la difícil situación de estos bolivianos.
Asimismo, este incidente refleja las deficiencias en el trabajo diplomático de la Cancillería respecto a Europa durante los últimos años, especialmente en lo que respecta a la negociación para la exención de la visa Schengen.
Esta exención facilitaría enormemente el turismo y otros intercambios culturales y económicos para los bolivianos, alineándolos con ciudadanos de 23 países de América Latina y el Caribe que ya gozan de este beneficio gracias al buen trabajo de su diplomacia.
En el caso boliviano, este mes de abril se cumplirán nueve años desde que se presentó oficialmente la solicitud para la exención de la visa Schengen, un trámite que suele demorar cuatro años. Parece evidente que aún no hemos calificado en las exigencias, algunas de ellas muy técnicas, como la calidad biométrica del pasaporte basada en estándares internacionales, además de estadísticas migratorias y respeto a los derechos humanos, entre otros puntos.
Lo más pernicioso es el manejo desatinado de nuestras relaciones internacionales que, en 2008, con Evo Morales y David Choquehuanca, nos llevó a rechazar ser parte del Acuerdo Multipartes con la UE, que probablemente habría ayudado a una mejor consideración en la solicitud.
El año pasado el vicepresidente David Choquehuanca se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, y le solicitó viabilizar la exención del visado Schengen. Pero eso no es suficiente, es crucial un seguimiento minucioso, especialmente un lobby diplomático ante las autoridades europeas, tanto en Bruselas como en La Paz, para garantizar un proceso efectivo y exitoso.
Situaciones como la presentada en Barcelona no solo dañan la imagen del país sino que desnudan la inoperancia de nuestra diplomacia y ponen al descubierto a las mafias que penetran instituciones y engañan a bolivianos. Ya no solo necesitamos un cambio estructural en Cancillería, el país grita en silencio por la urgencia de una nueva administración.
Javier Viscarra es abogado, periodista y diplomático.
@brjula.digital.bo