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31/03/2024
El Tejo

La esperanza de la resurrección

Juan Cristóbal Soruco
Juan Cristóbal Soruco

Para los cristianos, especialmente los católicos, la rememoración de la resurrección de Jesús, que se celebra hoy, es fundamental. San Pablo afirma que “(…) si Cristo no resucitó, entonces vana es nuestra proclamación y vana también la fe de ustedes” (I Corintios).

Pero esta rememoración no es sólo un tema de carácter religioso. Tiene relación con la necesidad de los seres humanos de explicar el sentido de la vida que trascurre enfrentando sucesivas etapas que van variando con el tiempo y ante las cuales es necesario adecuarse. De una u otra manera, debemos tener la capacidad de ir resucitando en forma permanente para adecuarnos a una realidad que exige, para sobrevivir, mayor compromiso.

Pensar en esa dimensión nos permite, pese a todas las presiones en contra, que nazcan esperanzas en el futuro, incluso observando las regresiones que se presentan en todo el planeta en tiempos de cambio como los actuales. De una u otra manera, estoy convencido de que el mundo es mejor hoy que hace 100 años, y es un mundo que surgió de la segunda guerra mundial y que, pese a sus limitaciones, abrió el tiempo en el que más se avanzó en la formulación de los derechos humanos, el control del autoritarismo y de expresiones como el racismo, y la exclusión, proceso acompañado, además, por la revolución cibernética.

Pese a ello, tenemos que soportar que, en parte, por influencia de esos cambios y las crisis económicas, reaparezcan propuestas totalitarias de diversos signos ideológicos, pero coincidentes en su desprecio por la democracia y la participación ciudadana, que incentivan una pérdida de fe en nosotros mismos. Sin embargo, aquí viene, con la sabiduría milenaria del cristianismo, la fe que en que siempre se puede mejorar; en que podemos resucitar.

Obviamente, en Bolivia no somos ajenos a esa realidad. Además, estamos afectados por la forma grotesca en que va muriendo el proyecto del MAS que en 2005 consiguió el apoyo de la mayoría electoral esperanzada en vivir mejores días, pero que se ha convertido en un proyecto de poder al servicio de su caudillo de turno. Agonía que, además, muestra expresiones lujuriosas e impúdicas como se vio en el festejo de un sector del MAS celebrando su fecha de fundación o en la vil imputación a un ingeniero que demostró que hubo fraude en 2019 o en su servil alineamiento con el corrupto régimen venezolano.

Desde el lado opositor, preocupa el aumento de mensajes apoyando viejas dictaduras y viejos dictadores, o que sueñan con que en el país aparezca un Bukele o un Milei, o incentivan a dar muerte a los “izquierdistas” (incluyendo a todas las expresiones de esta corriente universal y legítima). También personas que mandan cartas, por sí y ante sí aunque afirman representar a la ciudadanía, a los organismos financieros para que no presten dinero al país o, la tuti, otras que piden disculpas a organizaciones políticas con las que simpatizan por la actitud del gobierno con ellas.

En este escenario y en este domingo de resurrección, debemos impulsar a que resucite la esperanza en la democracia y la pacífica convivencia. Lo hemos podido hacer en el pasado. ¿Por qué no podremos hacerlo ahora?

Felices Pascuas de Resurrección.

Juan Cristóbal Soruco es periodista.



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