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En perspectiva | 06/06/2025

La dura ruta que propone el FMI para Bolivia

Mónica Salvatierra
Mónica Salvatierra
Nos satisface anunciar que la reconocida periodista Mónica Salvatierra se suma desde esta semana a la sección de Opinión de Brújula Digital con su columna "En perspectiva", que se publicará cada miércoles.
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El informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre Bolivia es contundentemente duro. En líneas generales, el organismo dice que los desequilibrios macroeconómicos han alcanzado niveles agudos, traza una ruta para salir de este momento y advierte que se acaba el tiempo para hacerlo.

La realidad actual está descrita en el informe sobre Bolivia, recientemente publicado. El diagnóstico muestra un déficit fiscal que bordea el 10% del PIB, la escasez de carburantes, la elevada cotización del dólar, la caída de inversiones, la disminución de importaciones de bienes de capital que, sumado a otros factores, está llevando a una parálisis del sector productivo, lo que redunda en un incremento del subempleo informal, el desmoronamiento de las Reservas Internacionales y un gasto corriente público que ha seguido en ascenso, pese a que los ingresos se redujeron significativamente. Bolivia está en uno de sus peores momentos económicos. Por eso, la ruta de salida que traza el FMI es durísima y recorrerla tomará al menos dos años.

El diagnóstico y el pronóstico, son peores que los que van dando los especialistas y también los candidatos a la Presidencia, que no están pintando la cruda realidad en sus discursos.

En base a lo que dice el FMI, podría decirse que hay que hacer todo al revés de lo que está haciendo el Gobierno. Además, según este organismo hay que tomar medidas muy duras, aún a sabiendas de que los más pobres serán los más afectados, por lo que recomienda también que haya políticas de mitigación para la población más vulnerable.

¿Qué pasos debería dar Bolivia? En primer lugar, la eliminación del subsidio a los carburantes de manera que el precio esté alineado con el costo. Asimismo, aconseja en una etapa posterior, que los combustibles deberían ser gravados para compensar su externalidad ambiental.

Debido al impacto social previsible, el FMI recomienda utilizar el equivalente al 30% de lo que hoy se paga en el subsidio a los hidrocarburos para generar un fondo de compensación que beneficie mayoritariamente a la población más pobre del país.

Que el Gobierno gaste más de lo que le ingresa es una de las principales vulnerabilidades detectadas por el FMI. Además del subsidio a los combustibles, el organismo detecta que bajaron los ingresos, pero subió el gasto corriente del Estado y que los salarios públicos en Bolivia son mayores que en países de la región. Por eso sugiere revisar las políticas de compensación en las agencias del sector público no financiero (NFPS), limitar el crecimiento de los salarios reales y eliminar el bono extraordinario de fin de año (doble aguinaldo). Asimismo, propone mejorar la calidad y transparencia de la inversión pública.

Otra recomendación es la devaluación del dólar, de manera que la cotización sea fluctuante en función del mercado, pero que tras la decisión sea superior a lo que cuesta la divisa en el mercado paralelo (ahora por encima de Bs 16). El FMI advierte que la eliminación del subsidio y la devaluación harán que se dispare la inflación, pero señala que esto ayudará a estabilizar la macroeconomía, aumentar la competitividad, atraer inversiones y a evitar el contrabando. No obstante, también dice que la inflación de dos dígitos puede durar hasta 2027, lo que deja claro que la crisis económica dura tendrá un periodo al menos de dos años.

En el sector financiero, el FMI recomienda eliminar los límites a las tasas de interés, así como evaluar la implementación de controles para evitar la salida de dinero hacia el exterior. También sugiere establecer mayores controles para las transacciones en moneda digital porque -como se manejan en la actualidad- pueden favorecer la fuga de capitales. Aconseja aplicar más fiscalización sobre el sistema financiero y advierte que Bolivia puede entrar en una zona gris si no ejerce un mayor control sobre el lavado de dinero.

En materia tributaria plantea eliminar las exenciones fiscales sobre importaciones y el IVA, aumentar el Impuesto al Valor Agregado y ampliar la base de este tributo. También aconseja que, ”con el tiempo, los esfuerzos por fortalecer la administración fiscal y aduanera apoyarán la movilización de ingresos y se podría considerar la introducción de un impuesto sobre la renta progresivo y la expansión de los impuestos sobre la propiedad”. Hay que recordar que el año 2003, Gonzalo Sánchez de Lozada no pudo aplicar esta medida, debido a las protestas sociales.

En cuanto a los bonos, el FMI recomienda revisar quiénes son los beneficiarios, para que sean menos costosos para la administración de recursos público. Hace notar que el Gobierno planea hacer un censo de pobres.

Pone especial énfasis en que los recursos de la Gestora Pública en este momento son parte del sustento para solventar el déficit fiscal, por lo que aconseja mayor independencia de esta entidad, además que pueda diversificar sus inversiones en el ámbito público, privado, sin descartar la participación de activos extranjeros.

El FMI le da la razón a los empresarios privados que estuvieron demandando que se acabe la restricción a las exportaciones, las bandas de precios y las cuotas de crédito. Propone que haya nuevas reglas para inversiones en extracción de recursos naturales que, además salvaguarden el cuidado medioambiental.

Tiene un acápite especial para la lucha contra la corrupción y dice que los actuales controles no son suficientes. Demanda independencia judicial y ley de acceso a la información pública.

Varios candidatos del bloque liberal proponen tocar las puertas del FMI para acceder a fondos que permitan estabilizar la economía. No dicen cuán duras serán las condiciones. Por eso, a falta de sinceridad de los bolivianos que aspiran a gobernar, el organismo trazó la ruta que deben seguir para acceder a esos recursos.

Lo que queda claro es que el Gobierno solo ha aprobado medidas para soportar la crisis, ya que la corrección del momento actual demandará fuertes sacrificios. Los más pobres serán los principales afectados. Este camino será tortuoso, no solo por los ajustes sino porque habrá resistencia política y social.

Es tiempo de sincerar lo que se viene. No es tiempo de lanzar consignas engañosas. Lo de Bolivia no se resolverá en 100 días o hasta Navidad. Tampoco se saldrá matizando el actual modelo económico, como pretenden los candidatos del bloque popular.

Mónica Salvatierra es periodista.



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