A medida que
salen a la luz más estudios sobre la microbiota, vamos entendiendo mejor como
se relaciona esta con distintas enfermedades como el Alzheimer y hasta el
Parkinson.
La microbiota es el conjunto de microorganismos, como bacterias, hongos, virus y parásitos, que viven en nuestro cuerpo y que pueden colonizar la piel, el aparato digestivo, la boca, el aparato genital y otras partes del cuerpo. También se la conoce como flora intestinal, microflora o microbiota, dependiendo de la zona específica del cuerpo donde se encuentra.La composición y diversidad de la microbiota influye en la salud y el bienestar de una persona.
Si bien la evidencia que favorece un vínculo entre el eje microbiota-intestino-cerebro y la enfermedad de Alzheimer continúa creciendo, el mecanismo exacto detrás de la relación aún no se ha descrito con total detalle. Por ahora, el estudio de asociación más grande del genoma de microflora intestinal humana, realizado por un equipo de investigadores de los Estados Unidos, buscó una relación más explícita entre la enfermedad de Alzheimer y la mezcla de organismos que viven dentro del sistema digestivo.
Su análisis descubrió no solo una conexión genética entre diferentes géneros de bacterias intestinales y un diagnóstico de Alzheimer, sino también un vínculo entre los microbios y un factor de riesgo genético para el trastorno neurodegenerativo.
Los estudios revelaron una reducción en la diversidad de microbios intestinales en individuos diagnosticados con la afección, mientras que análisis de laboratorio mostraron que las bacterias intestinales pueden liberar químicos que podrían inducir señales inflamatorias dañinas en el cerebro.
De manera más precisa, es un gen involucrado en el movimiento de grasas a través de la sangre conocido como apolipoproteína E. De las tres versiones encontradas en humanos, una variante conocida como E4 parece ser una riesgo genético para el Alzheimer. Si bien aún este mecanismo no está del todo claro, hay buena razón para sospechar que tener al menos una copia de APOE E4 podría tener cierta influencia sobre la composición de nuestros ciudadanos microbianos.
Entre las especies microbianas, sobresale una variedad de Actinobacterium, llamada Collinsella, la cual no solo está asociada con el Alzheimer y la variante APOE, sino también con la artritis reumatoide, la aterosclerosis y la diabetes tipo 2.
Los científicos han estimado que alrededor del 70% del sistema inmunológico vive en el microbioma intestinal. La función del sistema inmunitario es protegernos de los invasores, distinguir las células de nuestro propio cuerpo de otras que no nos pertenecen. Debido a que la inflamación es la raíz de tantos problemas, resolverla a través de medios naturales mejorará la salud intestinal de muchas maneras.
Lo que comemos y bebemos afecta directamente nuestro microbioma intestinal. Por lo mismo una dieta diversa de alimentos integrales, verduras y fruta en moderación que alimente a las bacterias buenas en el intestino es la mejor manera de minimizar la inflamación y mantener un microbioma intestinal saludable.
Los alimentos probióticos contienen bacterias vivas, por lo que comer alimentos probióticos abastece al intestino con estos microorganismos de apoyo. Los alimentos ricos en probióticos incluyen: yogur, kéfir, encurtidos, chucrut, kombucha, masas madre (fermentadas). El desafío está en mejorar nuestros hábitos o prepararse económicamente para todo el gasto que tendrá que afrontar en un futuro no muy lejano.
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología