Crónica de un avasallamiento anunciado: se produjo lo que desde hace tiempo sabíamos que iba a suceder y que confirma una vez más el carácter avasallador y autocrático de los gobiernos del MAS, que no respeta los derechos humanos, ni la propiedad, ni las libertades, ni las leyes, ni la Constitución, ni las normas de convivencia ciudadana.
Este es un gobierno que alienta el avasallamiento de tierras y terrenos en todos los rincones de Bolivia, y con la misma violencia y prepotencia, avasalla y divide también a las organizaciones sociales cuando no puede comprar a sus dirigentes, como ha hecho con la COB, la FSTMB, la FSUTCB y otras que apoyan el autoritarismo que sus predecesores combatieron a lo largo de la historia, y ahora besan la mano (o amarran los huatos) de quienes los humillan ignorando una historia de luchas anterior a la domesticación y el sometimiento.
La Casa de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDHB), la única organización independiente de defensa de los derechos humanos en nuestro país, ha sido avasallada con violencia el viernes 2 de junio pasado, por un grupo digitado desde el ministerio de la Presidencia, por un personaje nefasto con antecedentes criminales, el “Satuco” Torrico, que funge como viceministro. El masista, con su grupo de choque, ha sido responsable de atacar con violencia manifestaciones ciudadanas pacíficas y patear mujeres en el suelo. En las campañas electorales de Evo Morales los “satucos” pintaban en las noches las paredes de la ciudad con lisonjas a su jefe máximo. La recompensa del viceministerio de “Coordinación y Gestión” le ha permitido infiltrarse de manera oportunista en el sector del MAS que detenta el poder.
La APDHB tomó conocimiento hace varios meses de la correspondencia entre el “Satuco” Torrico y Edgar Salazar, otro militante del MAS del sector de Evo Morales, quien ha estado obrando en la sombra para fraguar con apoyo del aparato del gobierno, papeles que lo acrediten como presidente de la APDHB, cuando todo el país sabe que esa responsabilidad la tiene Amparo Carvajal Baños, no solo por decisiones del congreso más reciente de la organización, sino por su papel histórico en la defensa de los derechos humanos.
Desde hace cincuenta años Amparo ha realizado un trabajo de hormiga en apoyo de todos los perseguidos y detenidos políticos, incluyendo Evo Morales y García Linera antes de que lleguen al poder con la arrogancia y prepotencia que los caracteriza. Amparo visitaba a todos los detenidos políticos de las dictaduras militares, y lo ha seguido haciendo en tiempos de la autocracia del MAS. Poco a poco sus responsabilidades crecieron para seguir la huella de quienes la precedieron a la cabeza de la APDHB: Julio Tumiri, Gregorio Iriarte, Waldo Albarracín, Rolando Villena, Yolanda Herrera, entre otros.
La Casa de los Derechos Humanos en la Av. 6 de Agosto de La Paz, ha sido el epicentro de la defensa de los afectados por los abusos de poder. Sus puertas estaban siempre abiertas para todos los que buscaban justicia. Ahí mismo funciona la APDH de La Paz, que cada día procesaba demandas de ciudadanos y comunidades. Allí se recibieron los primeros testimonios de las víctimas de Senkata, antes de que el régimen sobornara a los dirigentes de ese grupo manipulado y convertido en un instrumento prebendal. Todos los archivos que contienen información confidencial están en grave riesgo en manos de los avasalladores pagados por el régimen.
El rechazo a la toma arbitraria de la Casa de los Derechos Humanos ha sido unánime en Bolivia. Las organizaciones de defensa de la democracia han manifestado su apoyo a la APDHB que preside Amparo Carvajal, quien mantiene una vigilia permanente en la puerta de la institución. Por una parte, el Comité Ejecutivo Nacional de la APDHB y las APDH departamentales, por otra el Comité Nacional de Defensa de la Democracia (CONADE), UNITAS, CEJIS, CEDIB, Jubileo, CISEP, la Conferencia Episcopal, las organizaciones nacionales y departamentales que agrupan a los periodistas de Bolivia, entre muchas más.
Llama la atención el silencio cómplice de organizaciones internacionales como la CIDH y la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), de la que la APDHB es el único miembro en Bolivia, tan rápidas para apoyar al régimen autoritario de Evo Morales y su sucesor, y tan lentas en manifestarse en favor de los derechos de los ciudadanos y de las organizaciones que los representan.
También duele la indiferencia y la hipocresía de la Unión Europea y de Naciones Unidas, que no cumplen con su obligación explícita de defender los Derechos Humanos, y cuyos representantes locales transan con los gobiernos autoritarios con la esperanza de recibir el Cóndor de los Andes cuando se vayan del país a otro destino mejor, y más tarde a una cómoda jubilación al cabo de una carrera burocrática inocua.
@AlfonsoGumuco es escritor y cineasta