Se está gestando de manera creativa la Región
Amazónica integrada por los departamentos de Pando, Beni y La Paz; existe un
movimiento en el vecindario internacional que tendrá que ser aprovechado con el
próximo funcionamiento del “Terminal Portuario de Chancay”, puerto peruano
multipropósito ubicado 70 kilómetros al norte de Lima. Ese puerto movilizará
carga en contenedores, carga general, carga a granel no mineral y carga
rodante, convirtiéndose en un “hub” regional de comercio y nodo sudamericano
marítimo hacia el Asia y Oceanía.
“La posición geográfica, conectividad actual y futura del puerto de Chancay contribuirán al descongestionamiento de otros centros de manejo portuario al brindar menores tiempos, mayor eficiencia y mejores condiciones competitivas para los usuarios, dinamizando la economía del país, impulsando las exportaciones y generando nuevas oportunidades de negocio”, dice la información oficial.
Este puerto privado de uso público está modificando las relaciones entre Brasil, Bolivia y Perú y es una de las razones del interés brasileño para acelerar el puente de Guayaramerín. El acortamiento de distancias y el uso de todas las carreteras que lleguen al Océano Pacífico para el traslado de la producción brasileña, abre, una vez más, posibilidades para Bolivia.
En esa lógica, el aeropuerto internacional Capitán Aníbal Arab, de Cobija, adquiere una ubicación estratégica.
Con la visión de integración y desarrollo que se debate en el Beni a partir de la investigación de Acción Social, y que está siendo acompañada por el CEPAD y las universidades Univalle, del Beni y Gabriel René Moreno, de Santa Cruz, se han ejecutado la última semana debates, conversatorios y encuentros académicos, institucionales, políticos y empresariales, esta vez en San Ignacio de Moxos, Riberalta, Guayaramerín, San Borja y Cobija. El viaje por tierra que iniciamos desde Santa Cruz para sumarnos en Trinidad al equipo de trabajo beniano y para llegar hasta Cobija permitió una verificación del estado de las carreteras y los servicios existentes en el recorrido.
Constato una dinámica motivante en los encuentros, por el nivel académico en el que se expresa y por la oportunidad de las ideas que se están proponiendo. La lista de las tareas que deben ser ejecutadas, las necesidades que necesitan superarse y los acuerdos que son imprescindibles, están en la consciencia de los actores con los cuales hemos tomado contacto. Se identifica la crisis de la economía nacional e internacional al mismo tiempo que se proponen alianzas público privadas para continuar con un trabajo imprescindible que fortalezca los instrumentos productivos en materia agrícola, ganadera, forestal, de conservación y mantenimiento de las riquezas y potencialidades de la Amazonía boliviana.
El debate del Plan de Uso de los Suelos (PLUS) en el Beni y el ajuste que se está iniciando al PLUS pandino luego de 25 años es un buen momento para sincerar las posibilidades reales de un escenario que puede iniciar un nuevo ciclo de desarrollo integral. A las potencialidades naturales de la castaña, la madera, la ganadería, la agricultura y el turismo, se suman la novedad productiva del café, el asaí, el copuazú, el mejoramiento genético, la incorporación de calcáreos a la tierra para corregir el ph, y la aprobación de un modelo de gestión regional que responda a la realidad y la necesidad.
Las maneras actuales de administración del territorio que tiene Bolivia y las que necesita la Amazonía, no son compatibles para lograr eficacia en este momento. Una visión desde el gobierno central, tentado a la intervención ignorante, sumadas a las corrientes internacionales de conservación y las propuestas de desarrollo que demandan sinceramiento productivo, deben encontrar un escenario maduro, responsable y propositivo. A ello habrá que sumarle el interés creciente de la población boliviana que supone, cree y quiere constatar con migración, que los polos de Riberalta y Cobija, son de verdad, ámbitos para la esperanza. Falta escuchar al norte del departamento de La Paz, su opinión y su compromiso.
Lo repito, estamos frente a la consolidación de un espacio territorial de desarrollo sostenible que puede abrir una nueva perspectiva de producción para el futuro de Bolivia.