Querido José María:
Espero que esta carta te encuentre bien y trabajando duro, como siempre, labrando tu tierra cerca de El Alto. Hoy necesito comunicarte una información importante que descubrí tras consultar con mi abogado, como me lo pediste, sobre la posibilidad de hipotecar esa tu propiedad agraria.
Lamentablemente, he descubierto que, por ley, tu propiedad no puede ser hipotecada ni dividida como habías planeado. Esto significa que no podrás obtener el crédito necesario para comprar ese tractor usado que tanto necesitas para aumentar tu producción. Además, estás obligado a despedir a las personas que ya habías contratado para las labores del campo, ya que sin el crédito, no podrás pagarles.
Mi abogado también me dijo que tu tierra es de propiedad individual con protección del Estado y es tuya siempre que cumplas con algunas condiciones del gobierno. Es tierra que no se puede dividir, no se puede embargar, no paga impuestos, pero se puede heredar o vender cumpliendo con varios requisitos legales.
Pero aquí vienen los problemas, José María. No puedes dividir tu tierra ni venderla en partes. Aunque puedes dejarla a tus hijos como herencia, ellos no pueden recibirla dividida. Además, la persona que quería comprar una parte para construir casitas económicas tampoco puede hacerlo. Esto te hubiera dado un buen dinero, porque tu tierra está muy bien ubicada cerca de la ciudad.
Como no se puede embargar, tampoco puedes sacar ese crédito que tanto querías. Ningún banco te va a prestar dinero sin una garantía segura. Y lo de heredarla también está complicado porque tus hijos, que educaste con tanto esfuerzo, no quieren seguir siendo campesinos y prefieren vivir en la ciudad. Cuando ya no estés, es muy probable que esa tierra quede abandonada.
Parece que la única opción que te queda es vender toda la tierra, pero por muy poco dinero porque con todas estas restricciones, solo puede ser utilizada para la agricultura pequeña y su valor no puede aumentar. Mientras tanto, terrenos cercanos sin estas limitaciones valen mucho más. El hecho de no pagar impuestos no ayuda, porque tu tierra solo sirve para pasar de campesino a campesino sin aumentar su valor.
Lo peor de todo, José María, es que legalmente, con todas estas limitaciones, no eres realmente dueño de tu tierra. Te explico, uno es dueño cuando tiene la posibilidad de usar, disfrutar y disponer libremente del bien bajo su propiedad. Resulta que con todas las limitaciones que te he comentado, no puedes usar la tierra a tu conveniencia, no puedes sacar el máximo provecho de ella y no la puedes transferir libremente. José María, siento decirte, te han mentido. No eres dueño de tu tierra.
Esto es muy injusto y parece hecho a propósito para mantenerte pobre. En países como Cuba hacen cosas similares con esa misma excusa de la función social. Pero mira, José María, las próximas elecciones de 2025 son una oportunidad para cambiar esta gran injusticia. Por eso es importante que votes por líderes que permitan que tu tierra y la de tu comunidad puedan ser transferidas, divididas y utilizadas como garantía. Esto es parte del capitalismo popular que te comenté anteriormente. La idea es que realmente seas dueño de tu tierra y puedas sacarle el verdadero valor. Te aseguro que al hacerlo, descubrirás que no eres tan pobre como te han hecho creer.
Jaime Dunn es Analista Financiero; Twitter: JaimeDunn_
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