Filipinas y Nigeria en el camino OGM

Hace un par de semanas, el mundo biotecnólogo quedaba asombrado de ver una aprobación doble de Filipinas con el arroz dorado y la berenjena Bt. Unos días después, Nigeria reportaba los ensayos exitosos con el maíz TELA, con tolerancia a la sequía.

¿Se imagina si los cultivos obtenidos por métodos convencionales tuvieran que pasar las reglas de bioseguridad que se aplican a los OGM? No hubiera existido “revolución verde” que nos hubiera sacado de la hambruna, si tal fuera el caso. Los métodos considerados convencionales y conocidos, han generado muchas variedades que hoy mismo se utilizan, pero jamás se cuestionó que se alteren más de 1.000 genes o que no se supiera si estas combinaciones nuevas provocaron rutas metabólicas nuevas o distintas a las ya conocidas.

Bajo un marco nacional de bioseguridad operativo, Filipinas pudo aplicar el largo camino de pruebas, revisiones y evaluaciones de riesgo en lo que son sus comités de bioseguridad para analizar los casos de la berenjena Bt y del arroz dorado.

A través del trabajo complementario del IRRI (Instituto Internacional de Investigación del Arroz), el arroz dorado aprobado para Filipinas, contiene el precursor del betacaroteno o Vitamina A, y además está fortificado con hierro y zinc, con el fin de ayudar a abordar múltiples deficiencias de micronutrientes en la población.

Hay un aspecto que muchos pasan por alto. El arroz dorado, es una innovación agronómica cuya patente es libre. Sí, el país que desee la puede solicitar y trabajarla en su país, sin pagar regalías a los investigadores que la desarrollaron. Inmediatamente, el grupo que se comporta como perro del hortelano, saltó a rasgarse las vestiduras. Greenpeace hizo algo de ruido, situándose en el lado equivocado de la ciencia y el apoyo a la humanidad. Francamente, nunca escuché que esta ONG de activistas haya promovido programas de fitomejoramiento o conservación de especies de cultivo. Eso sí, tiene de aliados a la industria de lo “orgánico”, con la venta de alimento a sobreprecio.

No en vano la carta de los premios Nobel sigue sumando firmas. La carta en cuestión denuncia que este tipo de organizaciones, cometen un crimen contra la humanidad. En la página también mencionan al señor que asevera que los OGM son el diablo, mientras promueve su yoga cósmico. ¡Saque usted mismo sus conclusiones!

Afirmaciones similares he escuchado en varios funcionarios públicos, que creen en las vibraciones y hasta en fumadas poderosas,pero a la vez piensan que todo lo que se comen hoy en día siempre tuvo ese aspecto, negando al mejor estilo Lysenkista, que el fitomejoramiento es capaz de brindarnos mejores alimentos. 

Siguiendo los pasos de Bangladesh, que desarrolló la primera berenjena Bt, a través del trabajo del Instituto de Investigación en Biotecnología (BARI), Filipinas también desarrolló su evento OGM, con el trabajo de la Universidad de Filipinas Los Baños. Así, queda demostrado que no solo las multinacionales pueden a pesar del largo proceso de bioseguridad, obtener OGM. Estos países están aplicando su propia ciencia y profesionales.

Finalmente, el maíz OGM de Nigeria, que ha finalizado las pruebas de campo a través del Instituto de Investigaciones Agrícolas de Nigeria, mostró que las variedades de este maíz Tela produce nueve toneladas por hectárea, muy por encima de la variedad de maíz de mejor producción del país que rinde tres toneladas por hectárea. Este trabajo, se ha realizado con investigadores e instituciones de Etiopía, Kenia, Nigeria, Mozambique, Sudáfrica, Tanzania y Uganda y el apoyo del CIMMYT y hasta de Bayer.

Cuando la investigación en estos países, no se cierra a la colaboración con parte privada, genera resultados propios y sobre todo, el uso de la biotecnología, deja de ser algo inalcanzable y reservado solo para los “poderosos”. Menos mitos, más investigación e innovación. Eso es lo que necesitamos en un año de mucha sequía, heladas y más.

Cecilia González Paredes M.Sc.

Especialista en Agrobiotecnología