El castillo de naipes se está cayendo, no por factores externos, sino por una clara ineficiencia y hasta negligencia en cuanto a la administración gubernamental.
La “fortaleza” construida desde 2006, o un poco antes, considerando todos los berrinches y discursos previos a la subida de Morales al poder, no tiene cimientos sólidos, no tiene los materiales adecuados, obra gruesa deficiente y obra fina forzada; plan de propagandas millonarias, discursos llenos de las palabras “revolución”, “originarios”, “pueblo”, pero vacíos de esencia, porque pueblo somos todos, empresarios, gremiales, profesores, médicos, cuentapropistas y un largo etcétera, y estamos cabreados: no hay dólares, no podemos mover nuestro dinero con libertad, si viajamos no podemos mover el dinero fruto de nuestro trabajo, porque hay un país quebrado, porque en tiempos de bonanza despilfarraron y en todo caso nunca hubo la intención de trabajar por todos. El proceso de cambio fue para algunos, para acomodarse social y económicamente.
La crisis de hoy, o mejor dicho la multicrisis de hoy, es el reflejo de lo que no se hizo, de lo que no se planificó, de lo que no se ha previsto, y la analogía la realizó esta vez con una persona enferma, la real, la que no obedece las recomendaciones, que come todo aunque le digamos que no coma con mucha sal por su hipertensión, la que festeja con una torta muy cremosa a pesar de su diabetes mal controlada, la que además requiere manejo en terapia intensiva, porque todos sus órganos están funcionando mal.
Cuando uno es estudiante de medicina aprende sobre las enfermedades por separado, por módulos o rotaciones, donde generalmente se simulan o se buscan casos “de libro”, con signos clásicos, dentro de características epidemiológicas acordes a lo descrito en protocolos, consensos y libros de texto, el arte está integrar todo y manejar lo real, a ese paciente obeso, hipertenso, fumador, que no previene nada respecto a su bienestar y que de un día a otro sufre un infarto del corazón, ahí realmente se ve quien tiene la capacidad de dar las indicaciones precisas para salvar la vida, porque el caso del libro lo va a resolver cualquiera, el paciente complicado es el reto.
Evo Morales en más de una ocasión presumió, y Luis Arce presume, de tener el mejor modelo económico; el primer mandatario contradice su discurso no solamente echando la culpa al Gobierno de Evo Morales, en el cuál él fue ministro de economía, sino además proponiendo un referéndum con preguntas tramposas que ante todo sirven de cortina de humo y hacen hora. Parece que creen que con eso, además de reuniones con distintos sectores y la machacona publicidad de industrialización, difusiones pagadas de arcas del Estado quebrado, aparecerá una cortina de humo más grande o un milagro que salvará la situación; en síntesis no hay evidencia de soluciones concretas para la crisis actual, porque no había sido el mejor quien maneja la economía; resulta que no bastaron casi 20 años de Gobierno para prevenir este tipo de problemas: caída de reservas, falta de combustible y otros dilemas. No, se hicieron del poder no para trabajar por el país, sino de buscar el poder por el poder.
Cecilia Vargas es médica y catedrática universitaria.