El sindicalismo en la encrucijada de ser masista

La relación entre el sindicalismo, en particular la COB y el gobierno del MAS en los últimos 20 años, no fue la misma. De una independencia sindical relativa se pasó a una sumisión total de dirigentes a los funcionarios del MAS.

Desde esa perspectiva la relación gobierno-sindicatos atravesó, simplificando, por varios momentos importantes.

El primer momento, que abarca entre el 2005 hasta aproximadamente 2009, es la fase de ascenso del MAS. En ese momento existe muy poco apoyo de la COB. La dirigencia obrera miraba, como se dice coloquialmente, por el encima del hombro al movimiento campesino que apoyaba masivamente a Evo Morales. Era una época en la que se pedía a grandes dirigentes campesinos, miembros de la COB,  a comprar cigarrillos en el kiosco de la esquina. Así estaban las cosas.

En este periodo se presentaron varios conflictos y/o desacuerdos. Si bien la COB apoya la nacionalización de YPFB el año 2007, criticaron la forma como se llevó a cabo debido a que no se les había consultado. El año 2008 el gobierno incrementó los salarios en 10 por ciento y la COB pretendía un aumento del 15 por ciento, esto provocó manifestaciones y paros laborales. El año 2009 el gobierno del MAS propuso una reforma laboral la misma que fue calificada por el movimiento sindical como flexibilizadora y con la intención de debilitar al movimiento sindical. Otros conflictos se produjeron por la intervención de ENTEL, por la política de empleo.

Pero se pasó a otro momento que va entre el año 2009 y el año 2016, caracterizada por la construcción de una nueva relación basado en la propuesta de poner el hombro juntos (obreros – campesinos), a un proyecto popular. Se movilizó a las bases cobistas entorno a la Asamblea Constituyente. En este período, el MAS logró articular una alianza entre los sectores populares, los sindicatos y las organizaciones indígenas.

 Se inició una tercera fase, caracterizada por una gradual decadencia del proyecto popular y la movilización de masas. Se vivió una nueva crisis en la COB por las disputas entre varias facciones y una disputa ideológica entre varios dirigentes, algunos apoyaban al MAS. Esto debilitó la capacidad del sindicalismo para negociar con el gobierno. En medio de esta disputa interna el gobierno volvió a fijar un salario mínimo incrementado en un 10 por ciento siendo que la COB pretendía más. A partir de ese momento la matriz de los trabajadores agudizó las críticas a la política económica del gobierno y que no generó los suficientes empleos y que los niveles bajos de desempleo se debían a que la fuerza laboral optó por la economía informal.

El año 2014 el gobierno volvió a proponer una reforma a la legislación laboral, la que fue rechazada por el movimiento sindical en pleno debido a que no fue consultada con ellos y porque esa propuesta se hacía con la finalidad de flexibilizar la relación laboral.

En resumen, la relación entre la COB y el gobierno boliviano a partir del año 2006 se caracterizó́ por una serie de desafíos y conflictos, incluyendo crisis internas en la COB, desacuerdos sobre la política económica y la reforma laboral, y la crisis política de 2019.

En este contexto, el sindicalismo boliviano enfrentó desafíos como la cooptación de los líderes sindicales por parte del Estado, para lo que implementó varias estrategias para cooptarlos. Una de ellas fue el nombramiento de dirigentes sindicales como ministros, viceministros, directores generales y también en cargos menores. De esta forma el sindicalismo accedió a los recursos del poder y de esa forma se comprometieron con la política gubernamental.

El gobierno también optó por otorgar el financiamiento a las organizaciones sindicales, lo que les permitió́ desarrollar proyectos y programas, pasó a contar con edificios y vehículos destinados a las labores sindicales, esto   los hizo dependientes del gobierno.