Faltan 58 días para la realización de las elecciones nacionales. Las encuestas presentadas hasta el momento muestran que Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga lideran el voto opositor y después aparece Andrónico Rodríguez, que acumula el apoyo del masismo, aunque no llega al porcentaje de voto duro que tenía este partido en pasadas elecciones. Los aspirantes a la silla presidencial han presentado sus planes de gobierno, que están en la plataforma digital del Tribunal Supremo Electoral, pero es altamente probable que tales documentos no estén siendo leídos por el grueso de los electores. Por tanto, es importante el relato político que cada uno pueda tener en el tiempo que falta hasta el 17 de agosto. Y es en este punto donde no hay diferencias que muevan la aguja, especialmente entre los postulantes con mayor tendencia liberal.
Las preocupaciones ciudadanas están claras y son de cada día. Tienen que ver con la fórmula para sacar la economía del hoyo negro en que se encuentra. Ahora se introduce con mucha fuerza el tema de la corrupción a todo nivel. Sin duda, la ruta a seguir para lograr el objetivo de salir de la crisis es una, pero falta que los candidatos presenten el mapa detallado de acciones y que les digan a los bolivianos toda la verdad de lo mal que estamos. Las calificaciones internacionales son claras y, de pronto, muestran la situación mucho más grave de lo que dicen los que piden el voto y también de lo que los bolivianos se animal a admitir.
Los planes de gobierno hablan de la macroeconomía, pero el candidato que muestre cómo eso se traduce en el día a día de los hogares tendrá mayores posibilidades que sus oponentes, sobre todo en un contexto en el que no hay plena convicción ciudadana respecto a medidas de fondo que tienen que ver con la subvención de los combustibles y una eventual devaluación de la moneda.
Por otro lado, una encuesta realizada por estudiantes de Periodismo de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) revela la necesidad que tiene la juventud de ser validada a la hora de emprender o de iniciar el ejercicio profesional. Por ejemplo, ellos necesitan acceder a créditos, entre otras cosas para desarrollar su presente. El voto joven es muy mencionado en las campañas, pero las ofertas no terminan de dar respuesta a las necesidades reales, tanto en temas económicos como medioambientales o de educación, que también es una inquietud casi generalizada.
Asumiendo que en Bolivia hay un voto popular (antes plenamente masista), es evidente que a muchos de los candidatos les falta calle para generar relatos que empaticen con la realidad de estos sectores. Y muchos herederos del masismo, ahora devenidos en opositores, se esfuerzan en posicionar el discurso de que esa porción ciudadana es de izquierda o es del MAS. Lo que le falta a la oposición es mirar, incluir y hablarle a esta gente, que está en la informalidad de la economía.
Bolivia soportó dos semanas de bloqueos de carreteras, con un perjuicio millonario para la economía, con al menos seis personas fallecidas (en algunos casos) asesinadas por los ejecutores de estos cortes de rutas, dejando además la certeza de que en Bolivia hay varios territorios sin Estado, donde hay grupos irregulares armados y financiados por mafias delictivas. ¿Qué respuesta tienen para esto los candidatos? En esos días de confrontación, fueron los mismos ciudadanos los que salieron a defenderse porque no tenían quién lo haga por ellos, ya que cuando llegó la Policía fue rebasada de manera brutal.
El politólogo Roger Cortez dice que Bolivia vive entre espasmos, es decir con problemas coyunturales que van marcando la ruta. Si la semana pasada el tema eran los bloqueos, ahora es el escándalo de corrupción que tiene involucrados al ex ministro de Justicia, Cesar Siles, y a altas autoridades del Poder Judicial de La Paz, sin descartar que haya más gente incluida. Lo que hay detrás de este culebrón es el modus operandi, que no es nuevo. Porque no olvidamos que muchas sentencias constitucionales las anunciaba primero el exministro Iván Lima y después eran informadas por el Tribunal Constitucional. Lo que se ha desnudado es la presión del Poder Ejecutivo sobre el Poder Judicial y las investigaciones deberían llegar hasta el fondo.
Lo cierto es que la corrupción judicial y la que se da a nivel de otras entidades estatales es una de las principales preocupaciones ciudadanas. ¿Qué plantean los candidatos al respecto? Por ejemplo, llamó poderosamente la atención la lenta reacción de los aspirantes a la Presidencia respecto a la denuncia de presunto tráfico de influencias para favorecer a un hijo del primer mandatario y sus tierras llamadas Adán y Eva. ¿Están listos para acabar con la corrupción o es que el mecanismo instalado será más poderoso que la voluntad de cambio?
Falta poco tiempo y es mucho lo que los candidatos tienen que comunicar a los electores. Por eso es importante el relato político empático, con estrategia y para estructurarlo bien es preciso que los que quieren gobernar conozcan a los bolivianos a fondo. El país es diverso y trasciende el mundo de las redes sociales. Bolivia vive un momento altamente difícil y quien aspire al poder debe dar la talla para no ser responsable de que este agujero negro de tanta necesidad se devore los planes de gobierno.
Mónica Salvatierra Soruco es periodista.