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09/12/2023
Mirada pública

¿El ingreso al Mercosur es una buena noticia?

Javier Viscarra
Javier Viscarra

Por más de una década Bolivia esperó su ingreso al Mercado Común del Sur (Mercosur), por ello la noticia ha causado revuelo en el país, tanto que la nueva canciller, Celinda Sosa, ha participado en la reciente reunión de cancilleres del mecanismo, aunque con una propuesta de vieja data: a propuesta de una integración ferroviaria que, sin embargo, no deja de sorprender por el (mal) estado actual de los ferrocarriles en Bolivia, sus conexiones y potencialidades.

Internamente, aún falta algunos pasos para la vigencia plena del Mercosur en Bolivia, como la promulgación de una ley nacional que incorpore al mecanismo en el ordenamiento jurídico interno, para luego proceder a su ratificación y depósito. Incluso tendría que haberse considerado el mandato de la CPE que ordena que se realice un referéndum para terminar de ratificar la vigencia de este tratado.

El tema político entraña un desafío para el presidente Luis Arce, pues han sido públicas y preocupantes para él las discusiones en el Senado del Brasil cuando se consideraba la aprobación del ingreso de Bolivia. Se habló de la “cláusula democrática” del mecanismo que, según el protocolo aprobado en 1998 en Usuahía, Argentina, se exige a los miembros del Mercosur: deben ser los preceptos y las instituciones democráticas.

El senador brasileño Sergio Moro (bolsonarista) aprobó el ingreso de Bolivia al mecanismo junto a los otros 17 miembros del Senado de su partido, pero también mencionó/condicionó su voto a la necesidad de que los Estados miembros del proceso de integración cumplan los mandatos democráticos del protocolo.

Este voto favorable de Moro se produjo en respuesta al ofrecimiento del presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del senado del Brasil, Cid Gomes, de conformar una delegación especial que verifique la situación boliviana.

Entre las preocupaciones o el interés de los miembros de la posible misión del Senado brasileño están los presos políticos en Bolivia, como el caso de la expresidenta Janine Añez, del actual gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, o la reciente forzada aceptación de delitos por parte de exministros de Añez que, a todas luces, solo fue una salida para librarse de un encierro injusto, porque aunque se usen estas sentencias para justificar el discurso de golpe de Estado, la memoria del pueblo es más grande que esa argumentación.

La oposición boliviana, por su parte, está aguardando la visita de esos parlamentarios para exhibir un reporte sobre perseguidos y más de 200 presos políticos; además de abundante documentación de todas las denuncias de abusos extrajudiciales, según informó la senadora cruceña de Creemos, Centa Reck.

Si lo político es complicado, en el área estrictamente técnica, la situación es incierta o compleja. Bolivia cuenta con un Acuerdo de Complementación Económica (ACE 36) con el Mercosur, pero su aplicación siempre ha tropezado con las políticas comerciales de los países del bloque, que son de un marcado proteccionismo respecto a sus mercados y su producción. Por estas consideraciones debe mirarse con cautela el ingreso de Bolivia al Mercosur.

Este proceso de integración navega en aguas turbulentas: en la última reunión con la Unión Europea no se pudo llegar a un acuerdo comercial por la obstinaciones de ambos lados. Lula da Silva en la reunión de presidentes del Mercosur realizada el jueves en Río de Janeiro manifestó su pesar por el virtual fracaso y ha dejado en manos de Paraguay la negociación con la Unión Europea, país que asumirá la presidencia temporal del mecanismo.

Y en ese aspecto han trascendido versiones desde Asunción que muestran también un cierto pesimismo del nuevo presidente paraguayo respecto a la UE y más bien una mirada esperanzadora a otros mercados como los de Singapur y Emiratos Árabes Unidos. A esto, el presidente Peña ha mencionado algo que ha debido poner la piel de gallina a los socialistas del siglo XXI que hoy gobiernan Bolivia. Dijo que se están alineando los astros con la llegada de Javier Milei al poder en Argentina.

Luis Arce tiene que estar muy confundido con este panorama, cualquiera lo estaría. Es probable que por ello su discurso en Mercosur no haya pasado de lo protocolar. Solo dejó entrever una idea que va ser complicada: “Seremos un país bisagra entre el Mercosur y la CAN”. Una metáfora búmeran si sabemos que, ante un portazo muy fuerte, lo primero que saltan son las bisagras.

En la CAN se trabajó desde 2009 en una propuesta de convergencia CAN-Mercosur, la cual fue archivada por los cancilleres al surgir UNASUR, un proceso más político. La idea de UNIR CAN y Mercosur no estaba en línea con el proteccionismo que inunda a los Estados integrantes del Mercosur.

Estos días la Secretaría General de la CAN ya está movilizada y analizando el ingreso de Bolivia al Mercosur. Y claro, no dirán nada si el ingreso de Bolivia no afecta al comercio intracomunitario y hasta se debatirán en albricias si la bisagra logra incorporar los posibles tratos favorables que recibirá del Mercosur y los hace extensivos a los países de la comunidad andina.

El turno es ahora de los negociadores bolivianos, que por estos días y desde la “era Mayta” están escasos en Cancillería: los profesionales de la diplomacia son meros espectadores del manejo de nuestros intereses nacionales a cargo de impostores en relaciones internacionales.

Javier Viscarra es periodista, abogado y diplomático.



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