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Surazo | 23/11/2023

El fraude electoral de 2019

Juan José Toro
Juan José Toro

Según su padrón electoral, los votantes habilitados de Argentina son 35,4 millones. De estos, 14,5 millones hicieron presidente a Javier Milei, mientras que 11,5 millones votaron por Sergio Massa.

Si vemos números, solo la votación de Massa, que fue el perdedor en el balotaje del domingo, supera la población total de Bolivia que el Instituto Nacional de Estadística cifró en 11,2 millones tras la Encuesta de Hogares realizada en 2017. Para 2021, la estimación llegaba a 12.08 millones de pobladores pero, aun así, no alcanzamos a la votación de Milei.

Con esas cifras de electores, ¿cómo es posible que los argentinos hayan conocido los resultados de sus elecciones el mismo día de la votación? Esa es la pregunta que nos hicimos en Bolivia puesto que, para otros países, los resultados rápidos no son una novedad. “¿Qué necesitamos en Bolivia para poder tener algo así?”, preguntó Gabriela Reyes en Twitter y el periodista Andrés Gómez le respondió que necesitamos “vocales (electorales) honestos, íntegros, idóneos, capaces, visionarios y sin inclinaciones partidarias ni sesgos tahuichis. El masismo nominó en 16 años siempre a los suyos, nunca a gente independiente”.

¿Tiene razón el Chino Gómez? Veamos:

En marzo de este año, la vocal electoral Dina Chuquimia informó que el Padrón Electoral Biométrico había crecido en 218.925 personas y, con estas, ahora llega a 7,3 millones, una cifra notoriamente inferior a la de Argentina. Dijo que, hasta antes de esa actualización, el padrón boliviano era de 7,1 millones. Esa cifra no concuerda con los 7,3 millones reportados por el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) como votantes habilitados para las elecciones de 2020 en las que el ganador fue el ahora presidente Luis Arce, con 3,4 millones de votos, que representaron el 55,1%; es decir, una mayoría absoluta que, por ello, no ameritó segunda vuelta.

Ahora bien, según los resultados publicados por el OEP, en las elecciones generales de 2019, el padrón electoral era de 7,3 millones, pero los votos emitidos fueron 6,5 millones. Esos son los votos que no se pudo contar ese día. Es más… la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) se cortó durante 24 horas y, al reanudarse, la tendencia del voto sufrió una variación: pasó de apuntar a una segunda vuelta al triunfo de Evo Morales con el 47,08 por ciento frente al 36,51% que obtuvo Carlos Mesa. No hubo balotaje porque la diferencia entre ambos fue de 10,57%.

La reacción de la gente frente a estos hechos fue la protesta ciudadana. Se denunció fraude porque muchas de las papeletas que se logró bajar del TREP eran distintas a las que fueron contabilizadas oficialmente. Finalmente, Morales tuvo que renunciar y los resultados de esas elecciones fueron anulados. Esos hechos, que pueden demostrarse con las cifras oficiales que figuran en la página web del OEP, son los que el MAS califica, burdamente, como “golpe de Estado”.

¿Ahora se entiende por qué los resultados de unas elecciones con un padrón superior a 35 millones de personas se conocieron en el día y Bolivia, con poco más de 7,3 millones, tarda días?

Entonces sí: el Chino Gómez tiene razón.

Juan José Toro es Premio Nacional en historia del periodismo.



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