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23/12/2020
Encuentro Sagaz

Educación para los privados de libertad

Lorena Choque Flores
Lorena Choque Flores

La educación nos permite vislumbrar sociedades más justas y más solidarias, garantizar el acceso a la educación en todos sus niveles y a todos/as los ciudadanos/as sin distinción alguna parece ser una proclama vacía en Bolivia. A pesar que, existe un marco legal que garantiza el derecho a la educación, se tiene una enorme brecha entre el cumplimiento de la ley y la realidad. La realidad del acceso a la educación en los centros penitenciarios es muy dura, solo un porcentaje muy bajo de reclusos tiene la oportunidad de formarse a nivel técnico o salir del analfabetismo, esta cifra es aún menor cuando nos referimos a la formación universitaria.

Existen varios obstáculos que imposibilitan que los privados de libertad accedan a algún grado de estudio y así puedan mejorar su reinserción dentro la sociedad. En un estudio de la Asociación Alemana para la Educación se señaló que una de las dificultades por las que el Estado boliviano no ha podido garantizar este derecho en las cárceles es por la falta de convenios interinstitucionales entre el Ministerio de Educación y el Régimen Penitenciario.

No obstante, es evidente que no es el único obstáculo que mina que los privados de libertad puedan estudiar. El hacinamiento en las cárceles, la falta de presupuesto y la ausencia de espacios destinados a actividades académicas son algunas de las condicionantes que generan que la población que recibe algún tipo de formación técnica o humanística sea mínima.

Por ejemplo, de una población carcelaria de 19.120, estimada hasta el año 2019, solo 385 reciben educación primaria, 2.684 educación técnica y 1.132 educación secundaria. A nivel licenciatura, los programas son escasos, si bien en el pasado se contaba con carreras como derecho y psicología, la deserción estaba a la orden del día, al igual que la poca continuidad que la universidad dio a estos programas. 

A la fecha, la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) cuenta con un programa a nivel licenciatura en sociología, un programa que viene funcionando dentro del penal de San Pedro desde el año 2016. No obstante, aún no se cuenta con la primera generación de licenciados y aún está en vilo si se dará continuidad al programa. En especial, cuando en los últimos días se han registrado denuncias en las que se habría señalado que las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales habrían quitado la carga horaria asignada al penal de San Pedro, incumpliendo un convenio vigente y dejando en la incertidumbre a los estudiantes que pese a la adversidad han decidido estudiar en la cárcel.

Hay que considerar que la reinserción de los privados de libertad requiere de esfuerzos por parte del Estado y las instituciones educativas. No obstante, los privados de libertad no cuentan con oportunidades que les permitan desarrollarse a través de la educación. En Bolivia la situación de los centros penitenciarios es lamentable, la educación es lo último en lo que se piensa.

Las cárceles no rehabilitan, reproducen y endurecen los comportamientos violentos. Así refuerzan y promueven las relaciones desiguales de poder. Frente a las pocas posibilidades de reinserción, volver a cometer un ilícito y reincidir es una realidad latente, que mantiene el problema del hacinamiento, un claro ejemplo es el Centro Penitenciario de San Pedro, que tiene una capacidad para 350 internos y que tiene una población carcelaria que ascendía a más de 2.500 privados de libertad.

La situación por la que actualmente están pasando los privados de libertad que siguen estudios de sociología en el Centro Penitenciario de San Pedro es muy lamentable porque frente a un clima tan hostil, como el de las cárceles, donde es más fácil encontrar un arma que un libro, el seguir una carrera es un gran ejemplo de superación. Sin embargo, la crisis institucional y financiera que vive la UMSA está empezando a relegar y excluir a uno de los grupos más estigmatizados socialmente, pero con las mismas ganas de superación que cualquier otro estudiante, que ve en la educación un arma para luchar contra la adversidad y así cambiar la realidad que lo aqueja.

Lorena Choque Flores es politóloga, candidata a magister en Diplomacia y Relaciones Internacionales. Twitter: @LorenaWendyCh



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