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El Tejo | 26/02/2023

Después del carnaval

Juan Cristóbal Soruco
Juan Cristóbal Soruco

Ni en el carnaval de este año se ha podido eludir la confrontación política. Hasta hace muy poco, los conflictos ingresaban en virtual receso a partir de la Navidad y toda posibilidad de conflicto, o casi todo, se trasladaba hasta después de Carnaval. Hoy, con el socialismo del Siglo XXI intentando cambiar nuestros usos y costumbres, hasta los seguidores del gobernador cruceño paralizaron las actividades propias de esta fiesta, y en Oruro las corrientes internas del MAS intercambiaron pullas.

Además, mientras el presidente del Estado bailaba en cuanta fiesta departamental y carnavalera en la que participó, el ex presidente fugado se dedicó a hacer declaraciones a diestra y siniestra, aparentemente molesto porque en la capital del folklore, de donde es oriundo, no le dieron mucha pelota. En todo caso, muy pocas personas se le aceraban. Lo positivo del caso, es que no se encontró con “caras conocidas”.

Pero, el sentido de provocación de sus declaraciones no puede ser ignorado, pues se podría afirmar que en estos carnavales confirmó su decisión de postular otra vez a la Presidencia del Estado el 2025, avalado, además, por la decisión del Tribunal Constitucional Plurinacional de no anular la sentencia que lo habilita para ser candidato por el resto de su vida, si él así lo quiere.

En ese sentido, dio algunos consejos al gobierno sobre cómo enfrentar la crisis que se avecina y hacerlo “sin aliarse con la derecha”, utilizando, como oferta, dobles aguinaldos y bonos. Luego, que disimule el ministro de ¿Justicia? la forma en que maneja a jueces y fiscales. También contó que si su padre no le hubiera quitado la trompeta, tal vez él no era presidente, lo que a este columnista le hizo recordar cuando contó que su papá regaló una ovejita a un maestro para que lo haga pasar al curso superior. Y para rematar, dijo que estaba preparado programa de gobierno con militares y policías para el 2025.

Obviamente no se olvidó (o sus escribidores no lo hicieron) de la política internacional y volvió a apoyar a Putin y lamentar que algunos gobiernos de la región (en referencia a los presidentes de Colombia y sobre todo Chile) se estén derechizando por no alinearse con Rusia ni con Nicaragua como corresponde.

La confrontación con la Iglesia católica fue también uno de sus temas, olvidando las innumerables veces que pidió el auxilio de la Conferencia Episcopal, de obispos y curas. Retomó el discurso de que la jerarquía es derechista, salvo el cardenal Toribio Ticona. La rabieta, en todo caso, es porque la Iglesia ha insistido, documentos en mano, que en 2019 no hubo golpe sino fraude, y la nominación de la senadora Jeanine Áñez fue posible por el acuerdo que se alcanzó con las fuerzas políticas, incluidos legisladores del MAS que buscaban una salida democrática una vez que Morales renunció y fugó del país, no sin antes ordenar quebrar el orden constitucional y de esa manera crear un vacío de poder.

Ese activismo sin destino en 2023 muestra que el Carnaval da para todo, lo que confirma la declaración de un senador del MAS asegurando que han aumentado los robos porque la economía del país ha mejorado sustancialmente.

Mientras tanto, hay una sensación bastante extendida de que vamos a la deriva, lo que se agudiza porque crece la desconfianza y la desesperanza, sentimientos que ni las carnestolendas han podido aminorar.

Ojalá que la cuaresma, tiempo de reflexión, nos ayude a vislumbrar horizontes y así como el referendo de febrero de 2016 mostró que cuando la gente encuentra objetivos comunes hace escuchar su voz, nuevamente encontremos espacios democráticos de convergencia que permitan construir alternativas democráticas de poder.

Se lo ha podido hacer en el pasado, ¿por qué no hacerlo ahora?

Juan Cristóbal Soruco es periodista.



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