– ¿Crisis? Hoy vivimos múltiples crisis, unas solapadas y articuladas con otras.
– Pienso que más bien vivimos algo peor, una descomposición sórdida: los romanos la llamarían decadencia.
– Tal vez sea cierto, posiblemente la palabra “crisis” sea una categoría aséptica para dar cuenta de este tiempo político que nos tocó vivir.
– Decadencia… un gobierno empiezo a decaer a partir del momento en que el Poder se convierte en su única obsesión. Y la obsesión en el único estado posible del poder.
– Es verdad, las épocas de apogeo cultivan los valores por sí mismos: el poder no es más que el medio para realizarlos y traerlos del mundo ideal de Platón a la tierra.
– Y en medio de la decadencia vivimos el resecamiento de los valores y vivimos bajo el influjo de las alcantarillas: todo lo sórdido se pone sobre el tapete y en la mesa de noche de nuestra sociedad.
– El MAS se despierta de la hipnosis productiva: tanto “arcistas” como “evistas” manejan categorías vacías porque el alma que las engendró, ese ensamble organizacional, se vendió por 40 monedas de plata para sumergirse en un banquete prebendal.
– Y ese “movimiento de movimientos” que conquistó el gobierno como infantería; lo perderá como generalato.
– Y en medio de todo, bailando frenéticamente en las carreteras, el Jefazo revelado como el Calígula chapareño.
– Pero hay un fenómeno que nos salva: la decadencia no es más que la revelación de la herrumbre masista por la acción de la conciencia social.
– Una aclaración, un pueblo decae si no tiene la fuerza de inventar otros conceptos y levantar otros valores, si su voz se debilita y su rostro palidece, si se cruza de brazos ante este monstruo invasivo. También esto es la decadencia.
– Nuestro camino no puede ser la saciedad del veneno, la salvación mediante el virus, sino a través de la disciplina de las auroras: pensar con rigor la putrefacción para alumbrar lo vivificante. El MAS hoy duerme su último sueño de verdad y evidencia su bloqueo histórico. Toca imaginar un nuevo rostro revitalizado de valores futurizos.
César Rojas es comunicador social y sociólogo.