En días pasados
se ha dado una muy curiosa situación, una viajera de nacionalidad china ha
hecho una denuncia muy extraña, dijo que funcionarios del aeropuerto de Viru Viru manipularon su equipaje y sustrajeron 4.600 dólares americanos.
La denuncia, que no fue hecha a la Policía, sino a la aerolínea y en las redes, fue recogida por la Fiscalía y se actuó “de oficio”, algo loable por cierto aunque no común en nuestro muy corrupto sistema judicial; todo esto tiene un olor un tanto extraño.
En primer lugar, está explícitamente prohibido llevar dinero en efectivo y objetos de valor en el equipaje que va a la bodega del avión (aparte de aparatos electrónicos y baterías); la recomendación es parte del procedimiento en el mostrador de las aerolíneas, y nadie, y mucho menos alguien que ha cruzado medio mundo, puede aducir desconocimiento.
En el mejor de los casos, la pasajera cometió una estupidez, pero también es posible que haya cometido un delito de evasión de control de divisas. No es una fortuna, no es un gran contrabando, por eso mismo es una situación muy extraña. ¿Por qué alguien haría semejante cosa?
Por supuesto que esta estupidez, o eventual delito, no justifica que tenga lugar un robo, y es importante investigarlo, porque una cosa así en un aeropuerto internacional pone en entredicho el prestigio de un país.
Y sin embargo, y aunque se sabe de la gran corrupción que hay en la Policía, sigo pensando en que tiene que prevalecer la presunción de inocencia y el debido proceso; sabemos que de eso no tienen la menor idea quienes están a cargo de la maltrecha justicia boliviana.
Hace pocas semanas fue enviada a la cárcel la madre de unos niños que fueron asesinados por su padre, una de las acciones más inhumanas contra una mujer de las que he oído hablar. Ahora estas dos mujeres policías están siendo enviadas a prisión preventiva por cuatro meses. Un período demasiado largo de investigación porque aunque se verificara que son las autoras, es posible que tratándose de hurto, y de no tener antecedentes, no podrían ser encarceladas (y podrían devolver el dinero). Además, sería “hurto” porque las maletas pudieron ser abiertas no por iniciativa de ellas, sino por el sui géneris mecanismo de control que tenemos en algunos aeropuertos de Bolivia, específicamente en Viru Viru).
El caso es extremadamente dudoso, la denunciante estaba mínimamente contraviniendo las normas; no se puede poner las manos al fuego por nuestra Policía, lastimosamente, aunque reitero, la presunción de inocencia debe primar. Lo que sí es parte de la aberración jurídica en la que vivimos es la maldita prisión preventiva. Uno puede entender que las policías sean suspendidas de sus labores hasta que se aclare el caso y luego, si son halladas culpables, deberían ser retiradas, por supuesto, pero, ¿cuatro meses de prisión solo por si acaso?
Creo que es inadmisible que se abran maletas en ausencia de sus dueños por lo que considerando nuestra fama de productores de cocaína (gracias hermanos cocaleros), tal vez no quede otra opción que hacer un proceso de revisión más exhaustivo de cada equipaje en presencia de sus dueños, como lo hacía American Airlines.
Este extraño episodio puede servir para mejorar el sistema de revisión de equipaje en los aeropuertos del país, algo, reitero, muy importante para nuestra imagen, sobre todo si se quiere atraer más turismo, y es una raya más al tigre de nuestro pésimo sistema judicial.