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El Satélite de la Luna | 27/06/2020

“Cui bono?”: ¿A quién beneficia negar el Fraude?

Francesco Zaratti
Francesco Zaratti

Paralelamente al brote de COVID-19 acabamos de asistir a un rebrote de la defensa del Fraude (así, con mayúscula) desde diferentes frentes. A esta altura de la historia, argumentar racionalmente no sirve de nada cuando, en lugar de evidencias, solo se esgrimen rabietas y pataletas de ahogado.

La pregunta correcta es: “Cui bono?”, expresión latina que significa “¿a quién beneficia?”.

Por cierto, después del “fiasco” académico que contaminó hasta al MIT, se han producido dos asaltos, un manifiesto y un remate.

Los asaltos han sido perpetrados por colaboradores del New York Times y del Washington Post, sobre la base de revisiones académicas de un argumento estadístico que la OEA presentó en su informe. El manifiesto, enlazado con los dos artículos mencionados, fue suscrito por integrantes del Grupo de Puebla, llegando al absurdo jurídico, histórico y ético de pedir la restitución de Evo en el poder. La cereza en la torta la puso el CEPR (Center for Economic and Policy Research) cuando se estrelló contra Luis Almagro y el informe de la OEA. Curiosamente, el CEPR se cuidó de mencionar a la Unión Europea que sigue respaldando plenamente ese informe. Está por demás decir que el CEPR es un activo propagandista (no gratuito) del chavismo, según varios analistas.

Uno de esos analistas es Héctor Schamis de la Universidad de Georgetown, quien, en un artículo publicado en INFOBAE (“Terminen con Evo Morales: es pasado y fue fraude”, 23/6/2020), encara a los defensores del Fraude, hace interesantes revelaciones sobre los autores de los estudios “académicos” y se pregunta, al igual que esta columna: “cui bono?”.

La respuesta de Schamis es que ni al Grupo de Puebla ni al CEPR ni a los periódicos de marras (un coro bien ensayado, hace notar) les interesa un pepino la suerte de Evo Morales o de Luis Almagro (ya ratificado en su cargo) sino que su agitación apunta a las elecciones presidenciales de los EEUU en noviembre próximo, donde el candidato demócrata Joe Biden resulta sin duda un mal menor, desde la perspectiva populista, ante la eventual reelección de Donald Trump. 

Desde luego, no es necesario ser un integrante de ese coro “angelical” para desear el reemplazo del impresentable Donald Trump, pero –cito a Schamis–  “el problema (de esos diarios norteamericanos) es que derrotar a Trump en noviembre, parece ser un objetivo a realizar a cualquier precio, a cualquier costo. Ello incluye compartir el micrófono y la agenda con lo peor de América Latina, lo más autoritario, corrupto y criminal”.

A esa conjetura yo solo añadiría que, al remover el avispero del Fraude, los corifeos están utilizando a Evo para sus intereses e, incluso, están perjudicando electoralmente al MAS.

En efecto, si existieran militantes de ese movimiento que aún desearan liberarse de las taras del evismo, sin duda preferirían enterrar en el pozo Boyui ese recuerdo vergonzoso y distanciarse higiénicamente de los jerarcas que se han fugado para eludir la justicia. Incluso podrían desinfectar las filas de su partido, apoyando los juicios en marcha contra todos los que, por dar o por obedecer órdenes delictivas, son responsables del descarado Fraude y de todas sus consecuencias. ¿Lo harán u optarán por la consabida impunidad?

Por lo pronto, su principal candidato ya ha manifestado, aunque tímida y tardíamente, su discrepancia con “la madre de todos los fraudes”: el desconocimiento del referéndum del 21F.

En fin, la interesada negación del Fraude vuelve a poner en primer plano el lado más repugnante del evismo; el lado tramposo, extorsionador, corrupto, obsesionado con el poder, pero, sobre todo, inepto para gobernar y, paradójicamente, hasta para hacer fraude sin hacerse pescar. 

Francesco Zaratti es físico.



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