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Pluri Multi | 09/10/2023

Crisis moral y de valores

Carlos Toranzo Roca
Carlos Toranzo Roca

Bolivia no sólo vive una crisis económica, de falta de dólares, de déficit fiscal, de balanza de hidrocarburos deficitaria, sino también de exceso de clientelismo y de prebendalismo estatal. Lo que miramos es más profundo que todo eso, se trata de la degradación moral del poder por ausencia de ética, por la pérdida total de los valores que guían la convivencia cotidiana. Los esfuerzos por mantener el poder, la angurria por él ha cegado a los gobernantes, quienes viven no para buscar el bien común, ni para solventar las necesidades de la gente, sino para acumular más poder, para endiosarse y hacer creer que son los predestinados de llevarnos al futuro, cuando en realidad nos han hecho retroceder.

El poder es ciego, eso nos lo demostraba cada día Evo Morales al intentar ordenar a su delegado presidencial Arce Catacora que haga todo lo que sea necesario para que el Jefazo vuelva al poder. Pero el delegado se le rebeló porque aprendió a gozar del poder.

La realidad no existe para Morales, él sólo mira su imaginario de retorno a la presidencia, nos dice que será candidato para salvar a Bolivia, cuando en realidad Bolivia quiere salvarse de él. Sus obsecuentes lo aplauden porque quisieran volver al poder con Morales. Quien fuera otro obsecuente, el ahora Presidente, se encarga de tapar el Sol con un dedo para decir que el país tiene una economía extraordinaria, que es un ejemplo para América Latina, cuando en realidad vivimos una crisis económica profunda.

Llegaron al gobierno en 2006 diciendo que eran portadores de nuevos valores, del hombre nuevo, discursaron sobre la ética, sobre el cuidado de la madre tierra, la valorización de los indígenas. Pero tras casi 18 años, la corrupción es más grande que en el pasado, el respeto a la madre tierra no existe, se impone el desarrollismo extractivista; importa hacer carreteras en parques nacionales para ampliar la frontera agrícola en favor de los cocaleros, centro del poder actual, con todo lo que eso implica.

A los indígenas los reprimieron, los “interculturales”, es decir, los cocaleros, les quitan sus tierras. Al Tribunal Constitucional le ordenan que digan lo que el gobierno quiere, eso lo hacía sin sonrojarse Evo Morales, ahora lo hace también Arce. Evo Morales dice, ahora, que defiende el Estado de derecho porque el gobierno ha obligado a la justicia que diga que no existan interpelaciones a los ministros. Pero Morales durante 14 años se olvidó del estado de derecho, manipuló la justicia, violó la Constitución, manipuló al Tribunal Supremo Electoral; ahora, paradójicamente, con un cinismo abierto, dice que se debe respetar la democracia. Es que cuando no existen valores, no hay sonrojo cuando se miente y se falsea la realidad. Morales inició una forma de gobierno en la cual el cinismo es el pan de cada día; ahora, su heredero, Arce, actúa de la misma forma.

Las autoridades se llenan la boca hablando de inclusión social y de un bajo desempleo, pero no dicen que el país tiene 80% de empleo informal; expresan que la administración pública está en manos de sectores populares, pero olvidan decir que en realidad está en manos de dirigentes sindicales, de dirigentes del MAS, de dirigentes vecinales con prontuarios, ninguno de ellos con el expertise necesario para manejar las competencias de sus cargos.

Esas dirigencias, incluida la de la COB, han sido cooptadas con sumas exorbitantes; se usó al Fondo de Desarrollo Indígena para crear una masa de corruptos que fuera una clientela dócil ante el gobierno; lo hizo Morales y ahora Arce continúa con ese tipo de cooptación. ¿La CSUTCB, las Bartolinas, la COB siguen a Arce porque creen que es un gran líder? No, lo hacen porque están cooptados por el gobierno; ahora es Arce quien tiene la “caja chica” del gobierno y no Morales. La administración pública está cuoteada, algunos dirigentes masistas o ministros son dueños de muchas reparticiones, entre ellas las que tienen que ver con el manejo de la tierra, la cual se entrega sin sonrojo a los cocaleros, despojando de territorio a los indígenas.  ¿Eso es defensa de la madre tierra?

La degradación moral muestra claramente cómo con sofismas nos quisieron hacer creer que en el caso Zapata no hubo tráfico de influencias, que en el Fondo Indígena no hubo corrupción sino sacrificio por los más pobres; con sofismas nos dijeron que el Proyecto de Legitimación de Ganancias ilícitas era para poner a Bolivia en la vanguardia mundial de la lucha contra el blanqueo de capitales ilícitos, cuando en realidad los gobiernos del MAS son los que han tenido una mano muy blanda para actuar contra el circuito coca-cocaína, ése que se inicia en el Chapare. 

Pero el sofisma más publicitado por el poder es la ideal del golpe de Estado, patraña interesada que se utilizó para habilitar a Evo Morales como futuro candidato a la presidencia. Toda Bolivia lo vio llorar al despedirse del país, llanto acompañado por las lágrimas de García Linera al informar que habían renunciado al poder. La patraña de todas las renuncias las armó el MAS para dejar al país en 2019 en un vacío de poder que incite a la petición del “pueblo” para que Morales vuelva al poder. Fallaron sus cálculos, ahora tratan de enmendar sus errores acudiendo a la mentira del golpe de Estado. Actúan de esa manera porque no tienen un milímetro de ética ni de vergüenza. Morales y Arce son la misma cosa, expresión del cinismo, de la mentira y de la sed abierta de manejo del poder, sin interesarles cómo vive la gente.

El resumen, vivimos una época de degradación moral de la política, la misma que fue creada por el MAS, por Morales y Arce.



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