El martes 16 de abril fueron las elecciones para rector en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), la principal universidad pública del país, muy venida a menos debido a pésimas gestiones marcadas por la politiquería barata, la demagogia, la desidia y el descenso vertical de la calidad académica.
He frecuentado poco la UMSA, primero como estudiante de Medicina (en 1969), y luego de Filosofía y Letras (una buena experiencia porque tenía como profesores nada menos que a Jaime Sáenz y a Marcelo Quiroga Santa Cruz, entre otros de gran nivel). Di clases en el Taller de Cine como profesor invitado a fines de la década de 1970 (junto a Antonio Eguino, Paolo Agazzi, Luis Espinal), y participé en algunas actividades de investigación en la carrera de Comunicación hace 10 años, pero he mantenido desde entonces una distancia prudente para no enlodarme con el oportunismo y la mediocridad imperantes en ese ámbito donde gobiernan personajes con muy poca trayectoria en la investigación, pero mucho recorrido en la manipulación.
La carrera de Comunicación tuvo en el pasado mejores momentos, cuando estaba Carlos Soria Galvarro, Antonio Peredo o Cecilia Quiroga (entre otros), pero ahora da lástima por su baja calidad académica, con excepción de 5 o 6 profesores que conozco y cuya trayectoria los honra. Esa carrera no es ni un pálido reflejo de lo que fue, basta constatar que las artimañas políticas han permitido que llegue a decano de la Facultad de Ciencias Sociales un personaje que por méritos propios debería seguir proyectando diapositivas en el MUSEF.
No necesito ser estudiante ni profesor en la UMSA para saber lo que sucede en esta universidad y para opinar sobre ella. En el ámbito público, todos los ciudadanos estamos habilitados para evaluar a las instituciones que dependen de nuestros impuestos.
Fue contundente el resultado de la primera vuelta en las que pretendía ser reelecto Óscar Heredia, conocido como el “chalinas” por la chalina roja que usa como imagen de marca de su campaña electoral permanente (desde que asumió el rectorado). La principal candidatura opositora, de María Eugenia García, vicerrectora de la UMSA, ganó con 38% de los votos, contra 32% para Heredia. Fue destacable que el tercer frente, Insurgentes, de Guido Zambrana, haya obtenido un 23.71% del voto ponderado. Un 44.75% de los estudiantes votó por el frente MAU, pero sólo 21.97% por el frente de Heredia, mientras 27.77% de los estudiantes votó por Insurgentes. Definitivamente los estudiantes no quieren al actual rector.
No me gusta mucho la expresión “castigo divino” (título de este artículo), por su connotación religiosa o sobrenatural, pero se aplica a la paliza electoral recibida por Heredia. Prefiero la expresión en inglés: “Poetic justice”, es decir, “justicia poética”, que viene a representar lo mismo: cuando el vicio es castigado y la virtud premiada.
El prepotente y soberbio rector ha recibido el castigo de los estudiantes, sobre todo de las mujeres, que lo han repudiado por ser las principales víctimas de un reinado prebendal machista donde se encubrió a los corruptos (Quelali, Mendoza, otros) y se premió el oportunismo y la obsecuencia. Las prácticas políticas de penetración y copamiento del MAS fueron pan de todos los días en el manejo institucional, y se hicieron más evidentes a medida que se acercaban las elecciones. Docentes y directores acusados de acoso sexual y chantaje a estudiantes, siguen impunes y festejando, como es el caso del decano de Ciencias Sociales, exhibido públicamente por María Galindo.
Entre bomberos no se pisan la manguera… El tráfico de prebendas y favores es escandaloso. Si se hicieran auditorías de los centros de estudiantes y otras instancias creadas gracias a la autonomía universitaria para comprar y vender apoyos, se encontrarían muchas irregularidades. A diferencia de las universidades donde lo académico es primordial y el ambiente de compañerismo entre profesores y estudiantes es la norma, en la UMSA se respira un aire enrarecido que podría cortarse con cuchillo por su espesor tumefacto.
La campaña electoral ha sido virulenta y ha corrido mucho dinero para comprar voluntades. No han salido del bolsillo del candidato contumaz los recursos para organizar ágapes y repartir comida (con la peregrina idea de que los estudiantes venden su voto por un choripán). El uso de la televisión universitaria al servicio de Heredia dice mucho de la calidad del personaje, pero también de la pobreza espiritual de técnicos y periodistas que se prestaron a ese juego ilegal y espurio.
No sé si para la segunda vuelta el martes 23 de abril correrá más dinero para mantener el poder al MAS en la estructura y mecanismos de gobernabilidad de la UMSA, pero lo cierto es que sería mejor para la universidad y para el país la promesa de una gestión con énfasis en la calidad académica y rigor en el principal rol de toda universidad: la generación de conocimiento en favor de la sociedad.
Las funciones sustantivas de la universidad: docencia, investigación y extensión, han fracasado, salvo en algunas carreras que suelen ser mencionadas por la calidad de los estudios (historia, literatura, biología, medicina y alguna otra). La UMSA está enferma, tiene un cáncer de corrupción y oportunismo que la carcome. No recuerdo un buen rector de la UMSA desde Pablo Ramos y su vicerrector Rolando Costa Arduz. (La página web de la UMSA es tan mala, que ni siquiera tiene una lista de todos los rectores, es una universidad sin memoria).
Esperemos que soplen nuevos vientos que barran con los malos docentes, los acosadores y oportunistas sin méritos académicos. Ojalá se abra un periodo donde la investigación de calidad sea valorada y se apoye con recursos a investigadores serios (y se acabe con los tramposos que “publican” libros chapuceros, haciéndolos fotocopiar en la esquina). Y ojalá que la extensión hacia la sociedad se traduzca en proyectos de envergadura y de largo plazo, con una visión de futuro que la UMSA ha perdido completamente.
Se necesita un cambio de motor, no solamente de aceite. Se requiere una persona de agallas, con muchas ambiciones académicas y decidida a sacrificar su destino político, porque tendrá que lidiar con verdaderas mafias incrustadas en la UMSA, y erradicarlas. Basta ya de una autonomía universitaria donde cada facultad es una república independiente: la universidad necesita avanzar de manera conjunta sobre valores renovados.
@AlfonsoGumucio es escritor y cineasta