1000x115_1
1000x115_1
Ahorrate Problemas 1000x155px
Ahorrate Problemas 1000x155px
El Tejo | 07/07/2024

Bolivia y la asonada militar

Juan Cristóbal Soruco
Juan Cristóbal Soruco

La “invasión” del excomandante del Ejército a la plaza Murillo siguen provocando reacciones y consecuencias. Entre las reacciones, me vuelve a impactar el parecido que hay entre los exponentes de los autodenominados socialismo del Siglo XXI y libertarios, obviamente reconociendo que su inspiración ideológica es opuesta (aunque siempre se puede temer aquello de que los extremos se juntan).

Veamos. Las reacciones del mandatario venezolano y del argentino tienen un mismo fondo de injerencia insultante en el país. Del venezolano, ya he comentado en varias oportunidades su impertinencia y autoritarismo, y del argentino me permito reseñar lo que ha escrito Joaquín Morales Solá, uno de los más prestigiosos columnistas del periódico La Nación de Buenos Aires y al que, como todo autoritario, insulta Javier Milei.

Morales escribe que era “imposible de imaginar, pero la política suele sustituir lo previsible por lo inesperado. Sucedió que Javier Milei coincidió, en uno de sus últimos arrebatos verbales, con Evo Morales”. Luego de citar la declaración del ex presidente fugado en sentido de que no se trató de un golpe sino un autogolpe, el articulista informa que al día siguiente Milei afirmó que lo del golpe en Bolivia “fue un fraude montado”. Son “comparables las posiciones, pero no el derecho que cada uno de ellos tiene de opinar sobre lo que, en efecto, siempre pareció un autogolpe. El golpe contra Arce nunca fue creíble. Hay que reconocerlo. Evo Morales está en condiciones de denunciar un autogolpe en su país; Milei es el presidente en funciones de otro país, vecino de Bolivia, y no puede (no debe, más bien) meterse en cuestiones internas bolivianas. Nadie lo convocó para diagnosticar qué sucedió en Bolivia (…) El principio internacional del respeto a los asuntos internos de los países no dejó de existir”. Más aún, el columnista afirma que la “alusión rupturista de Milei al gobierno boliviano es el más inexplicable de todos los exabruptos presidenciales de las últimas horas. Los líderes bolivianos no se metieron nunca en el reciente proceso electoral argentino, ni calificaron o descalificaron a Milei”.

Luego de analizar la reacción de su presidente respecto a Bolivia, Morales cita otros berrinches de este irritable mandatario con los mandatarios de Brasil y España. También con el director del hemisferio occidental del Fondo Monetario probablemente porque está molesto por un documento sobre Argentina que la entidad difundió. Pero, dice Morales, “el periodismo es el blanco predilecto de Milei”.

Así de contundente es Morales Solá, lo que me permite abstenerme de opinar sobre la reacción de Milei respecto a la asonada militar, pero no sobre el “cipayismo” que nos afecta, entendiendo esta palabra como la tendencia a defender por razones ideológicas posiciones foráneas en detrimento de los intereses del país (valga una aclaración: cipayismo no está en la RAE, aunque sí cipayo, que “es una persona que sirve a los intereses extranjeros en detrimento de los de su país”). En el caso que comento, es interesante analizar cómo los seguidores del socialismo del Siglo XXI aceptan entusiasmados la injerencia de Maduro, como rechazan la injerencia de Milei e, inversamente, pero con simular militancia, los denominados libertarios aceptan la injerencia de Milei y rechazan la de Maduro, cuando la injerencia es la misma, que es lo que se debe rechazar.

Más interesante aún. Desde la guerra de la Independencia, las sucesivas élites de Argentina y Venezuela pareciera que tienen en sus genes intervenir en los asuntos internos de Bolivia… pero esto es harina de otro costal.

En fin, y a fuerza de ser machacón, una vez más se muestra que la pelea en la región y en el país no es entre populistas socialistas del Siglo XXI y libertarios, sino entre conceptos democráticos y autoritarios de ejercicio del poder.




300x300
300x300
@brjula.digital.bo