Bolivia un destino turístico

La gran mayoría de los residentes en Bolivia pide, casi a gritos, que se debe cambiar la matriz productiva, es decir cambiar la forma que debemos producir bienes y servicios y, con base en ella, contribuir de mejor manera, en la creación de valor agregado a la economía. En la práctica, lo que se pide es pasar del modelos extractivista, contaminador, depredador, a uno que respete el medio ambiente priorizando la ecoeficiencia y la producción basados en la biodiversidad y la economía del conocimiento.

La transición hacia un modo de producir bienes y servicios, de manera respetuosa con la tierra y los seres vivos, se va dando lentamente y sin responder a una política económica creada intencionalmente para lograr este proceso, quizá de ahí lo lento.

Hay que resaltar que, en el país, lejos de buscar suplantar la producción depredadora, lo que se hace es la sustitución de un recurso natural no renovable: se pasa de la plata, al estaño, al zinc, al oro etc. Cuando se agotan estos recursos mineros, los depredadores se dirigen a otro paraje dejando una tierra muerta por la contaminación por los químicos que utilizan para producir. Es decir, esa tierra deja de ser apta para la producción de ningún producto agrícola. Es más, los peces y otras formas de vida existentes en los ríos se alejan por el agua contaminada, logrando una corriente de agua muerta pasando por las comunidades que viven a su alrededor y de él.

Mientas estos sectores extractivistas van languideciendo hay otros sectores que están naciendo lentamente como es el turismo. Esta actividad en el país según datos oficiales entre enero y agosto del 2022 generó un movimiento económico de más de 2.953 millones de Bs., creando 191000 empleos directos.

El sector de prestadores y/o operadores de turismo (Lykke Andersen), este sector puede convertirse el principal sector económico del país. Según su pronunciamiento “el turismo sostenible y regenerativo representa una alternativa viable para superar el extractivismo y fomentar una nueva política económica, social y de preservación de nuestra biodiversidad y patrimonio cultural, estimando que, a partir de 2030, podría generar más de 3.000 millones de dólares en divisas para el país”. Por ahora esta actividad está generando aproximadamente 3000 millones de dólares y anualmente contribuye con el 2,5 por ciento al Producto Interno Bruto.

El turismo es muy sensible a los conflictos sociales, ningún turista llegará al país que internamente está en conflicto. Así lo respaldan la información estadística pues según los datos proporcionados por el SISPAR (Sistema de registro de partes diarios de la Cámara Hotelera de La Paz) los meses de junio y octubre son los más bajos que hemos tenido en el año, debido justamente a los conflictos sociales. En otras palabras, el turista simplemente no viaja a un lugar conflictivo, quiere descansar y dejar a un lado el estrés cotidiano que vive. De esta manera el Turista simplemente decide no llegar a un lugar con conflicto.

Para que Bolivia sea un destino turístico se requieren muchas cosas. Primero que el Estado (gobierno central, departamental y municipal), mejoren la infraestructura carretera, la comunicación telefonía e internet. Segundo se debe identificar e invertir los sitios turísticos y promocionarlos.  Por otro lado los ciudadanos empresarios deben invertir en infraestructura turística (hoteles, hostales, etc.), mejorar los restaurantes tanto para los visitantes de hoteles de cinco estrellas como para aquellos que viajan por tierra.

Para eso lo primero que debemos hacer es promocionar una Bolivia diferente, un país que tiene los brazos abiertos a los visitantes, un país que viva en paz sin bloqueos. Imagínense a turistas retenidos en Parotani por un bloqueo.  No podemos seguir así.