En el mundo se habla de “polarización”, pero el término hoy nos queda pequeño frente a lo que tenemos caminando en nuestras calles todos los días. Nosotros hemos dado un salto densificando este fenómeno sociopolítico: primero, polarización entre “masistas” y “antimasistas”; y segundo, dentro del bloque “masista”, polarización entre “arcistas” y “evistas”. O sea, una situación crítica para la sociedad que posee hoy una doble rajadura tóxica.
¿Por qué se produce? La posición social, la lealtad política y la identidad ideológica generan una bicefalía social, es decir, en la sociedad se estructuran dos maneras distintas y contrapuestas de mirar, pensar y evaluar.
Son como dos polos que, de la misma forma que los geográficos, se hallan en posiciones extremas, tienen masa crítica y se encuentran compactos; pero, a diferencia de los geográficos, estos polos son calientes, irradian energía y no se localizan a gran distancia, más bien se encuentran muy próximos y se rozan a lo largo y ancho de la sociedad.
Entonces se constituye la segunda característica de la polarización, su carácter ambidiestro, o sea, cada polo (en determinadas coyunturas críticas) se recoge como un puño monolítico y golpea sobre la otra parte.
Aquí yace la peligrosidad y destructividad de la polarización. Ahora, en esta coyuntura crítica que nos ha tocado vivir por la proximidad electoral, esa química insalubre se ha instalado al interior del MAS, entre quienes se encuentran en el gobierno y quienes están fuera. In/Out. O sea, quienes tienen interioridad respecto al poder y quienes ya no manejan sus hilos. Y ya se va viendo que el poder es una fuerza calórica capaz de aunar a Maquiavelo, Lenin y Lucifer en un mismo cóctel táctico. Y esto convierte a Bolivia en un caldero de alta tensión donde la violencia resolutiva se anuncia en puertas.
Una vez resuelto lo “bi” en estos meses –el contendiente que oficiará la pugna electoral a nombre del MAS–, sobrevendrá la resolución de la “polarización”, que no solo encarnará qué actor político gobernará, sino el modelo económico y estatal que predominará en el siguiente periodo, si será liberal o continuará el estatista. En otras palabras, los días de paz y estabilidad llegarán precedidos por días de sombra y tormento también divididos en dos tiempos.
César Rojas Ríos es comunicador social y sociólogo.
@brjula.digital.bo