Mañana domingo 10 de diciembre de 2023,
Javier Milei –53 años de edad y sólo dos en política activa– asumirá como el
quincuagésimo sétimo Presidente de la Nación Argentina –cantidad desde la
gestión de Rivadavia (en 1826 como “presidente de las Provincias Unidas del Río
de la Plata”) y recibirá una herencia envenenada de desgobiernos populistas,
muchos de la progresía pero también otros de derecha o dictatoriales: 17,5
millones de argentinos (44,7% de una población de poco más de 39 millones) bajo
la pobreza, lo que implica un crecimiento del 1,6% desde el último trimestre de
2022, y 9,6% (más de 3,7 millones) en indigencia. Más preocupante es que la
pobreza entre los menores de 17 años (muchísimos de ellos ni-ni) alcanzó al
62,9%, de los cuales el 16,2% vive en hogares indigentes.
En este campo minado están también la inflación (de 142,7% interanual hasta el octubre, el mercado de cambios (que merece comentario aparte), el desborde fiscal y las reservas netas negativas.
El mercado de cambios merece mención aparte porque es una barahúnda de diversos tipos de cambio: el oficial ($400,5 para la venta), muy restringido y que será sujeto de una fuerte devaluación; el dólar blue (ayer a $990, según Bloomberg) está en el otro extremo y es la tasa con acceso más común entre los argentinos.
Para transacciones locales se utiliza el “dólar MEP” ($1.000,24) y el tipo de cambio blue-chip o “dólar CCL” ($1.021,03 BNA) para operaciones que finalizan en el extranjero. También está la tasa para tarjetas de crédito o “dólar turista” ($969,94 BNA) para compras mensuales inferiores a $us 300 y el dólar catarí ($1.021,28) para las compras en el exterior cuando superan los $us 300 mensuales. Y no son los únicos: también están el dólar mayorista (para operaciones entre bancos, empresas y para el comercio exterior); dólar Coldplay (para espectáculos artísticos o deportivos); dólar Netflix (se aplica a las plataformas de streaming); dólar lujo (para la compra de bienes de lujo en el exterior); dólar tecno (para las empresas del sector tecnológico); dólar cripto (para la compra de criptomonedas) y dólar soja (es el tipo de cambio que utiliza el sector agropecuario).
Con lo explicado ya podemos tener una idea de la zambumbia de cambios y el sufrimiento del argentino, sobre todo obrero, víctima propiciatoria de los populismos, y clase media.
La victoria de Milei ratificó la voluntad de cambio y, sobre todo, la bronca de jóvenes, clasemedieros y trabajadores que le acompañaron.
En su discurso de victoria del 20 de noviembre, precisó: “Hoy comienza el fin de la decadencia argentina, hoy comienza la reconstrucción (…). La situación de Argentina es crítica. Los cambios que nuestro país necesita son drásticos, no hay lugar para el gradualismo, no hay lugar para la tibieza, no hay lugar para las medias tintas”.
Y cerró la parte programática su corto discurso (13 minutos) asegurando: “Hoy volvemos a abrazar las ideas de la libertad, las ideas nuestros padres fundadores” que resumió como “un gobierno limitado” y “respeto a la libertad privada y al comercio libre”, un homenaje a su alter ego de siempre: Juan Bautista Alberdi, autor intelectual de la Constitución argentina de 1853, el máximo representante del liberalismo hispanoamericano por su grado de incursión e influencia póstuma en la política económica y jurídica en la historia de la Argentina próspera que destruyeron Juan Domingo y Eva Perón y que Milei quiere reconstruir.
Las tareas son muchas y difíciles para Milei pero las herramientas están a la mano: cese de las retenciones, mercado libre, control de la obra pública contra la corrupción y el manipuleo, austeridad fiscal, reducción de supernumerarios contratados políticamente, bonos clientelares, inversión extranjera, capitalización privada de las empresas públicas y otras. El tiempo dirá. Tiene cuatro años para hacerlo... y marcar el camino para muchos otros.