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Oveja Negra | 19/01/2024

Adiós al “eterno retorno” de Evo Morales

Eduardo Leaño
Eduardo Leaño

Friedrich Nietzsche, un filósofo del siglo XIX que influyó notablemente en el siglo XX, en Así habló Zaratustra destaca el tema del “eterno retorno” que, en contraposición a la noción lineal y progresiva del tiempo, propone la idea de un tiempo circular donde todo se repite en un ciclo eterno. El tiempo no avanza hacia un futuro indefinido, sino que cada acción y cada momento se repiten una y otra vez.

Evo Morales, el discípulo instintivo del filósofo alemán, al parecer, asumió inconscientemente la idea del “eterno retorno”, quizá, esto explica su pretendida insistencia de retornar infinitamente a la presidencia. Lamentablemente, Morales ignoró que el “eterno retorno” incluye la reiteración tanto de los fracasos como de los éxitos.

Debe admitirse que, desde hace algún tiempo, Morales Ayma viene soportando estoicamente el retorno de los fracasos: el referéndum del 21-F fue un contundente revés, el fraude electoral del 2019 resulto un categórico descalabro, la tácita división del MAS se ha convertido en una rotunda desventura, la anulación del Congreso de Lauca Ñ fue un absoluto fiasco, y, la reciente sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que anula la reelección indefinida, se constituyó en el mayor hecho funesto en contra de Evo Morales.

Realmente, la Resolución 1010/2023 del TCP no puede ser interpretada al margen de las pugnas entre “evistas” y “arcistas”. Ayer, cuando gobernaba Morales, los miembros del TCP, desconociendo el resultado del referéndum del 21-F de 2016, pisoteando el texto constitucional y con el argumento de que se violentaba su “derecho humano”, hizo posible la habilitación de Morales Ayma y García Linera para volver a presentarse en las elecciones de 2019. Hoy, con Luis Arce de presidente, otros miembros del TCP, emitieron una sentencia que inhabilita a Morales y García como posibles candidatos en las siguientes elecciones. Este último fallo tiene el mérito de reconocer los resultados del 21-F, invalidar el “derecho humano” y sujetarse al Artículo 168 de nuestra Carta Magna.

Después de que el TCP emitió la sentencia, Evo Morales y sus leales reaccionaron en las redes sociales con mensajes incoherentes, descontextualizados y nada convincentes: predominaron las emociones antes que las razones. Morales dijo: “Asumiremos decisiones y acciones de manera conjunta para defendernos ante los ataques políticos de la derecha interna y el imperio que desde la Casa Grande del Pueblo intentan proscribir al movimiento indígena y su instrumento político el MAS-IPSP”.

El argumento de la nota es insostenible: primero, ni la derecha ni el imperio son los autores de los “ataques políticos”, en realidad son los magistrados que los propios parlamentarios masistas preseleccionaron y que, en las elecciones judiciales de 2017 fueron elegidos, pero en las circunstancias actuales su lealtad, al parecer, se inclinó a favor de Luis Arce; y segundo, en ninguna parte de la extensa sentencia se lee algo parecido a “proscribir” al MAS, esta conclusión es producto de la imaginación de Morales: o comprendió mal el texto o le contaron peor.

Carlos Romero hizo un descuidado comentario al respecto, dijo: “En la sentencia del TCP hubo desinformación y una interpretación absolutamente antojadiza, poco seria y distorsionada y que Evo Morales está absolutamente habilitado para las elecciones de 2025”. La sentencia del TCP tiene 82 páginas y las ligeras aseveraciones de Romero no tienen sustento en este documento, toda su charlatanería se desmorona con solo leer las páginas 31 y 32 de dicha sentencia.

Debe admitirse que, en este caso, la justicia hizo “justicia”. Pero, ciertamente, no porque los magistrados sientan un virtuoso apego por el Estado de derecho, sino, muy probablemente, por obtener algunas ventajas particulares y por la interesada injerencia del oficialismo. Esta “justicia”, en el marco de las disputas internas del MAS, ha permitido a la facción “arcista”, considerando el velado objetivo de conseguir la reelección de su binomio, dar un paso importante: anular a Morales. Ahora el camino para conquistar la sigla es menos pedregoso y más accesible la senda para conseguir que Arce y Choquehuanca sean los candidatos del MAS.

Así, en este nuevo escenario, la facción “evista” debe afrontar dos batallas: la jurídica y la callejera. En la batalla jurídica lastimosamente no cuentan con argumentos sólidos y convincentes como para revertir aquel fallo, carecen de poder político influyente y no existe otra instancia, nacional o internacional, de apelación (excepto la corte celestial); y, en la batalla callejera, las condiciones tampoco son propicias, cada vez se movilizan menos personas y con menos intensidad, eso pudo advertirse en las últimas movilizaciones que resultaron un fracaso. Innegablemente, ambos campos de batalla son deleznables.

Por todo lo expresado anteriormente, parece inminente la derrota de los “evistas” y muy probable el adiós al “eterno retorno” de Evo Morales al gobierno.



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