La Paz, 03 de octubre de 2023
La princesa de Jordania, Sarah Zeid, en La Paz. EFE/Luis Gandarillas
La Paz / EFE
“Saberes Ancestrales, Sabores Naturales”, un programa que
busca rescatar las “raíces culturales” y el “patrimonio alimentario” en Bolivia
y que se apoya en las mujeres indígenas como agentes de cambio, fue lanzado
este viernes en La Paz por la princesa Sarah Zeid, de Jordania.
“La magia de Bolivia está en sus mujeres (...) en ellas recae la gran
responsabilidad del cuidado nutricional de sus familias y de las personas”,
manifestó a EFE la princesa de Jordania.
Zeid consideró que las mujeres, principalmente campesinas e indígenas, son los “instrumentos
de cambio”, por lo que hay que trabajar para que ellas puedan vender sus
productos sin dificultad y tengan “una mejor posibilidad de ofrecer comida
saludable y nutritiva”.
La princesa de Jordania llegó a Bolivia como asesora del Programa Mundial de
Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) en temas de salud y nutrición para
impulsar esta iniciativa de “empoderamiento gastronómico” y “recuperación de
conocimientos e ingredientes tradicionales”.
En el lanzamiento del programa participaron el coordinador residente de las
Naciones Unidas en Bolivia, Rafael Ramírez; el director país de WFP, Alejandro
López; el director administrativo de la Fundación Simón I. Patiño, Agustín
Iturricha, y algunas mujeres alcaldesas y parlamentarias bolivianas.
Riqueza gastronómica
Ramírez dijo en su discurso que algunos eventos globales como el cambio
climático, la pandemia y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania han generado
la necesidad de “mirar nuestras raíces y saberes ancestrales”.
Por ello, es preciso que los países se concentren en su capacidad de
resiliencia y de trabajar en la “seguridad alimentaria” además de los “sistemas
alimentarios propios”, apuntó.
López destacó que el Programa Mundial de Alimentos ha localizado “650 productos
puramente andinos y puramente amazónicos” que dan a la gastronomía boliviana
una riqueza cultural “espectacular”.
Con “Saberes Ancestrales, Sabores Naturales” es posible articular un movimiento
de cocina social “que va a permitir que la gente coma mejor y disfrute la
comida (...) gracias al conocimiento de todas sus mujeres”, enfatizó López.
Por su parte, la princesa Zeid dijo que le han “impactado enormemente” la
castaña y quinua, productos que “ayudan enormemente a la salud”, pero que éste
último, pese a ser el alimento más famoso de Bolivia, aún “no es conocido por
todo el mundo” y que es necesario que cobre más reconocimiento.
Oportunidades y amenazas
Las mujeres autoridades que participaron en el evento compartieron sus
testimonios sobre las costumbres alimenticias y dificultades en sus zonas de
origen.
Flora Mamani, una autoridad del pueblo andino Uru Chipaya, relató que en su
zona se producen granos como la quinua y cañahua, mientras que entre las carnes
se consume el cordero, llama y cerdos salvajes.
En tanto que la alcaldesa de la ciudad amazónica de Cobija, Ana Lucía Reis,
contó a EFE que los principales productos de esa región norteña son la castaña,
para elaborar harina y leche, además del fruto asaí.
Reis consideró importante promover la venta de estos alimentos en el mercado
interno para que en Bolivia se consuma “lo bueno” que se produce en el país y
además para “mejorar la calidad de vida de la gente que vive en la selva”.
La parlamentaria Darlem Velasco, de la región sureña de Tarija, contó que allí
un alimento esencial es el pescado, pero que en el último tiempo la presencia
de minerales en ríos como el Pilcomayo ha afectado la calidad (menor tamaño) y
la cantidad.
Asimismo, apuntó que en las regiones secas como el Chaco boliviano es necesario
alentar los huertos escolares y domésticos a través de sistemas de agua
sostenibles para contribuir a la alimentación de sus habitantes.
“Saberes Ancestrales, Sabores Naturales” proyecta varios “ejes de acción” como
la protección del saber y el sabor gastronómico, la creación de un repositorio
académico sobre los sistemas alimentarios en Bolivia, la elaboración de “rutas
gastronómicas” y la “expansión” de los conocimientos culinarios, entre otros.
BD / RED