La Paz, 26 de diciembre de 2024
Visión Sostenible |17|11|24|
Apostar por el talento humano y la creatividad como motor de desarrollo sostenible es el eje central de la economía naranja, un modelo que transforma la "materia gris" en el más valioso recurso para el crecimiento. Este enfoque fue el tema principal del II Foro Internacional de Economía Creativa, celebrado en Cochabamba, donde líderes y expertos compartieron estrategias para fortalecer este ecosistema.
En el evento, organizado por la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) con el apoyo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), se destacó la importancia de una educación innovadora que fomenta la creatividad y la identidad cultural.
Verónica Ágreda, rectora de Unifranz, subrayó la necesidad de una transición hacia una economía basada en el talento y las ideas.
“Los jóvenes tienen un futuro más esperanzador de lo que nos cuentan los medios de comunicación. No hay tiempo para lamentarse, es momento de seguir aunando esfuerzos y sacar a Bolivia de esta crisis, apostar por el desarrollo sostenible, empoderar a los jóvenes y apoyar a los emprendedores”, expresó Ágreda.
Además, enfatizó que la tecnología es una herramienta clave para cerrar brechas y avanzar con mayor rapidez. Según la académica, es fundamental modernizarse, implementar leyes que incentiven los emprendimientos y adoptar modelos educativos que impulsen las profesiones del futuro.
Los pilares de la economía naranja.
Felipe Buitrago, exministro de Culturas de Colombia, creador del término "economía naranja" y coautor del libro “Siete ingredientes para una Economía Naranja Sostenible”, destacó que la cultura debe ser el núcleo de cualquier estrategia de desarrollo.
“La cultura y la economía no son enemigas, sino dos caras de la misma moneda. Necesitamos conectar recursos con talento joven para pensar estratégicamente y avanzar”, afirmó.
Buitrago presentó los siete elementos esenciales para construir un ecosistema creativo:
Además, propuso evolucionar el modelo STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) hacia STEAM, incorporando las artes y el diseño como componentes esenciales para formar personas creativas y adaptables.
La identidad como bandera
El reconocimiento y la promoción de la identidad cultural fueron temas recurrentes. Valentina Arteaga, chef boliviana y propietaria de Phayawi, destacó cómo la autenticidad puede conquistar mercados internacionales.
“Ser fieles a nuestra identidad y concepto es clave. En mi caso, investigué la diversidad culinaria de Bolivia para ofrecer una experiencia auténtica”, comentó.
Desde su apertura en plena pandemia, Phayawi se ha convertido en un referente gastronómico, demostrando que la dedicación al cliente y el marketing personal son fundamentales. Arteaga agregó: “Nunca dejemos de aprender, reinventémonos e innovemos constantemente. La disciplina y la humildad son esenciales para el éxito”.
Saber adaptarse: historias de resiliencia
Otro ejemplo inspirador fue Edita Vojtková, diseñadora de moda checa radicada en Bolivia, quien compartió cómo enfrentó barreras culturales y lingüísticas al llegar al país.
“Cada problema fue una oportunidad para mejorar. La pasión y el don natural para el trabajo son cruciales, pero también lo es la humildad para aprender y crecer”, reflexionó.
Vojtková lidera una tienda multimarca en Santa Cruz, promoviendo la colaboración entre diseñadores locales y fortaleciendo el mercado creativo.
Construir un futuro lleno de colores
El mensaje general del foro fue claro: la economía naranja no solo impulsa el crecimiento económico, sino que también revitaliza la identidad y la cultura de un país.
“Todos podemos contribuir a consolidar ecosistemas creativos. Nos hemos acostumbrado a un mundo gris debido al extractivismo, pero debemos aspirar a uno lleno de colores, creatividad y desarrollo sostenible”, concluyó Ágreda.
El camino hacia una economía creativa requiere esfuerzo conjunto, leyes favorables, educación innovadora y un profundo amor por la identidad cultural. Apostar por el talento y la creatividad no solo es una oportunidad, sino una necesidad para construir el país que todos soñamos.