La Paz, 26 de diciembre de 2024
La inclusión financiera considera el acceso a servicios no financieros, los cuales están relacionados a la formación financiera, programas informáticos de toma de decisiones y asesoramiento y experiencia técnica financiera.
Fernando Durán Valenzuela
Una de las preguntas más recurrentes que se han hecho los tomadores de decisiones, a lo largo de la historia, es la siguiente: ¿Qué se puede hacer para reducir la pobreza?
Las respuestas, sin duda, han sido numerosas. Las más importantes están relacionadas a los siguientes aspectos:
• Aumentar las capacidades (físicas e intelectuales) de la población más necesitada para mejorar sus ingresos.
• Crear fuentes de empleo dignas y reducir las desigualdades de género.
• Fortalecer el papel de las instituciones, públicas y privadas.
• Implementar programas de erradicación del hambre y mal nutrición.
• Mejorar la cobertura de la salud universal, el acceso a servicios básicos y de educación.
• Fomentar el uso y la gestión sostenible de recursos naturales.
• Facilitar la productividad agrícola y la seguridad alimentaria, entre otras.
Sin embargo, entre ellas, un elemento complementario clave para reducir la pobreza, impulsar el crecimiento económico y alcanzar el desarrollo sostenible es: promover la inclusión financiera.
La inclusión financiera
Se refiere al acceso que tienen las personas (naturales o jurídicas) a diversos productos y servicios financieros; incluyen: productos de ahorro, crédito, seguros (microseguros, por riesgo climático y muerte, etc.), los pagos de servicios básicos y transferencias de dinero.
Asimismo, la inclusión financiera considera el acceso a servicios no financieros, los cuales están relacionados a la formación financiera (en gestión empresarial, análisis de riesgos, gobernanza, etc.), programas informáticos de toma de decisiones y asesoramiento y experiencia técnica financiera.
Abarca los siguientes elementos: 1) Las posibilidades de acceso e infraestructura; 2) La demanda de servicios financieros; 3) La protección al consumidor financiero; y, 4) La educación financiera. Esta última, conlleva fortalecer la promoción de las aptitudes, habilidades y conocimientos de la población en general, para que ésta efectúe un adecuado manejo de sus finanzas personales, evalúe la oferta de productos y servicios financieros, tome decisiones acordes a sus intereses y necesidades.
Inclusión financiera moderna y de calidad para reducir la pobreza
No es desconocido, mucho menos un secreto, que la aplicación de políticas de inclusión financiera trae consigo acumulación de capital, productividad, crecimiento económico y desarrollo. Es decir, impactos positivos para la reducción de la pobreza así como de la informalidad financiera.
Las investigaciones relacionadas a educación financiera demuestran que los países que adoptan un enfoque estratégico de inclusión financiera con la participación de entes reguladores y empresas de telecomunicaciones competitivas, tienden a reducir sus índices de desigualdad de ingresos y de pobreza.
Al respecto, para que puedan darse dichos avances, es necesario promover servicios tecnológicos financieros de calidad, mejorar la cobertura de productos y servicios financieros, optar por la modernización constante, reducir los costos de transacción y disminuir las posibles asimetrías de información del mercado.
En consecuencia, es necesario:
• Mejorar la inclusión financiera digital.
• Reducir las brechas de conocimientos informáticos para el uso de aplicaciones digitales y de pagos modernos, especialmente de la población de escasos recursos y adulta mayor.
• Supervisar continuamente los costos de acceso de comunicación para clientes y velar que sean sostenibles para los proveedores.
• Aplicar políticas a escala, como la identificación digital universal.
• Promover los servicios financieros móviles a través de la dotación de equipos de comunicación con acceso a redes y aplicaciones financieras.
• Implementar programas de educación financiera en todos los centros de enseñanza, con programas y contenidos de acuerdo a la madurez educativa.
Conclusiones
La práctica de políticas de inclusión financiera permitirá mejorar el bienestar económico de la población en su conjunto. Su aplicación estratégica, ya sea por segmentos, poblaciones pequeñas o sectores específicos, convergerá en la reducción de la informalidad financiera y de la desigualdad de ingresos.
En consecuencia, es necesario promover servicios tecnológicos financieros óptimos, mejorar la cobertura de los productos y servicios financieros, modernizarlos constantemente, reducir los costos de transacción para los usuarios e identificar y eliminar las posibles asimetrías de información existentes en el mercado.
Finalmente, es posible lograr un sistema financiero equitativo, desarrollado y competitivo; la educación financiera es el primer paso, lograr una inclusión financiera moderna y de calidad, el segundo.
*Es economista