La Paz, 27 de diciembre de 2024
Visión Sostenible|26|12|24|
Consolidar las smart city (ciudades inteligentes) o ciudades del futuro no solo se basan en la utilización de la tecnología, sino principalmente en la participación activa de la ciudadanía. El concepto surge en un contexto de creciente digitalización y urbanización, donde la tecnología es vista como una herramienta para transformar los servicios urbanos y mejorar la calidad de vida de las personas.
“La tecnología es una herramienta que ha permitido a las sociedades avanzar y mejorar sus procesos sociales, económicos y políticos, pero no es la solución a todos nuestros problemas y desafíos urbanos, es simplemente un factor que debemos de considerar y utilizar a nuestro favor”, aseveró Francisco Flores, director de Laboratorios Urbanos y la Red Internacional de Ciudades Inteligentes, en su ponencia en el Futures Week®, evento internacional organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Para Flores una ciudad inteligente no solo mide indicadores de movilidad o eficiencia energética, sino que también debe facilitar procesos básicos, como hacer trámites sin complicaciones, mejorar el acceso al transporte público en tiempo real o garantizar interconectividad.
Estas soluciones cotidianas, que simplifican la vida de las personas, son fundamentales para que las ciudades modernas puedan cumplir la misión de garantizar el bienestar de sus habitantes.
En su ponencia, como parte de su experiencia, puso como ejemplo el Fab City de su ciudad natal León de Guanajuato, en México. “Nuestro Fab City, digamos que es como el laboratorio llevado al marco de la ciudad. La ciudad como un gran laboratorio desde donde impulsamos el tema del emprendimiento a través de este programa”.
El mexicano rememoró que su ciudad sufre problemas con el aire, los espacios urbanos, las áreas verdes y otras, y destaca la participación activa de los jóvenes en la búsqueda de soluciones.
“(Teníamos) muchos retos y por eso decidí junto con las juventudes, que son los agentes de cambio, que tenemos que participar en la transición, si queremos tener una ciudad sostenible e inteligente. En dos años se diseñó una metodología que ayudó a más de 300 jóvenes a implementar proyectos de sostenibilidad”.
Flores invitó a los jóvenes a involucrarse en la construcción de ciudades que los comprendan y encuentren en la tecnología soluciones a sus problemas. Les recomendó participar en concursos, especialmente aquellos de sostenibilidad, ya que son estimulantes y motivadores: "Si ganas, mejor aún".
Compartió su experiencia en un concurso de regeneración urbana, donde vio la convocatoria en Internet, la compartió en varios grupos de WhatsApp: “A ver quién quiere y hubo gente que sí quiso participar. Armamos un equipo de casi 10 personas académicas y activistas. Este tipo de conexiones pueden venir de lo más común como es el WhatsApp”. “Pensamos qué era lo que se necesitaba, elegimos un lugar para la intervención y luego nos fuimos a entrevistar a la gente. Esto también es muy importante cuando hablamos de empoderamiento, de participación ciudadana”, apuntó el experto.
El proyecto buscaba mejorar una parada de transporte público descuidada, transformándola en un espacio útil con áreas de recreación, expansión, caminata y ciclismo, además de incorporar zonas verdes y naturaleza urbana. Durante la exploración, el grupo identificó un hospital cercano, por lo que varias de las intervenciones del espacio se orientaron a beneficiar a las personas que buscan atención médica.
“Integramos diferentes temas: la movilidad activa, la micromovilidad con scooters. También apoyamos el tema del desarrollo de negocios para la reactivación económica, el mobiliario urbano recreativo con juegos y, por supuesto, servicios o baños”.
El ciudadano al centro del ecosistema urbano
Para la Red Internacional de Ciudades Inteligentes, el éxito de una ciudad inteligente depende de colocar al ciudadano en el centro del ecosistema urbano. El desarrollo urbano requiere la colaboración de la iniciativa privada, la academia y los gobiernos, pero todas las decisiones deben enfocarse en facilitar procesos y hacer que los ciudadanos participen activamente en la construcción de su entorno.
“El ciudadano es la persona más importante dentro de todo el sector que combina la ciudad. Cuando hablamos de ciudades estamos hablando de que participan muchos elementos, desde la iniciativa privada, la academia y, obviamente, el tema de la gobernanza, pero todo debe ir en función de facilitar los procesos a los ciudadanos y también hacerlos partícipes”, aclara el experto.
La tecnología herramienta para la transparencia
En un contexto donde la desconfianza hacia las instituciones es un problema recurrente, la transparencia se convierte en un pilar fundamental de la gobernanza inteligente.
El experto propone la implementación de plataformas digitales para que los ciudadanos tengan acceso en tiempo real a la gestión pública. Por ejemplo, un ciudadano puede ingresar desde su teléfono móvil a un sistema de información pública y verificar en qué se ha gastado el presupuesto de su alcalde o gobernador.
La transparencia no solo fortalece la confianza en las instituciones, sino que también combate la corrupción, uno de los principales problemas que afectan la percepción ciudadana de los gobiernos. No obstante, lograr esta digitalización es un proceso complejo.
«Muchas instituciones aún manejan su administración con hojas de cálculo o grandes pilas de papeles», comenta Flores y agrega que «transformar esta gestión análoga en un sistema digital es un reto complejo, pero necesario».
No solo basta con tener la infraestructura tecnológica, es fundamental que los funcionarios públicos cuenten con las habilidades necesarias para manejar estos nuevos procesos. La capacitación y el aprendizaje continuo dentro de las instituciones públicas son esenciales para garantizar una administración eficiente y digitalizada.