El papa Francisco falleció este lunes a los 88 años tras sufrir unos problemas respiratorios que le mantuvieron alejado de los fieles en los últimos meses.
Brújula Digital|21|04|25
El papa Francisco falleció este lunes a los 88 años tras sufrir unos problemas respiratorios que le mantuvieron alejado de los fieles en los últimos meses, pero, el día anterior, pudo despedirse de ellos subiéndose de nuevo al 'papamóvil' en la plaza de San Pedro, abarrotada por la Pascua.
Francisco había reducido drásticamente su presencia en los actos de la Semana Santa pero sí pudo aparecer ayer Domingo de Resurrección ante miles de fieles en la plaza de San Pedro para la tradicional bendición 'Urbi et Orbi' (a la ciudad y al mundo).
"Queridos hermanos y hermanas, feliz Pascua", proclamó con un hilo de voz desde el balcón de la basílica vaticana, para ceder enseguida la palabra al maestro ceremoniero, monseñor Diego Ravelli, encargado de leer su mensaje pascual.
Francisco fue ingresado el 14 de febrero por una grave infección respiratoria y, aunque salió del hospital 38 días después, el 23 de marzo, vivía una convalecencia "blindada" en su residencia vaticana, la Casa Santa Marta, casi sin recibir visitas.
No obstante, en las últimos tiempos había empezado a ver a gente y hasta a autoridades: lo hizo con los reyes británicos, Carlos III y Camila, el 9 de abril, y ayer mismo con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, católico converso y de viaje oficial a Italia.
El último día de Francisco estuvo marcado por su regreso ante los fieles. El contacto con ellos fue una prioridad durante sus más de doce años de pontificado y por la Pascua, no solo les bendijo, sino que volvió a recorrer la plaza con el 'papamóvil'.
En su recorrido en el vehículo descapotado, el pontífice argentino saludó a las masas y bendijo a algunos niños. En la plaza había unos 50.000 fieles que asistían, sin saberlo, a su último acto.
Pero aunque en Semana Santa evitó participar en casi todos los actos, delegando su presidencia a algunos cardenales, su última salida del Vaticano fue precisamente para visitar una cárcel romana por Jueves Santo, una tradición que cumple incluso desde su época argentina.
Francisco acudió esta vez a la prisión romana de 'Regina Coeli' y se reunió con 70 presos, aunque no pudo lavarles los pies, algo que solía hacer por la misa que conmemora la 'Ultima Cena'.
Al salir de la penitenciaría, Francisco, en su última declaración a la prensa, y preguntado por cómo afrontaba esta Semana Santa con sus problemas de salud, respondió: "Lo vivo como puedo".
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