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Sociedad | 19/03/2025   04:38

|OPINIÓN|Baurelandia SA, la concesión eterna de un pueblo real a un Estado ficticio|Noelia Rendon|

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Brújula Digital|19|03|25|

Noelia Rendon 

En una de las historias más inverosímiles y alarmantes de los últimos tiempos, el pueblo Baure, en el departamento del Beni, se ha visto envuelto en un acuerdo que despierta más preguntas que respuestas. Un supuesto contrato de “arrendamiento perpetuo” de 60 mil hectáreas por 108 mil dólares anuales con los llamados Estados Unidos de Kailasa ha puesto en el ojo de la tormenta a dirigentes indígenas y autoridades.

Para entender la magnitud del escándalo, es necesario contextualizar, los Baure son un pueblo indígena que, como muchas otras naciones originarias, ha luchado históricamente por la defensa de su territorio. Su supervivencia depende del respeto a su autodeterminación y a su relación con la tierra, principios consagrados en la Constitución boliviana. Sin embargo, en 2024, algunos de sus líderes firmaron un acta para conceder el uso de su territorio a un supuesto Estado que, en realidad, es poco más que una farsa: Kailasa, la creación de un gurú hindú prófugo de la justicia.

A esta polémica se suma la figura de Herbert Taboada, diputado de Comunidad Ciudadana un personaje que, a pesar de la controversia, no ha ocultado su entusiasmo por Kailasa. En una publicación en su página de Facebook el 27 de febrero de 2025, se le vio en un viaje a Estados Unidos, reunido con representantes de este supuesto país, recibiendo reconocimientos y posando en más de 50 fotografías con la bandera del Beni y la boliviana. Sin embargo, tras las primeras denuncias sobre los contratos firmados en Bolivia, estas imágenes fueron eliminadas de su cuenta. ¿Qué papel juega Taboada en esta historia? ¿Es acaso otro caso de autoridades vinculadas a este tipo de acuerdos turbios, como ocurrió en Paraguay y Ecuador?

No sería la primera vez que vemos a figuras políticas involucradas en este tipo de esquemas. En Paraguay, un alto funcionario fue destituido luego de firmar acuerdos con Kailasa, y en Ecuador, una ministra quedó en ridículo tras reunirse con uno de sus representantes en un evento oficial. ¿Estamos frente a un caso similar en Bolivia? Las evidencias indican que sí.

Kailasa, fundado por Nithyananda Paramashivam en 2019, es un autoproclamado gurú de un país que no existe en ningún mapa oficial, pero que ha logrado infiltrarse en espacios internacionales y engañar a comunidades vulnerables con promesas ambiguas. Su líder es un prófugo de la justicia India, acusado de múltiples delitos, incluyendo secuestro, abuso sexual y fraude. Nithyananda huyó de India en 2018, cuando las autoridades comenzaron a investigar denuncias de abuso a menores dentro de su secta, desde entonces, ha logrado instalar su discurso en diversos foros y ha intentado obtener reconocimiento para su “Estado”, presionando a autoridades desprevenidas o, en algunos casos, cómplices. El modus operandi de Kailasa ya se había evidenciado en Paraguay y Ecuador, donde sus representantes lograron engañar a funcionarios para firmar acuerdos de cooperación que después resultaron ser papel mojado.

El contrato firmado por los dirigentes Baure no solo es una afrenta a la soberanía del pueblo indígena, sino que además viola flagrantemente la Constitución boliviana. Concede el uso del territorio por mil años (renovables automáticamente), cede derechos sobre el espacio aéreo y los recursos naturales, e incluso obliga a los firmantes a reconocer la moneda y el pasaporte de Kailasa, en otras palabras, entrega una porción de Bolivia a un líder sectario acusado de crímenes en su país de origen.

Para colmo, la periodista que destapó este escándalo, Silvana Vincenti, ha recibido amenazas directas de los involucrados. Pedro Guasico, uno de los dirigentes baure que firmó el contrato, le envió un audio en el que le dice: “Niña, te metiste con la nación equivocada”, seguido de una advertencia velada sobre las consecuencias de sus publicaciones. ¿Qué intereses se están protegiendo aquí? ¿Quién se beneficia realmente de este acuerdo?

El caso Baure no es solo un episodio aislado de corrupción o manipulación, es un síntoma de una crisis mayor: la vulnerabilidad de los pueblos indígenas frente a negociaciones opacas, la negligencia del Estado en la protección de sus territorios y la facilidad con la que farsantes como Nithyananda pueden infiltrarse en estructuras de poder para avanzar sus agendas.

Es urgente que las autoridades investiguen a fondo este acuerdo y sancionen a quienes resulten responsables. Los pueblos indígenas no pueden seguir siendo presa de oportunistas que, bajo la bandera de la cooperación y el desarrollo, buscan despojarlos de sus Derechos. La historia de Baure debe ser una advertencia para el resto del país: cuando la tierra deja de ser del pueblo, el pueblo pierde mucho más que su territorio. Pierde su futuro.

Noelia Rendon, periodista y activista por los DDHH.





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