Falta de rampas, escasas barandas, aceras en mal estado, calles empedradas o adoquinadas y otras característcas de La Paz hacen que transportarse en silla de ruedas es algo casi imposible en la ciudad.
Brújula Digital |16|3|2020|
Transportarse en sillas de ruedas, con muletas o bastones en la ciudad de la Paz es una tarea de titanes. Sus usuarios deben atravesar por aceras en mal estado, ingresar a edificios, hospitales, farmacias, centros deportivos y oficinas que carecen de rampas y barandas.
También deben enfrentar comportamientos peligrosos del tráfico local y esperar que se adecue la infraestructura vial, al sistema de transporte integrado, para que no se rompa la cadena de accesibilidad y transitabilidad.
El año 2012 el Legislativo aprobó la Ley General para Personas con Discapacidad estableciendo que todos órganos del Estado Plurinacional, en sus distintos niveles, instituciones públicas y privadas, deberán adecuar su estructura arquitectónica, sistemas, medios de comunicación y medios de transporte, gradualmente, a partir de su promulgación, para garantizar la accesibilidad a las Personas con Discapacidad.
Tras la promulgación de la normativa, el sistema bancario fue el primero en acatar paulatinamente e instalar rampas, atención y asientos preferenciales para las personas con discapacidad y adultos mayores, seguido por algunas clínicas privadas, hospitales y una que otra edificación nueva.
Ausencia de políticas
La presidenta del concejo municipal paceño, Andrea Cornejo, que sufre una enfermedad degenerativa y se moviliza en silla de ruedas, aseguró que si bien se aprobó la norma hace ocho años, no existió una política pública nacional impulsada desde el Ejecutivo que defina en la práctica las directrices y estándares mundiales a seguir, por lo que cada municipio asumió el desafío y adecuaciones con limitaciones económicas.
En 2016, Cornejo fue alcaldesa interina de La Paz y logro que el concejo aprobara la Ley Municipal Autonómica 209 para las Personas con Discapacidad, para promover que la ciudad de La Paz sea accesible; eliminar las barreras arquitectónicas y actitudinales, adecuar la infraestructura vial al sistema de transporte integrado, implementar el servicio municipal de transporte ortopédico y espacios especiales de estacionamiento para familiares de personas con discapacidad.
Cornejo, que ahora es presidenta del Consejo Municipal, admitió que el transporte en silla de ruedas es “muy complicado” en la ciudad de La Paz, por su topografía accidentada, barreras arquitectónicas, mal estado de las aceras, calles y la inexistencia de rampas en muchos lugares de la ciudad.
No obstante, aseguró que desde que se aprobó la Ley Municipal 209, la Alcaldía está trabajando, conjuntamente con el Consejo de Personas con Discapacidad, para eliminar las barreras de movilidad, concientizar a urbanistas, arquitectos e ingenieros sobre la necesidad de contar con ambientes accesibles para las personas con capacidades diferentes y adultos mayores.
“La Paz no ha sido planificada para ser una ciudad para todos, por ello estamos trabajando y esforzándonos mucho concientizando a distintos sectores de la población, para que sepan que por donde pasa una silla de ruedas, pasa cualquier persona. La ciudad tiene que estar adaptada a todos los ciudadanos y no los ciudadanos adaptados a la ciudad”, aseguró Cornejo.
Miembros del Consejo de Personas con Discapacidad sugirieron que las facultades de arquitectura, ingeniería, diseño y otras carreras brinden la materia de “arquitectura sin barreras” y que enseñen a los estudiantes aplicar diseños y códigos estandarizados para personas con discapacidad y adultos mayores.
Aceras, municipio y vecinos
La Ley Municipal para la Construcción y Mantenimiento de Aceras, (aprobada en grande en 2018, pero pendiente en detalle y revisión), involucra a los vecinos, al sector empresarial y comercial construir una ciudad accesible al peatón, con aceras y rampas que puedan facilitar el paso a personas con muletas, sillas de ruedas, bastones para adultos mayores y mujeres embarazadas.
“Los vecinos deben comprender que se debe trabajar de manera conjunta con el municipio con la finalidad de eliminar las barreras arquitectónicas”, dijo Cornejo.
El Informe Nacional sobre el Desarrollo Humano en Bolivia denominado “El Nuevo Rostro de Bolivia. Transformación Social y Metropolización”, revela que sólo el 35% de las calles está en buen estado, por lo que la infraestructura vial es un desafío para la gestión municipal.
En Bolivia no existen datos precisos del número de personas con discapacidad, en este sentido las autoridades municipales y representantes del Consejo de Personas con Discapacidad solicitaron hace ocho años al Ejecutivo, que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), realice un censo para este segmento poblacional, con un equipo multidisciplinario que conozca la problemática de la discapacidad.
El INE en 2016 reveló que en Bolivia tres de cada 100 personas tienen alguna dificultad permanente y el 9,3% de la población en Bolivia en 2019 estaba constituida por adultos mayores.
Barreras arquitectónicas a cada paso
En un recorrido realizado por distintas zonas paceñas para verificar el estado de las vías públicas se evidenció que gran parte de las aceras están destrozadas, tienen zanjas y desniveles. Las nuevas construcciones de edificios carecen de rampas y si las tienen sólo están al ingreso y luego nuevamente hay gradas. Lo mismo sucede para entrar a oficinas, comercios y centros de salud, entre otros.
En el Policlínico de la Caja Petrolera, por ejemplo, los pacientes que usan bastones o burritos deben subir 20 gradas para ser atendidos. Si la persona está en silla de ruedas, debe pedir un consultorio en planta baja, para ser atendida.
En la zona Sur nos encontramos con don Jorge y su enfermero Víctor Aguilar, quien nos contó que en Los Pinos no hay rampas y andar por las aceras es como estar “en una lavadora”.
“Para cambiar de acera debemos bajar de retro, luego cruzar al frente y volver a subir debido a que no hay rampas. Es un sufrimiento. Hay personas que andan solas en su silla de ruedas y para éstas deben ser un vía crucis el trayecto. La Paz y la zona Sur en particular no están adecuadas para el transporte en sillas de ruedas”, dijo Aguilar.
Asimismo, contó que cuando tienen que ir al centro optan por tomar un radiotaxi, si bien el PumaKatari y Teleférico prestan el servicio para personas que están en silla de ruedas, al llegar a la parada, igual deben tomar un radiotaxi para ir al destino, incrementándose el costo.
Durante el recorrido también se constató que el municipio paceño realizó importantes avances en el paseo el Prado, la avenida Mariscal Santa Cruz, San Pedro y Landaeta, que cuentan con rampas, pasamanos, señalizaciones, circuitos podotáctiles para las personas no videntes y alertas en semáforos para personas sordomudas.
Jhonny hace diez años depende de su silla de ruedas, trabaja y va al centro de rehabilitación en la calle 15 de Calacoto por las mañanas. Usa unos pequeños guantes negros para mover las llantas de su silla y no lastimarse las manos. Aprendió a movilizarse solo para así poder llegar a su trabajo, enfrentado muchas barreras y poniendo en riesgo su vida en medio del tráfico paceño.
Considera que hay avances en el servicio de transporte con el Puma Katari, y Teleférico y la construcción de algunas rampas y paradas.
Mónica Saucedo es periodista. Esta investigación fue realizada en el marco del Fondo de Apoyo Periodístico “La Paz y Tarija a través de nuevas miradas” que impulsan la Fundación para el periodismo y el Observatorio La Paz Como Vamos con el apoyo de la ONU Hábitat.