Brújula Digital|17|04|25|
Amparo Ballivián
Si hubiera un mandamiento aplicable a los candidatos de oposición en las elecciones generales del 17 de agosto de 2025, ese sería “no fragmentareis”. Ese debiera ser un mandamiento ineludible para todos los candidatos de oposición (genuinamente de oposición). Eso ya lo hicieron en forma pública varios precandidatos importantes –Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho, Vicente Cuellar y Branko Marinkovic– y en forma implícita algunos otros. Aplaudo su desprendimiento en favor del más alto interés de la patria. Es hora de sumarme a esa lista.
Declino mi precandidatura a la Presidencia de la República. Lo hago luego de hacer una revisión del cumplimiento por parte de las empresas contratadas por Samuel Doria Medina de los aspectos técnicos acordados después de tres meses de reuniones, discusiones, negociaciones de los miembros del Bloque de Unidad. Como anuncié la semana pasada, yo no puedo tomar posición antes de asegurar que los acuerdos técnicos fueron cumplidos por las empresas, no sería responsable. Ni con el bloque, ni con la población. Ahora ya lo he hecho. Y, aunque hay cosas que me incomodan (las explicaré en otro texto), son claras para mí, dos cosas: (1) yo no obtuve ni un sólo punto (digo bien, nuestro acuerdo era sobre puntos, no sobre porcentajes) y (2) sobre la base de mi revisión y entrevistas con las empresas, Samuel ganó. Así que yo me bajo y felicito a Samuel.
Pero no puedo apoyarlo. Puede sonar raro. Puede sonar a “él que explica se complica”. Seguramente me acusarán de indecisa y muchos etcéteras. Pero yo he prometido, insistentemente, desde febrero de 2024, que apoyaré al candidato único de la oposición. Hoy ¿hay candidato único de la oposición? No lo hay. Hoy, hay dos candidatos de oposición con posibilidades reales de ganar las elecciones de agosto: Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga. Por tanto, conciencialmente, yo debo seguir trabajando hasta lograr un candidato único de oposición. Y seguiré trabajando para lograr ese objetivo. Porque, si no, gana el MAS y yo no quiero eso.
Así que, ahora, ¿qué? Seguiré agotando todos los esfuerzos a mi alcance para lograr que Samuel y Tuto logren un acuerdo. Puedo ser una especie de “puente” entre ellos. Claro que me doy cuenta de dos cosas: sólo podré lograrlo si ambos aceptan estar a cada extremo de ese puente. Y, segundo, al declinar mi candidatura baja sustancialmente mi influencia. O sea, mi propósito será estéril si uno o ambos no quieren llegar a un acuerdo, o si no les importa que yo sea el vínculo para lograr un acuerdo. Además, hablaré con cuantas personas pueda para que les digan a Tuto y Samuel lo obvio y me ayuden: o llegan a un acuerdo, o gana el MAS, en cuyo caso ambos pierden y, mucho más importante aún, pierde el país. Si Tuto y Samuel no logran un acuerdo, yo creo que vamos derechito hacia Venezuela. Si ambos se empecinan a llegar por su lado a las elecciones de agosto, sólo contribuirán a fragmentar el voto opositor y ambos perderán. Y saben que la sociedad se los cobrará caro. Ahí se acabará la carrera política de ambos y un futuro negro para todos los bolivianos. Creo que ambos lo saben. De ahí, que sigo siendo optimista.
Hay dos ironías en el momento actual: la primera, cuando apareció el bloque de unidad salieron muchas personas, en artículos de opinión y en entrevistas con los medios, a decir “eso va a fracasar”. Pero nadie (que yo sepa y me corrigen si me equivoco) salió a defender el bloque. Talvez las cosas hubieran sido distintas si varias voces de la sociedad hubieran expresado su apoyo, públicamente, al esfuerzo de la alianza. Pero eso no sucedió. Sin embargo, cuando el bloque está en terapia intensiva (situación actual) salen muchísimas personas, periodistas, articulistas de opinión, opinadores en redes y otros, a declarar su frustración. Dicen que depositaban sus esperanzas en ese espacio y que ahora se sienten angustiados, descorazonados y traicionados. Talvez las cosas hubieran sido distintas si hubieran expresado, con igual vehemencia, su apoyo a la iniciativa en el momento oportuno.
La segunda ironía es acerca de mi campaña. Durante los 14 meses de la misma, nunca he tenido tanto apoyo como ahora. Como los dos principales miembros de la alianza –Tuto y Samuel– se han atacado mutuamente en público y ni que se diga sus voceros y, debido a que los ataques en las redes llegan, francamente, a un nivel de insultos denigrante, se ahonda la división. No ven el propósito principal: candidato único de la oposición.
Yo me he mantenido tranquila. No he criticado ni apoyado a ninguno de ellos públicamente. Ni siquiera he expresado mi propia opinión (que la tengo). Eso me ha dado un nivel de respeto que ha conducido a amigos, personas no tan amigas, pero que respeto e incluso personas que no conozco, a decirme que este es mi mejor momento político, que yo tengo la mayor credibilidad. Que, si le meto a mi campaña con todo, ahora, nadie me para. Coincido con su diagnóstico y agradezco su apoyo. Comparto su percepción. Como nunca antes en mi campaña de 14 meses, los taxistas me reconocen, la gente en los mercados me reconoce, la gente en los aeropuertos me reconoce, la población general me respeta por mi mesura. Y, sin embargo, es ahora cuando declino. Explicaré porqué en otro momento. Solo sepan que yo no me mueeeeeero por ser Presidenta de Bolivia. Creo que sería lo mejor para Bolivia. Pero es claro que la gran mayoría de la población no comparte.
Quedan muchas preguntas en el tintero: “¿Amparo, no nos queda claro, avalas o pones en duda la elección de Samuel Doria Mediana como candidato del bloque de unidad?”. No pongo en duda su elección en apego a los acuerdos preestablecidos, pero no lo apoyaré hasta que sea candidato único de la oposición. En ese momento, si fuera candidato único de la oposición, lo apoyaría sin miramientos. “¿Amparo, aún existe el bloque de unidad?”. Está en terapia intensiva, pero aún no ha fallecido. “Amparo, si ya no existe el bloque, en tu opinión, ¿quién fue el responsable de la casi desaparición de él?”. No lo diré, porque perdería la posibilidad de lograr un acuerdo entre Tuto y Samuel. No hay un solo culpable. “¿Qué crees que debería pasar para derrotar al MAS en las elecciones de agosto 2025?”. Debería haber un candidato único de oposición. Y, seguramente, varias preguntas más.
Para terminar, quiero agradecer a mi pequeño equipo de campaña, que fue totalmente leal que desde el principio y creyó y sigue creyendo en mi visión de que Bolivia puede ser “una Bolivia de otro modo”. Que me dio grandes consejos. Que me ayudó siempre. Gracias.
Y quiero agradecer al enorme grupo de voluntarios en apoyo a mi campaña. De ese grupo, un 5% son personas que me conocieron a lo largo de mi vida. La gran mayoría ni me conocía y aún hoy, yo no conozco ni a la mitad. Sólo pensaban y aún piensan, que yo sería la mejor presidente para Bolivia: por formación académica, por experiencia en gestión pública y en proyectos de desarrollo, por tener reputación de honradez (no lo digo yo, eso no vale, lo dicen otros), por hablar claro, por tener propuestas claras (no generalidades), concretas, escritas y publicadas, por no insultar a ningún rival, por no tener ninguna ambición personal y por mi amor por Bolivia. Esas personas no sólo me creyeron, me acompañaron a hablar con la gente de a pie, me organizaron presentaciones, financiaron eventos de campaña sin que se los pida. A todas esas personas, va un millón de gracias desde lo más profundo de mi ser.
Sé que se sentirán descorazonadas al leer estas líneas. Así que les debo una explicación. Es no más cierto eso de las cuatro P para ser un candidato exitoso: persona, propuesta, partido y plata. Los dos primeros los tengo en abundancia, los dos últimos nunca los tuve. Y, a estas alturas del juego, ya no sólo me falta partido y plata, también me falta tiempo. No hay ninguna manera posible en que yo pueda alcanzar los números en el apoyo de la población que tienen Tuto y Samuel. Así que persistir en mi candidatura sólo le hace favor al MAS, al fragmentar el voto opositor.
Pero les pido, que una vez pasada la tristeza de leer esto (que espero les pase rápido), me ayuden en el propósito principal: lograr un candidato único de la oposición. Eso fue lo primero que dije, hace 14 meses, eso es lo más importante. Por favor, les pido su apoyo una vez más, pese a haberlos decepcionado. Ayúdenme en lograr un candidato único de la oposición. Les diré cómo a través de nuestros grupos de voluntarios. Gracias, cuento con ustedes.
Amparo Ballivián fue integrante del bloque de unidad.