La crisis económica y política exige unidad opositora para derrotar al MAS. Sin embargo, las disputas internas amenazan esa unidad. Un solo candidato opositor es clave para evitar el colapso del país.
Brújula Digital|31|03|25|
Iván Camarlinghi
Al fin se pinta como cierta la posibilidad de que el masismo destructor y avasallador de la nación pueda ser expulsado del poder como es el deseo de nueve de cada 10 bolivianos ante el desastre nacional que causaron durante casi dos décadas.
Y es que la unidad de la mayor parte de los dirigentes opositores o por lo menos los más importantes, da motivo de alegría frente a decenas de casos de corrupción, desastrosas inversiones estatales, políticas inadecuadas, institucionalidad arrasada, persecución despiadada a los opositores y un largo etcétera, que tiene al país al borde de un colapso inminente desde hace varios meses.
El “Bolivia se nos muere” señalado en forma dramática, pero brillante por Víctor Paz Estenssoro en 1985, se ajusta perfectamente a la actual situación política y económica por la falta de dólares, la ausencia de reservas internacionales, la falta de combustibles, el encarecimiento de la canasta básica, deuda externa altísima, deuda pública interna impagable, crecimiento exponencial en la cantidad de empleados públicos (mayoría innecesarios), saqueo de cuentas de la Gestora Publica (26,000 millones de dólares) y otros que mejor no menciono.
Evo Morales, primero y su cajero Luis Arce Catacora, después, llevaron a la ruina a la economía nacional que ahora pretenden “arreglar”, aunque no se sabe con qué, ni cómo, ni dónde porque las políticas erradas del MAS, en sus 2 versiones, solo nos llevaron a la peor crisis nacional desde 1982. En los años 80 en el gobierno del Dr. Hernán Siles Suazo la hiperinflación llegó al 85,000%; la diferencia es que Siles recibió una pesada herencia de los gobiernos militares que no hicieron nada por frenar el proceso económico que estalló en 1982.
En cambio, Morales y Arce recibieron una economía boyante, completamente saneada con millonarios contratos de venta de gas natural a Argentina y Brasil que determinaron un espectacular boom económico nunca visto anteriormente, derivado además de los altos precios de las materias primas, la casi inexistencia de deuda externa e interna y buenos mercados para productos bolivianos en los bloques económicos como EE.UU., la Unión Europea, la Comunidad Andina de Naciones y decenas de proyectos de cooperación bilateral y multilateral, configurando una situación inédita y próspera para el país.
En el actual estado de cosas, un nuevo gobierno del MAS sería el tiro de gracia no solo a la economía sino también a la nación, aquí si se aplicaría nuevamente eso de Bolivia se nos muere, porque otros 5 años mas de desgobierno y control del narcotráfico y otros terribles ilegales sería una hecatombe nacional y terminal para Bolivia, quizás peor que Venezuela. ¿Eso es lo que queremos los bolivianos? ¡Absolutamente NO! Por eso la mayoría de los atribulados compatriotas piden a gritos un nuevo rumbo que solo lo puede hacer la oposición.
Estando así de clara la situación, hicieron muy bien los dirigentes de la oposición al unirse en un frente anti MAS con el objetivo básico de derrotar al gobierno en las elecciones y buscar lo que tanto clama la población boliviana, esa que mayoritariamente no tiene ingresos fijos, vive del comercio informal, tiene las esperanzas hechas pedazos por la crisis y es la que más sufre y sufrió los resultados del “proceso de cambio” que no cambió nada.
La mayoría de la población nacional dijo ¡albricias! ante una de las mejores noticias en los últimos años por esa unión tan reclamada. Sin embargo, han empezado acciones para destruir la unidad de la oposición. Los precandidatos lanzaron una campaña en la que no han faltado los insultos y las descalificaciones. Con insultos, rencores y soberbias electorales no se pueden ganar elecciones, aunque el rival este dividido y casi destruido en 3 pedazos.
Hay dudas en cuanto al mecanismo que se usará para determinar la forma en que se elegirá al candidato único, aunque por ahora se sabe de 3 propuestas de encuestadoras. Estimo que a la población poco le importa el mecanismo, lo importante es que se elija al candidato que pueda derrotar al MAS y que sea el único de verdad opositora.
Ojalá esté equivocado, pero estoy casi seguro que Manfred Reyes Villa, Johnny Fernández, Chi y algún otro, boicotearán la candidatura única y obviamente en esa forma, estarán trabajando a favor del MAS, adoptando una actitud grosera, antinacional y egoísta. Esperemos que la oposición presione a estos precandidatos y los obligue a unificarse o abandonar la carrera electoral.
Por otra parte, según las encuestas conocida entre los 3 candidatos del MAS (Arce Catacora, Andrónico Rodríguez y Evo Morales, aunque este último, no puede ser candidato) apenas pasan el 10%, cifra que coincide con una de las encuestas que dice que el 90% de los ciudadanos bolivianos quieren un cambio real, como no puede ser de otra manera.
Nuestros políticos de oposición que no son ni tontos ni vendidos, saben que solo la unión hace la fuerza como dice el antiguo adagio holandés de la edad media que acuñó ese dicho en sus monedas. Es de esperar que en las pocos días que faltan para inscribir las candidaturas, los artífices de la unidad sean responsables con sus decisiones y su compromiso con Bolivia y actúen en consecuencia para tener un solo candidato. Si no lo hacen, el pueblo y la Patria se los cobrarán y se los demandarán porque ahí sí, el país se destruirá.
Iván Camarlinghi es periodista y diplomático