No merecería comentario alguno, excepto por la magnitud de su inepcia. Acaba de ser noticia porque su “score” en el agregador de críticas Rotten Tomatoes es 0%, lo que significa que no tiene ni una sola crítica positiva en los medios de Estados Unidos. Al público tampoco le gustó.
Brújula Digital|10|08|25|
|Fernando Molina|Tres Tristes Críticos|
“La guerra de los mundos”, que acaba de aparecer en Prime, no merecería comentario alguno, excepto por la magnitud de su inepcia. Acaba de ser noticia porque su “score” en el agregador de críticas Rotten Tomatoes es 0%, lo que significa que no tiene ni una sola crítica positiva en los medios de Estados Unidos. Al público tampoco le gustó: “es realmente horrible –comentó alguien–, la peor película jamás hecha”. Esto resuena con la siguiente afirmación del crítico Adam Olinger: “Realmente no me gusta que muchos críticos modernos hagan afirmaciones descabelladas como ‘esta es la peor película jamás hecha’. Principalmente porque devalúa películas como ‘La guerra de los mundos’, que tuvieron que esforzarse muchísimo para ser considerada una de las peores películas jamás hechas”.
¿Por qué es tan mala? Primero, dicen desde el norte, porque es un comercial de 90 minutos de Amazon (la dueña de Prime). Por algo el director es Rich Lee, un tipo especializado en anuncios comerciales. A mí esto no me molestó tanto, quizá porque al no ser un consumidor de Amazon (Bolivia está fuera de su alcance: ¡viva Bolivia bicentenaria!), las compras en línea me parecen… ciencia ficción. En cambio, sí me indignó la pretensión del tal Lee de trasladar la poderosa y siempre viva novela homónima de H.G. Wells a un guion que supuestamente la moderniza, pero que en realidad convierte las ideas pioneras y resonantes de Wells en una idiotez sin pies ni cabeza.
Primero recordemos la trama de la novela de 1898. Un día, una lluvia de meteoritos trae a los marcianos a la Tierra. Estos seres horripilantes construyen extrañas máquinas y, tras causar asombro y dudas, se dedican a segar las filas de la humanidad; los militares intentan reaccionar, pero es imposible que venzan la tecnología foránea; los ciudadanos comunes y corrientes se ven impelidos a escapar o perecer, y en esta situación extrema el carácter de unos y otros se revela. Hasta que un buen día, cuando ya todo parece perdido, las máquinas alienígenas dejan de funcionar. Igual que los conquistadores españoles, los marcianos se han tragado virus desconocidos para su sistema de defensas y perecen. Los seres microscópicos que después de tantos siglos ya resultan inofensivos o al menos son controlables para los humanos, resultan letales para los recién llegados de Marte.
Esta aterradora historia, llena de detalles vívidos y capaces de causar escalofríos, ha sido adaptada para otros medios muchas veces desde su publicación en libro. La primera de estas adaptaciones, debida al cineasta Orson Wells en 1938, igual que la segunda de Radio Quito y de El Comercio de Ecuador, de 1949, causaron pánico en la población que las interpretó como noticias reales e incluso –en el caso ecuatoriano– provocaron un saldo mortal.
Además de radio series, “La guerra de los mundos” de Wells ha inspirado películas, series de televisión, obras teatrales, historietas, videojuegos y otras novelas derivadas. En el cine ha habido de todo un poco, un abanico que va desde la excelente parodia “Mars attacks!” (1996) de Tim Burton hasta la enorme adaptación de Steven Spielberg de 2005, que se considera una de las más importantes películas de este director y uno de los mejores filmes de lo que va del siglo XXI. Esta última obra no se aparta mucho del punto de vista de la novela, excepto por la ubicación contemporánea de los acontecimientos.
Bueno, y ahora está esta “Guerra de los mundos” del tal Lee que convierte a los marcianos en… comedores de datos (sí, lo que usted oyó) y mezcla así la invasión extraterrestre con la denuncia de la vigilancia digital gubernamental (los marcianos quieren los datos del gobierno), lo que no le impide, además, tocar “family issues”, es decir, hablar las típicas diferencias entre papás e hijos. Por si esto fuera poco, intenta embelesarnos (o embaucarnos) presentando la guerra de los mundos a través de una pantalla de computadora, cuya nerviosa (y totalmente inverosímil) interactividad termina siendo la gran protagonista, por delante del analista de datos Will Radford (interpretado por Ice Cube), que pasa como tal.
Digamos que los marcianos se comen los datos, pero pese a ello dejan suficientes como para que Randford y su computadora hagan cosas totalmente increíbles (y cuando digo “increíbles” lo hago en el mal sentido).
Así que no se acerquen a este título, a no ser que quieran ver con sus propios ojos “la peor película jamás hecha”.