Brújula Digital|14|08|24|
Javier Torres Goitia
En los primeros años del Gobierno del MAS, el expresidente Jorge Quiroga le lanzó un salvavidas al apoyar un referéndum que mantuvo a Evo Morales en el poder durante 14 años. Ahora, aunque no hay apoyo de ningún expresidente, han copiado la idea y planean llevarla adelante. Esto demuestra poca creatividad y mucho cinismo ya que pretenden hacernos creer que “la votación popular” en el Estado Plurinacional es transparente.
Otro referéndum, en 2016, en el cual la población dijo contundentemente que el presidente Morales no podía volver a ser candidato, tampoco sirvió de nada, ya que Morales hizo caso omiso al resultado. En ese momento, otro exvicepresidente, Carlos Mesa, también actuó de manera curiosa al lanzar su campaña electoral en pleno proceso de lucha para que se respetara el resultado de la consulta popular. De esta manera, de forma indirecta, facilitó la desobediencia al referéndum del 21 de febrero de 2016.
La realidad es que esta administración gubernamental ha demostrado ineptitud en todas las áreas bajo su competencia. Como aquellos que no saben hacer bien su trabajo, han decidido transferir la responsabilidad a la población. ¿Para qué se les paga entonces si no cumplen con su deber?
A esto se suma la creciente deuda externa e interna del país, que ha alcanzado cifras alarmantes. La deuda externa asciende a 13.377 millones de dólares, según la Fundación Jubileo (en 2003 era de 5.038 millones de dólares). Mientras tanto, la deuda interna se sitúa en 19.000 millones de dólares según el economista Julio Linares. En 2003, la deuda interna era de 1.974 millones de dólares. Estos niveles de endeudamiento no solo comprometen el presente, sino que hipotecan el futuro de las próximas generaciones, limitando la capacidad de inversión en áreas clave como la salud, la educación y la infraestructura. El gasto público representa el 35,5% del PIB, mientras que en salud este no llega al 8% y en educación no alcanza el 4%, según Datosmacro.com.
Este pueblo, que experimenta escasez, carencias en servicios de salud y de educación, falta de protección al medioambiente, inseguridad y la ausencia de estímulos positivos para sentir orgullo de lo que somos, ha sido llevado al fondo de un hoyo negro debido a la priorización del dogmatismo político, la corrupción y el delito.
Por lo tanto, sería recomendable que de una vez por todas reconozcan su gravísimo error al subvencionar los hidrocarburos desde 2003 y busquen políticas creativas para retirar tal subsidio, ahorrando enormes cantidades de dinero que podrían servir para disminuir el grotesco déficit fiscal que asciende al 11%. Según La Gaceta del 26 de junio de 2024, Arce admitió haber disparado el déficit fiscal en Bolivia al nivel más alto de la historia.
También debería reducirse el volumen de la administración pública, ineficiente, corrupta y prebendal.
Deberían acatar lo que ya resolvió el Tribunal Constitucional en su resolución 1010/2023 en relación a la candidatura de Morales en el sentido que no puede postularse. Esto sería más sincero, demostraría voluntad de gobernar en serio y, fundamentalmente, ahorraría mucho dinero en un momento de crisis económica exagerada.
Bolivianos, nos espera un camino lleno de obstáculos dictatoriales; por lo tanto, ahora más que nunca, la unidad de todos contra la dictadura es una obligación nacional y patriótica.
Javier Torres Goitia fue ministro de Salud.