Una mirada multidimensional

Lejos de la guerra, la mayoría de los bolivianos mostramos indiferencia a pesar de que en ella se comenten terribles crímenes que deberían preocuparnos, hacernos reaccionar y tener rabia. Hay, sin embargo, quienes hacen conocer sus reacciones públicamente o entre amigos. En la primera parte de este artículo divido las posiciones que he escuchado hasta ahora en dos niveles: las posiciones en torno a la guerra y las posiciones en torno a los crímenes de guerra. En la segundo parte, presento algunas reflexiones.

Muchos, quizás la mayoría, justifican la guerra en Palestina por el ataque de Hamas del 7 de octubre. Mencionan que Israel tenía el derecho de defenderse, es decir, de contraatacar al enemigo. Los que no quieren profundizar el tema por su desconocimiento de la historia de Palestina, cierran el debate mencionando que la guerra es intrínseca a la naturaleza humana.

En el segundo nivel, cuando se reprochan los crímenes cometidos por Israel, dicen que durante una guerra se matan niños, mujeres, ancianos, etc. porque es difícil distinguir los objetivos bélicos y que no queda otra solución que hacer una limpieza total de las áreas en conflicto, es decir, de matar a todos, mujeres y ancianos. Esa es la posición del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, apoyada por algunos compatriotas nuestros.

Es muy difícil aceptar que el deseo de hacer la guerra sea intrínseco a la naturaleza humana, Pero cabe observar que, en algunos pueblos la participación en guerras es mucho más frecuentes que en otros países. Me refiero, en particular a Europa y Estados Unidos. Más aceptable es la hipótesis que hay una tendencia a intentar apropiarse de los bienes de otras personas o países y que para ello echan mano a dos estrategias complementarias: la económica y la fuerza bélica. Durante el periodo colonial utilizaron diversos instrumentos que la economía tiene para captar los ingresos de otros países acompañándolos de la dominación militar y, cuando no, de la represión violenta. En otros casos, recurrieron directamente a la guerra buscando ganar lo que en economía no pudieron. Una variante fue la de pedir tributos y utilizar diversas amenazas a cambio de no invadirlos. Pero no creo que el deseo de hacer la guerra sea intrínseco a la naturaleza humana.

Me espanta la idea de que en el curso de una guerra sea “natural” matar a todos incluyendo niños, mujeres y ancianos. El Mosad, servicio de inteligencia y contraespionaje israelí, tenía la reputación de ser el mejor del mundo, muy superior a sus similares europeos y norteamericano a quienes, de vez en cuando, les presta ayuda. Tengo entendido que actuó también en Bolivia y Argentina. Luego, no se entiende cómo no pudieron prevenir el ataque de Hamás del 7 de octubre y, ahora, cómo no pueden ayudar a distinguir a los verdaderos objetivos bélicos y querer, torpemente, matar a todos los habitantes de Gaza.

No es solo un problema local. Desde el inicio del conflicto en Palestina, Estados Unidos se involucró en él, primero, apoyando la reacción de Israel y, después, con alguna hipocresía, intentando moderarlo por el descontento generado entre su población y el rechazo de la opinión mundial. Insistentemente, pide una tregua, pero se opone al fin de la guerra. La tregua significa que Israel deja de matar palestinos para recomenzar a hacerlo unos días después. Los países europeos emulan la posición de Estados Unidos. Cabe preguntarse por qué Palestina interesa a todos al punto de involucrarse en crímenes de lesa humanidad.

En conclusión: 1) A pesar de estar lejos de la guerra, los bolivianos deberíamos ser más sensibles a toda forma de crimen, dentro o fuera de Bolivia. 2) Es difícil aceptar que haya un deseo de hacer la guerra intrínseco al ser humano, pero se puede aceptar la hipótesis que en alguna gente existe el deseo de apropiarse de los ajeno y que para ello utiliza la economía y la guerra. 3) Es inaceptable la estrategia de matar a todos, incluyendo niños, mujeres y ancianos, para ganar la guerra.