De haber registrado el año 1950 un ingreso por persona comparable al promedio de América Latina, hoy los bolivianos nos movemos entre los tres últimos lugares en una región que, además, en el contexto mundial, es una de las de menor crecimiento y de mayor desigualdad. Como la causa del retroceso no puede ser la falta de recursos naturales, ni de creatividad o de voluntad de trabajo de la gran mayoría de nuestros conciudadanos, la explicación más coherente es que, a lo largo de los 70 años transcurridos, los políticos que se turnaron en los gobiernos, aplicaron medidas equivocadas.
Aunque para prueba basta un botón, les ofrezco tres relacionados a tres temas que son noticia en tres días: la universidad pública, el Defensor del Pueblo, y la reactivación con distribución del ingreso. Veamos, en facilito.
1. Un Rector y el presidente nacional de docentes universitarios, encumbraron (¿ungieron?) a un estudiante –ciertamente no emérito, a la posición más alta del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB), la instancia superior de coordinación y de orientación científica y académica. Solo después de las últimas cuatro muertes universitarias a manos criminales, movidas por interés político, nos enteramos que la situación no era un secreto confinado a los “tres del presídium”, sino era ampliamente conocido por todo el sistema universitario, y hasta por el ministro de justicia. ¿Qué hicieron todos ellos? Por lo visto, cuidarse políticamente las espaldas, guardando silencio cómplice mientras el estudiante –que casualmente había sido del MAS, los representaba viajando por el mundo. Por cierto, no fue el primer silencio cómplice, si recordamos el vergonzoso rol del CEUB en la elección de magistrados en 2017.
2. El nuevo Viceministro de Coordinación Gubernamental, Gustavo Torrico anuncia que invitará a la oposición a buscar consenso para elegir al defensor “del pueblo” (si, con minúsculas y entrecomillado); como vienen las declaraciones de los asambleístas oficialistas, el consenso buscado (sea a las buenas o a las malas) implicaría elegir al candidato abiertamente señalado por el MAS como su candidato de excelencia, bajo amenaza de incumplimiento de deberes y de obstrucción si los asambleístas de oposición apoyan a cualquier otra opción. Más allá que, quienes postularon para Defensor del Pueblo, hubieran o no sido lo mejor que la sociedad puede ofrecer –los principios o valores de una Ana María Romero o de un Huáscar Cajías no se muestran en un currículum, hay dos personas que satisfacen los criterios consensuados y que concentran la votación en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Pero, si no fuera por los muy obvios intereses políticos, no habría dónde perderse: mientras uno fue parte de Derechos Reales (¡!), la otra tiene experiencia específica y demostrada en defensa de derechos humanos.
3. La nota de The Economist, disparó una ráfaga de declaraciones y de spots audiovisuales de propaganda retomando el discurso que, el modelo “anticapitalista y anti-neoliberal”, privilegia la redistribución del ingreso. Pero los resultados que el Ministerio de Economía alaba sobre el sistema de intermediación financiera, SIF, contradicen el discurso distributivo y anticapitalista. Una comparación de la evolución de los ingresos y el patrimonio del SIF, con las transferencias en efectivo desde el Estado –bonos Juancito Pinto, Juana Azurduy y la Renta Dignidad, que son el mayor esfuerzo público de redistribución del ingreso–, muestran resultados que serían el sueño dorado de Milton Friedman y los capitalistas más ortodoxos.
Entre 2008 y 2020, los desembolsos en bonos pasaron de 1.600 a 4.700 millones de bolivianos anuales; pero los activos del SIF pasaron de ser 28 veces el monto pagado en bonos en 2008, a ser 62 veces más que los bonos en 2020.
En 2008, los ingresos del SIF eran tres veces mayores al desembolso anual en bonos; en 2020, fueron cinco veces mayores y los ingresos SIF solo por comisiones y por operaciones de cambio de moneda, serían suficientes para pagar la Renta Dignidad.
Mientras los desembolsos acumulados en bonos entre 2006 y 2020 llegaron a 42 mil millones de bolivianos, los ingresos acumulados del SIF fueron de 190 mil millones: 5 veces mayores.
El patrimonio SIF en 2008 era dos y media veces el equivalente a los desembolsos anuales en los tres bonos; en 2020, el patrimonio del SIF era 5 veces mayor al pago de bonos ese año.
En resumen, el sistema universitario está hoy en peores condiciones que al iniciar el Siglo XXI; la defensoría del pueblo –la institucionalidad del Estado en general, ha sido selectivamente debilitada con fines políticos; y la ceguera impuesta por una ideologización discursiva –que predica lo que no practica, está destruyendo la incipiente base productiva que se había ido estructurando trabajosamente a pesar del extractivismo secular, al que se aferran los políticos porque les confiere poder.
Quedan miles de botones, que despejarían toda duda sobre que, nuestro pobre desempeño, no se debe en primera instancia, ni al “imperio”, ni al capitalismo neoliberal (que, en todo caso, goza hoy de muy buena salud): estamos como estamos, y estaremos peor, por la incapacidad de “políticos multitareas” que solo buscan los placeres del inmerecido poder, y no parecen tener el menor interés en promover un desarrollo humano productivo, inclusivo para todos.
Como diría un viejo conocido, “no puedo entender” cómo o por qué los aguantamos. En fin, para qué preocuparse. Mejor apostemos quién es el mejor candidato para el 2025, ¿no ve?
Enrique Velazco Reckling es investigador en temas de desarrollo productivo