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El Tejo | 22/08/2022

Síntomas graves

Juan Cristóbal Soruco
Juan Cristóbal Soruco

Cuando el Ministerio Público instruye medidas cautelares contra una diputada de la oposición acusada de haber arañado a un excesivamente sensible parlamentario del MAS, más rigurosas que contra un oficial de Policía acusado de participar en el asesinato de tres efectivos de su fuerza que, presumiblemente, efectuaban en una operación antidroga, la situación es grave.

Que el Servicio de Impuestos Nacionales transfiera el NIT de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos legal a la entidad paralela e ilegal creada por seguidores del gobierno, agrava la situación.

Aumenta la gravedad que el ministro de Desarrollo Social no solo baile y trote en movilizaciones de su partido, sino que comande grupos de choque, mejor conocidos como paramilitares, para levantar bloqueos y agredir a ciudadanos opuestos al MAS.

De igual manera, es grave que el ministro de Gobierno incumpla normas legales que garantizan el respeto a los derechos humanos, pero exija a la población cumplir la ley, como lo es que el ministro de ¿Justicia? cambie de posición como el camaleón, justifique las tropelías que sus adherentes cometen en todo el aparato estatal, y, para colmo, alabe al comisario del Socialismo del Siglo XXI encargado de destruir la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el brasileño Paulo Abrao, o intercale caretas según sea la ocasión: como jurista o como represor.

Para peor, es grave que el presidente, que siempre saca a luz en tono solemne y orgulloso sus conocimientos sobre economía y marxismo, subordine la realización del Censo Nacional de Población Vivienda, clave para la buena planificación del desarrollo nacional, a los mezquinos intereses de su partido y su jefe real, así sea que para ello sus funcionarios tengan que mentir, mentir y volver a mentir.

Si a lo anterior se añade que adláteres del expresidente fugado han decidido postularlo a la Presidencia el 2025 y éste no solo no ha rechazado semejante dislate anticonstitucional, sino que con total falta de modestia ha dicho que aún no es tiempo de presentar candidatos, la gravedad llega a niveles insospechados que nos recuerdan, a guisa de ejemplo, a aquel tétrico pedido de dirigentes del transporte a Luis García Mesa para que se mantenga en la presidencia en 1981, cuando todo el país luchaba contra la dictadura.

En fin, se puede concluir en que es el conjunto del Estado boliviano el que muestra síntomas de creciente gravedad, lo que exige esfuerzos aún mayores para lograr recuperar pacíficamente básicos niveles de institucionalidad democrática.

De lo contrario, todo puede salir de control.

En fin, se puede concluir en que es el conjunto del Estado boliviano el que muestra síntomas de creciente gravedad.

Juan Cristóbal Soruco es periodista



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