El pasado 20 de noviembre, Eduardo Leaño Román presentó su reciente libro El ogro filantrópico en déficit, una recopilación de sus estupendas columnas de opinión publicadas en Brújula Digital y en el suplemento Péndulo Político de Correo del Sur. En el prólogo que tuve el placer de escribir, me preguntaba: “¿Para qué escribir? ¿Para qué el incesante esfuerzo de pensar y luego la labor no menos abnegada de taquigrafiar las ideas en oraciones urdidas en columnas de opinión y luego trasladadas a un libro?”
Conociendo como conozco a Eduardo, amigo desde hace muchos años, sé que la respuesta a estas preguntas radica en su pasión por pensar, un ejercicio que realiza con rigor y autonomía, combinado con una escritura hilvanada con esmero, ajena a los lugares comunes y cargada de finos giros irónicos. Estas cualidades son tan escasas en esta tierra de Bolívar, a menudo marcada por el ceño fruncido y la militancia de la intemperancia.
Hay columnistas que dejan un mal sabor porque es mucho más lo que podrían haber dicho. Sin embargo, en el caso de Eduardo Leaño, nos gusta precisamente porque sus columnas son redondas, completas y, como mencioné, punzantes y mordaces. Estos atributos son especialmente valiosos en las tierras del Altiplano, donde la política ha clavado sus colmillos desalmados, dejando como saldo sobresaltos, sinsabores y una burocracia de un azul oscuro que está deMAS.
Además, quiero destacar la dedicatoria del libro a Jorge Lazarte, un intelectual cuya voz esclarecida extrañamos profundamente. Lazarte se caracterizaba por evitar las imposturas tan comunes en los académicos reconvertidos en políticos. En un país propenso a celebrar a los políticos de turno, Eduardo muestra una admirable fibra moral al reconocer a un personaje que ya no está, pero que nos legó sus libros para reflexionar sobre nuestro país. Este gesto rezuma grandeza, ya que no busca recompensa ni reciprocidad.
El título del libro, El ogro filantrópico en déficit, es otro elemento digno de mención. Es un guiño a Octavio Paz, quien, como Eduardo, logró extraer peras del olmo de la realidad de su país. Eduardo añade al título el término “déficit”, un añadido que resulta especialmente apropiado. A estas alturas, el MAS se encuentra en una cuasi quiebra, enfrentando el déficit más grave que puede sufrir un partido político: la dignidad, la compostura y la falta de ideas.
Para comprender ese déficit en toda su magnitud, tenemos este nuevo libro de Eduardo Leaño, una obra que merece tanto nuestro agradecimiento como nuestras felicitaciones.