Comienza una semana que, por los antecedentes, podría ser muy movida. El epicentro de los conflictos puede ser Santa Cruz si es exitosa la convocatoria de su Comité Cívico a un paro de 48 horas en defensa de la realización del Censo Nacional de Población y Vivienda el próximo año y de la realización de un censo departamental a la brevedad posible.
Pero, hay otras circunstancias que si confluyen –lo que no es fácil- se podría crear un escenario de debate para encontrar puntos de acuerdo sobre este tema de conflicto.
¿Cuáles son esas circunstancias? La principal, que el Presidente del Estado se haya dado cuenta de que es posible mantener firme su visión del país y del mundo sin necesidad de provocar innecesariamente a sus adversarios y que agregue al covid como una de las causas de la crisis que estamos atravesando. Esto me sorprendió tanto que me parecieron secundarios elementos que, por lo demás, están en todos los mensajes de esta naturaleza cualquiera sea el perfil político-ideológico del mandatario como por ejemplo su visión de la historia (bastante maniquea a mi criterio), la defensa de su gestión sin un atisbo de autocrítica ni escatimar crítica a la gestión anterior, pero dentro de los marcos “generalmente aceptados”.
Además, y solo basándome en mi memoria, creo que es el primer mensaje oficial del mandatario en el que menciona al expresidente Evo Morales sin complejo alguno y como corresponde, pues lo hace en el marco de la historia reciente del país.
En cambio, el Vicepresidente intentó, por lo que escuché y, sobre todo, traté de entender, presentarse como un gurú mundial a partir de la construcción del “rebelde décimo Pachakuti” que “lucha contra varios flancos, entre ellos un intento de recolonización”. Vaticinado el fin del mundo capitalista y de la democracia representativa a partir de la cosmovisión indígena vigente en esta región del mundo explicó que en “el 2006 se ha dado el poder político del pueblo boliviano y en el 2020 ha tenido lugar un despertar de la conciencia rebelde donde el pueblo boliviano vuelve a levantarse en contra de un sistema que se destruye a sí mismo, en contra de la vida humana que se eliminaba a sí misma, en contra de la justicia injusta que se ha separado de las leyes naturales y en contra de una democracia que se ha negado a sí misma, dando lugar a golpes de estado y las dictaduras”. Y, como portavoz de esta verdad, parecería que ha decidido asumir ahora la pose de policía malo (porque podemos coincidir en que todo lo que hace o no hace la segunda autoridad de gobierno es más pose que acción y todo depende del momento que él atraviesa).
Por el lado de las oposiciones, salvo que los medios oficiales hayan aprendido a eliminar reacciones en la audiencia durante las transmisiones oficiales, se vio que al no haber provocaciones siguieron el discurso sin afectar el ritmo del mensaje, como sucedió en anteriores sesiones. Sin embargo, al finalizar la solemne sesión, irrumpió el griterío en defensa de la realización del censo en 2023.
Si es cierto lo que como televidente observé, también asistiríamos a un cambio de actitud, resaltando que el respeto a las investiduras es un requisito que puede abrir las puertas para dialogar, sin que esto signifique traición. La democracia exige acuerdos en forma permanente si se la quiere preservar.
En este marco, y sin restar legitimidad a la justa demanda de que el Censo se realice el próximo año, podría ser que gobierno, regiones y oposiciones llegue al acuerdo de fijar una fecha viable en 2023 y, de esa manera, evitar a la gente confrontaciones innecesarias.
Quizás mis lectores dirán que se trata de insustentable esperanza, pero, compréndanme, estamos celebrando nuestra más importante fiesta patria.
Creo que es el primer mensaje oficial del mandatario en el que menciona al expresidente Evo Morales sin complejo alguno.
Juan Cristóbal Soruco es periodista