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El Tejo | 02/07/2023

¿Seguiremos violando la Constitución?

Juan Cristóbal Soruco
Juan Cristóbal Soruco

El artículo 158/18 de la Constitución Política del Estado (CPE) norma que la Asamblea Legislativa Plurinacional tiene la atribución de “Interpelar, a iniciativa de cualquier asambleísta, a las Ministras o los Ministros de Estado, individual o colectivamente, y acordar la censura por dos tercios de los miembros de la Asamblea. La interpelación podrá ser promovida por cualquiera de las Cámaras. La censura implicará la destitución de la Ministra o el Ministro”.

El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, ha sido censurado la noche del 27 de junio y hasta que escribía esta columna, la noche del 28, el presidente del Estado, Luis Arce Catacora, no lo destituyó.

Esta tardanza en cumplir el mandato de la CPE sería, en un país normal, una noticia aún más importante que la censura, así sea que desde 2006 es la primera que sufre un ministro de los tres gobiernos del MAS (en la corta gestión de Jeanine Áñez, varios de sus ministros fueron censurados y la entonces mandataria hizo filigranas para evitar sacarlos de su gabinete).

Pero, una vez más, el gobierno está actuando al margen de lo que norma la Constitución a la que, hace no más de una semana, pidió defender en forma “inclaudicable” porque en ella “están garantizados los derechos de las naciones, la democracia intercultural, el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, el crecimiento con justicia social y el Vivir Bien de los pueblos”, frente a la propuesta de nueva Constitución propuesta por el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada,

O sea, el Presidente defenderá a rajatabla la CPE, lo que no necesariamente significa que la cumplirá (¿será por eso que la defenderá?).

Al margen de estas connotaciones, se puede afirmar que la censura a Del Castillo ratifica que la división del MAS se ahonda. En este sentido, el censurado puede tener como consuelo que, como se ha dicho, es el primer dignatario que sufre esta pena desde 2006, hecho que incluso podría remitirlo a Guinness.

Segundo, la censura podría hacer que el expresidente fugado se arrepienta de algunas célebres frases que lanzaba durante sus gobiernos como aquella que “ministro que la derecha y el imperialismo critiquen o quieran censurar, ministro que se queda”. Ayer, sus asambleístas han votado con la oposición… Pero, como Evo Morales es un personaje con suerte, el Primer Mandatario en funciones no conoce mucho de historia y seguramente no se acordará de esa frase para refregarla.

Tercero, ateniéndonos a su actuación, es posible prever que el presidente Arce volverá a desaprovechar la oportunidad de entrar en sintonía con la sociedad boliviana, entender la crítica y revisar la forma en que con tanto esmero está llevando al país hacia el despeñadero. De hecho, una censura es un instrumento democrático que puede ayudar a mejorar la administración del Estado, obviamente, si no se usa este instrumento de manera frívola, pues es uno de los mecanismos más importantes de la labor de fiscalización que debe cumplir la Asamblea Legislativa y garantiza el sistema de frenos y contrapesos necesarios para preservar la democracia.

Por último, la forma en que ha acabado la interpelación al hasta ahora aún ministro de Gobierno, muestra que si hay voluntad en la Asamblea Legislativa se pueden adoptar decisiones de alto calibre político que beneficien al gobierno y al país, predisposición que se debe alentar a entre los asambleístas para, de esa manera, romper la cadena de la narración que viene del centro del poder y emitir opinión sin temor.

Pero, como siempre, una golondrina no hace verano y creo que se seguirá violando la CPE.

Juan Cristóbal Soruco es periodista.



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