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Intensamente | 15/09/2023

Se fortalece la "hermana pequeña" del 52

Carlos Hugo Laruta
Carlos Hugo Laruta

Sigamos conversando sobre las dos sociedades civiles nacidas en 1952, la corporativista (la hermana envejecida hoy), y la ciudadana (la hermana aún joven), para tratar de entender cuáles son sus derroteros históricos posibles en el corto y mediano plazo.

Si coincidimos en que el Estado boliviano moderno nació en 1952, con todas sus virtudes y defectos, corresponde ahora intentar el rastreo sistemático del origen y crecimiento social, político y económico de la hermana que nació muy pequeña, la sociedad civil ciudadana, hasta el momento de su presentación pública en 1982.

La hermana pequeña del 52. Su nacimiento.

No hubo “pititas” organizados en 1952, ni duda cabe. No existieron ese momento. Pero sí había individuos y algunos grupos de la clase media que propugnaron cierto individualismo liberal incipiente con intenciones meritocráticas, con atisbos y sueños de institucionalidad imposibles en ese momento, frente al avasallador empuje del corporativismo.

El nacimiento de esta hermana pequeña está marcado por las desventajas de su menor tamaño y su inmadurez organizativa. Nació sobre todo urbana y muy frágil en medio de un enorme mundo minero y rural. El movimiento obrero y sindical ya era masivo en 1952 y prácticamente no dejaba más espacio que para el corporativismo. Pero ahí estaba su hermana pequeña, viva, la ciudadana, pero aun sin un rostro claro.

La hermana pequeña y los grupos dispersos del 52 al 70.

Focalicemos la mirada. Si decimos que la sociedad civil ciudadana también nació del proceso revolucionario de 1952, ¿cómo podemos identificarla? ¿Dónde estaba? ¿Qué características tenía? No tenía aun una identidad clara, era solo un conjunto de intuiciones asentadas en grupos civiles dispersos en las aún pequeñas ciudades del país. ¿Fue FSB parte de esos grupos? Sí, pero solo era el más orgánico y ubicado en la oposición: otro grupo estaba asentado en la misma civilidad de clase media del MNR: y otros grupos estaba ajeno a ambos y solo podían observar lo que estaba ocurriendo.

Entre 1952 y 1982 hubo una larga etapa con 30 años de una compleja historia, donde pueden distinguirse, sin embargo, dos fases: la civil corporativista del cogobierno MNR-COB (1952-1964), y la militarista, que va de 1964 a 1982. Ya vimos como en la primera fase la hermana corporativista condujo el proceso revolucionario y sus intentos máximas en la asamblea popular, y frente a su arrasadora fuerza encontró un muro de contención solo en el militarismo armado ya que la pequeña sociedad civil ciudadana, su hermana pequeña, llamada a ser su equilibrio, no tenía ni el tamaño ni la fuerza para frenarla.

Pero ¿dónde estuvo? ¿Qué hacía? Sin duda fue parte del proceso político y social conducido por Barrientos, pero no tenía capacidad de darle una determinada orientación y –quizá– por eso brilló el caudillismo y las intenciones populistas del piloto tarateño. Pero, a la vez, la hermana pequeña empezó a ensayar la aglutinación de sus débiles fuerzas tratando de darle un soporte constitucional a un proceso que se volvió inmanejable por las decisiones de la guerra fría y la bipolaridad mundial que llegó al país en forma de guerrilla. Y entonces, así como la presencia del Che intentó aglutinar a las fuerzas del corporativismo sin lograrlo plenamente, las fuerzas del barrientismo tampoco lograron aglutinar a las aún débiles fuerzas de la hermana pequeña. Y, al parecer, hubo necesidad de un otro tiempo histórico de maduración.

Por eso, cabe también preguntarse ¿estuvo presente la hermana pequeña en tiempos de la dictadura de Banzer? ¿Cuál fue su papel? Casi podría decirse con certeza que sí estuvo, sobre todo en ese interesante proceso de unificación que naciendo en agosto de 1971 llegó a noviembre de 1974 cuando las dos civilidades más grandes de la fase 1952-1964 se unificaron para formar el Frente Popular Nacionalista (FPN).

Y, su disolución en noviembre de 1974 marcó una hora crucial que permitió a la sociedad civil ciudadana pequeña empezar a dibujar su rostro, su ideología y su programa, entrando con ello en su adolescencia. Es por esto que podemos decir que a mediados de los años 70 apareció lo que podría llamarse el “nacionalismo democrático”, una identidad política que empezó a aglutinar a muchas fuerzas pequeñas surgidas del viejo MNR, de la FSB y de otras menores. Por primera vez se iba dibujando el perfil de una sociedad civil ciudadana que iría completando sus rasgos hacia adelante.

Las tendencias emergentes del 52 y el ambiente ideal.

La política no ayudó tanto a esta hermana pequeña sino lo que Zavaleta llamaría “tendencias sociológicas emergentes de la revolución nacional” (migración campo-ciudad, urbanización, crecimiento, desarrollo, mercado); estas serían las que abonarían el terreno para que crezca la sociedad civil ciudadana, que dejaba ya de ser una niña pequeña. La liberación de miles de campesinos de la servidumbre los empujó a las ciudades, se volvieron albañiles, jornaleros, comerciantes, empleados, contrabandistas, transportistas, etc. Empezó a crecer la clase media, se ensanchó enormemente aquel sector que tenía una relación de lealtad individual (no corporativista) con la autoridad estatal.

Pero la hermana pequeña se vio zarandeada por las acciones y la magnitud enorme de su hermana mayor. Sabía intuitivamente que su existencia dependía del respeto a las normas y la institucionalidad, que era lo único que podía defenderle de su hermana mayor, hasta que en 1979 tuvo oportunidad de aparecer y lo hizo brillantemente. Hasta aquí había vivido a la sombra de caudillos militares y civiles, con una ideología poco clara, con un estilo de acción política subordinado a los mandamases de turno. Ahora, cambiaría la historia.

Zavaleta, que vivió fuera del país, se sorprendió en “Las masas en noviembre”, cuando los sectores populares urbanos en acción (obreros, campesinos y nuevos migrantes), defendieron con sus vidas la democracia representativa frente a los tanques de Natusch en noviembre de 1979. La hermana pequeña había finalizado su adolescencia y ahora le tocaría jugar nuevos roles, orientar procesos, conducir situaciones. Pero eso ya vendrá con la democracia que se instaló en 1982 y que es, finalmente, el medioambiente en el que mejor desarrolla esa nueva sociedad civil ciudadana.

Carlos Hugo Laruta es sociólogo y docente investigador de la UMSA.



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