El 26 de febrero de 1561, en el corazón de América del Sur, sin ser puerto marítimo, sin estar a la orilla de un río navegable, sin que haya una mina de minerales preciosos o un accidente geográfico espectacular, se fundó una ciudad que llegó a tener 90 manzanas y construyó una narrativa que sigue creciendo.
Cuando el 6 de agosto de 1825 los diputados de la provincia de Santa Cruz firmaron el Acta de la Independencia, incorporaron a la naciente República del Libertador Bolívar a Moxos, Chiquitos, Cordillera, Vallegrande y Santa Cruz de la Sierra, extensión que representa hoy 2/3 del territorio nacional...
Hace un año se inauguró el Museo Santa Cruz la Vieja en San José de Chiquitos, lugar que sirve para mantener un debate activo que pone en valor la fundación y su proyección en el contexto nacional e internacional. Además de las discusiones históricas, el lugar sirve para evaluar permanentemente la importancia de la Chiquitania en la Bolivia del Bicentenario.
Un último foro realizado hace una semana, congregó académicos, historiadores, urbanistas y arqueólogos que continuamos interpretando el hecho histórico frente a los nuevos retos. Junto a Paula Peña, Ruddy Cuéllar, Víctor Hugo Limpias y Danilo Drakic, realizamos un recuento minucioso de los datos históricos y sobre la influencia de la cultura del oriente boliviano que trasciende las fronteras nacionales.
“¿Hasta dónde llega un territorio?, nos preguntamos, asumiendo la respuesta natural que lo hace hasta donde se tiene relación y existen intereses culturales y económico. Se trata de un tipo de relacionamiento que, en el caso de esta zona, no se dio por la imposición o una guerra, situación de imposible solución considerando las distancia y el número de habitantes; sólo pudo construirse este territorio sobre la apropiación cultural del barroco por parte de los llamados chiquitanos que incorporaron su etnogénesis.
En el encuentro coincidimos que estamos en un proceso de desarrollo y expansión de la cultura del oriente boliviano al reconocerle un carácter de ordenación y desarrollo territorial en un espacio mayor a la extensión departamental. La suma de potencialidades que posee, sin embargo, tiene dos factores actuales de conflicto, el vinculado al humo y los incendios que cuestionan ciertas formas de mal aprovechamiento de la tierra, y, por otro lado, la atracción económica que genera procesos migratorios complicados, necesitándose por ello un equilibrio entre esas pulsiones que deben ser complementarias para fortalecer el desarrollo.
El proyecto del museo, alentado y ejecutado con recursos de la cooperación de Extremadura, la Gobernación de Santa Cruz, el Gobierno Municipal de San José de Chiquitos y bajo la coordinación del CEPAD, se ejecutó por un equipo de profesionales y expertos extremeños y de la Facultad de Arquitectura de la UPSA que hicieron realidad la idea ambiciosa de construir un lugar para complementar la oferta cultural de la Chiquitania.
El proyecto propuso un sitio que aprovechara el lugar de la fundación de la antigua ciudad de Santa Cruz y ser parte de otra ciudad activa y creciente como es San José de Chiquitos; y que este momento, era ideal para catalizar energía, intereses y proyecciones de la Santa Cruz continental. Cuando se concluya la carretera entre San José y San Ignacio de Velasco, las ventajas para que los municipios chiquitanos adquieran la cualidad de un circuito integrado, facilitará la comunicación terrestre, fortaleciendo su fuerza cultural, productiva e histórica. Geográficamente, San José de Chiquitos, Roboré, Santiago de Chiquitos, San Ignacio, Santa Ana, San Rafael y San Miguel, al oeste la capital cruceña, tendrán en el Museo de Santa Cruz la Vieja, un punto de articulación.
Aparece natural el nombre de Rosario Cordero Marín, quien, desde la presidencia del Fondo Extremeño Local de Cooperación para el Desarrollo, FELCODE, convocó a la AEXCID para construir la obra. Como diría Benedetti, “Algunas claves del futuro no están en el presente, ni en el pasado, están, extrañamente en el futuro”, este espacio histórico nos obliga a mirar el mañana.
Esta parte de Bolivia tiene relación con un área circundante de 50 millones de personas y genera grandes retos en los dos bicentenarios que se acercan, el del 14 de febrero del 2025, en el cual los patriotas de la Gobernación de Santa Cruz declararon su independencia de la corona española, y el 6 de agosto, por el que se sumaron a la patria naciente. El museo es el lugar para profundizar sobre estos sentimientos.
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