En mi primer libro, “Eclipse histórico y
ofensiva ideológica”, escrito el año 1989, delineé una tesis: el eclipse de la
izquierda pos UDP dependía de que la “derecha” tuviera la capacidad de resolver
los problemas estructurales del país (subdesarrollo y débil
institucionalización). Sin embargo, el ciclo 1986-2006 acabó en un evidente
descenso sistémico, la “izquierda” salió del eclipse y el MAS se convirtió en
el astro hegemónico de un ciclo de y casi 19 años. Hoy, también se evidencia
que el MAS tampoco ha resuelto los problemas estructurales del país; entonces
la “derecha” también empieza a salir del eclipse y puede convertirse en la
nueva aurora de la coyuntura que despunta.
Andrés Gómez Vela (AGV), en su reciente columna titulada “La oposición” (Brújula Digital 11|08|24), nos recuerda y alerta que el MAS no es de corazón ni de cabeza democrático ni plurinacional ni siquiera socialista. El MAS se unidimensionalizó y se comprimió en su culto al Poder para su propio beneficio: se trata de una oligarquía que se constituye de manera inversamente proporcional a resolver los problemas estructurales de nuestro país. No existe esperanza alguna que coloque al país en un camino promisorio. Todo lo contrario: estamos con la brújula bien calibrada al despeñadero.
¿Qué nos dice AGV sobre la oposición?
Uno, la oposición no es solo política, es más bien social. La ciudadanía está más cabreada con el MAS de lo que demuestra estarlo (por lo menos) la oposición parlamentaria. Dos, existen tres oposiciones que se diferencian por su intensidad contendiente respecto al MAS. Tres, no existe un político que lidere la oposición, y esto se debe fundamentalmente a que no ha presentado ni está socializando un programa de soluciones. Cuatro, además AGV pone el guiñador para tomar debida cuenta de lo siguiente: la gente tiene temor de una oposición como la que conformó el gobierno de Añez. Un desastre recargado, pues hizo un mal gobierno y volvió a traer al MAS de vuelta.
O sea, se trata de apuntalar una oposición consistente que abra el periodo posmasista: para ello debe evitar que, si asume el poder, desde el primer día lo suyo sea el rendimiento decreciente del gobierno y el rendimiento creciente de la oposición (para entonces de corte masista). Y para que ese tiempo extraordinario se abra de par en par, a quienes conformarán ese gobierno les está vedada la mediocridad, así y solo así, podrán encarar audaces metas que movilicen y cohesionen a los bolivianos.
César Rojas es sociólogo y comunicador social.